La gran estafa financiera de Builder.ai | Microsoft y el fondo soberano de Catar apostaron …

La gran estafa financiera de Builder.ai

En lugar de automatizar código con inteligencia artificial, Builder.ai tenía un ejército de 700 programadores de la India recibiendo solicitudes de los clientes.

La semana pasada hubo noticias de todo tipo para Wall Street, los grandes fondos de inversión y el mundo de las empresas tecnológicas. El caso que más se escuchó fue el inicio de una pelea a todo o nada entre el presidente de Estados Unidos y el magnate de los autos eléctricos Elon Musk.

Hasta hace meses habían sido aliados estratégicos. Sin embargo, durante los últimos días se lanzaron acusaciones y amenazas propias de una riña de la que no parece existir punto de retorno. Tesla se hundió más del 15 por ciento en la bolsa y los inversores sufren a cuenta de lo que vendrá.

Los portales de noticias globales se tiñeron de artículos contando los pormenores de esta pelea de titanes y opacaron otro de los eventos de tono cinematográfico de los últimos días. Se trata de la quiebra de Builder.ai, una empresa que estafó a colosos como Microsoft.

La historia de Builder.ai comenzó en 2016 con promesas grandilocuentes: ofrecer una plataforma impulsada por inteligencia artificial para crear todo tipo de aplicaciones y sistemas en forma casi automática (es decir, sin intervención de desarrolladores humanos). La propuesta era simple, casi mágica. Builder.ai prometía a sus clientes simplificar todo el ciclo de desarrollo.

Con el respaldo de Microsoft, el fondo soberano de Catar y más de 450 millones de dólares de inversores que apostaron por la empresa, la compañía alcanzó una valoración de hasta 1500 millones. Se ubicó entre las tecnológicas que logran cumplir el sueño de transformarse en unicornios y con el auge de la inteligencia artificial generativa era candidata a grandes cosas.

La gran estafa

En los papeles Builder.ai se había adelantado varios años a los nuevos modelos que alimentan a ChatGPT y a las plataformas de nueva generación que empiezan a programar sin la intervención humana a partir de indicaciones en lenguaje natural. En este punto debe reconocerse que plataformas como bolt, v0 o firebase studio hacen maravillas.

Pero en la práctica todo lo que hacía Builder.ai era una gran estafa. En lugar de automatizar código con inteligencia artificial tenía un ejército de 700 programadores e ingenieros de la India recibiendo las solicitudes de los clientes y generando los entregables a la máxima velocidad posible.

Desde 2019 circulaban denuncias internas y externas que indicaban que el “milagro” era obra de cerca de 700 ingenieros en India, no de un motor de inteligencia artificial, pero recién en los últimos meses todo empezó a desmoronarse. No por usar humanos en lugar de máquinas para programar sino porque la empresa había inflado todos sus balances financieros.

Con el objetivo de aprovechar el boom de las inversiones en inteligencia artificial, el equipo de ventas de Builder.ai informó el año pasado una facturación anual de más de 200 millones de dólares, cuando en la práctica el número real era inferior a la cuarta parte

Se usaba una empresa vinculada al grupo para inflar las ventas y mantener entusiasmados a los fondos de inversión. Pero en la práctica el ingreso de dinero no existía, los clientes de la empresa empezaron a escasear (con quejas sobre la mala calidad del producto) y finalmente llegó el día en que Builder.ai no pudo cumplir con una deuda de 50 millones de dólares.

A partir de ese momento, las auditorías a la empresa terminaron de desatar los estofados financieros y aceleraron la caída del unicornio. En el camino quedaron los cientos de millones de dólares que habían apostado en esta empresa Microsoft, el fondo soberano de Catar y otros fondos de riesgo.

También una lección básica de humanidad. La inteligencia artificial generativa pudo haber llegado para cambiarlo todo en los próximos años. Se vuelve realmente difícil pensar que -si se mantiene este ritmo de avance- las sociedades sigan organizándose como hasta ahora. Pero en el interín los humanos no van a dejar de inventar nuevas historias y hacer sus picardías.

fuente: GOOGLE NEWS

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