La dura teoría que tenía el padre del joven que mataron y enterraron en la casa lindera de Gustavo Cerati

Durante cuatro décadas, la familia de Diego vivió con una ausencia que nunca se volvió rutina. Su desaparición, minimizada por las autoridades, marcó a sus padres, que emprendieron una búsqueda incansable en medio del desinterés policial y la indiferencia institucional.

Hoy, tras la confirmación de sus restos en una casa de Coghlan lindera a la de Gustavo Cerati, salió a la luz también el dolor de una familia que nunca bajó los brazos.

Diego, el joven encontrado muerto en la casa lindera a Cerati
Diego, el joven encontrado muerto en la casa lindera a Cerati

El día que Diego desapareció

La última vez que alguien vio con vida a Diego fue una tarde de julio de 1984, en la esquina de Naón y Monroe, en Belgrano, a pocas cuadras de su casa. Tenía 16 años, vestía el uniforme de la ENET N° 36 y venía de entrenar fútbol en el club Excursionistas, donde jugaba con constancia. A las 20.30, sus padres notaron su ausencia y fueron de inmediato a la comisaría 39.

La respuesta que recibieron los devastó: “Se fue con una mina, ya va a volver”. Pero Diego nunca volvió.

Desde entonces, su familia se movilizó como pudo. Repartieron panfletos, golpearon puertas, intentaron llegar a los medios. Lograron una única entrevista, publicada a doble página en la revista ¡Esto!, del diario Crónica, en 1986.

Descubrieron quién era el joven enterrado cerca de donde vivió Gustavo Cerati. (Clarín)
Descubrieron quién era el joven enterrado cerca de donde vivió Gustavo Cerati. (Clarín)

Qué dijo el padre de Diego en esa entrevista

En esa nota, su padre, Juan, dijo con claridad lo que sentía: “Desde el primer momento lo caratularon ‘fuga de hogar’. Yo protesté y ¿sabe qué me dijeron? Que así estaban impresos los formularios. ¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, no que me lo robaron?

Durante años, la hipótesis oficial fue el abandono voluntario. La policía llegó a decir que tenía “tres mil casos iguales”. Su madre, mientras tanto, conservó intacto su cuarto. Su padre, que se dedicaba a la venta de repuestos para autos, murió en un accidente de tránsito sin obtener respuestas.

El hombre tenía una teoría clara, según reportó Clarín, él estaba convencido de que a su hijo Diego lo había secuestrado una secta.

El caso quedó archivado hasta mayo de 2025, cuando el derrumbe de una pared en una casa de la avenida Congreso 3742 dejó al descubierto restos humanos. La noticia llegó hasta un sobrino de Diego, que ató cabos. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) tomó una muestra de ADN a la madre: el resultado fue un match perfecto. Los restos eran de Diego.

fuente: VIAPAIS

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