La chica que fue quemada viva por su novio y dio testimonio después de muerta

Judy Malinowski tenía el 95% quemada y aún así sobrevivió internada durante dos años. Sufría dolores intensos, pero decidió grabar su testimonio para que su atacante reciba la condena de cadena perpetua por el crimen. El relato del horror que vivió en apenas segundos y cuándo supo que iba a morir.

Una voz entrecortada y nerviosa se escucha en los audios que en su momento difundió la policía. “Un tipo acaba de prender fuego a una mujer. Por favor, rápido que se muere”. La operadora policial pide la dirección y en ese momento la comunicación se corta.

Así empezó la historia de una valiente mujer que más tarde testificaría desde su tumba para condenar a cadena perpetua a su asesino.

El calvario de Judy

Con el 95% de su cuerpo quemado, el dolor de Judy Malinowski fue evidente cuando testificó desde su cama de hospital contra el hombre que la empapó de nafta para luego prenderla fuego.

El video desgarrador de su declaración fue reproducido en la corte un año después de su muerte en la sentencia contra su novio Michael Slager.

Judy se crió en Columbus, una pequeña localidad del condado de Ohio, junto a dos hermanos. Era una clásica familia obrera del medio oeste estadounidense. La chica, fue animadora de los equipos de fútbol americano de la secundaria y hasta llegó a ganar concursos de belleza en las fiestas de verano del pueblo.

Pero su mundo se derrumbó en el 2006. En ese momento le diagnosticaron un cáncer de ovario. Judy se sometió a una histerectomía completa. Para paliar los dolores de la operación comenzó a tomar pastillas. Después no pudo parar y se convirtió en una adicta a los opiáceos cuando apenas superaba los 20 años.

Así comenzó un espiral descendente para la chica. Se la veía deambular por las calles del pueblo. Las vecinas muchas veces no la reconocían. Llevaba siempre los mismos jeans celestes gastados, la remera de la secundaria como cuando era animadora y las pupilas muy dilatadas. Algunas mujeres cruzaban de vereda cuando la veían. En un momento, Judy ya no pudo conseguir recetas para comprar los calmantes y se volcó a buscar dealers en las calles y comprar heroína.

El novio de Judy, Michael Slager, era una persona con antecedentes penales. Anteriormente había sido acusado de violencia doméstica, agresión sexual, poner en peligro a niños y violación.

Judy conoce a su asesino

Se conocieron en abril de 2015 a través de las redes sociales, meses después de que Judy iniciara su adicción a los opiáceos. La relación arrancó vinculada completamente a la adicción de Judy a la heroína. Slager la enamoró y también compartían las jeringas. Juntos terminaban bajo los puentes del pueblo de Ohio muchas veces desmayados por la droga durante varios días.

Ninguno de los dos trabajaba. Se la pasaban todo el día entre porrones de cerveza vacíos, jeringas que rodaban por la alfombra y sólo la luz de la tele que iluminaba el rostro pálido de Judy.

Cada nuevo ciclo de buscar dinero para comprar drogas, Slager se volvía más violento contra Judy. Era maltrato físico y psicológico. Le decía que no servía para nada y que había arruinado su juventud. También la golpeaba. Mientras agonizaba en la cama del hospital con casi todo su cuerpo quemado, la chica le confesó a los detectives que “sabía que algún día Michael la iba a matar”. ¿Cómo será para una chica despertar todos los días al lado de un hombre y sentir ese terror en el cuerpo? Judy solo encontraba refugio en una nueva dosis de heroína y en desmayarse en las calles del pueblo de Ohio.

Michael consumía heroína, pero no había caído en una adicción profunda como Judy. La tarde del horror, la chica se preparaba para internarse en una clínica de rehabilitación. Quería salir de ese infierno de violencia, jeringas y alcohol. Pero Slager no se lo permitió. El hombre la golpeó y de los pelos la hizo entrar nuevamente a la casa que compartían. Los vecinos miraban la escena detrás de las cortinas de sus ranchos y no se animaban a denunciar.

Ese día de agosto de 2015 Slager sintió que ya no podía controlar a Judy con la heroína. La chica quería recuperarse y así lo dejaría para siempre.

Ya en el momento que Judy le había comentado sus ganas de tratar su adicción, Slager comenzó a planear el final. Mientras las palabras de la chica retumbaban en su cabeza, fue hasta la estación de servicio del pueblo y compró dos bidones de nafta. “Es para hacer arrancar una vieja camioneta que tengo abandonada en el garage”, mintió pese a que el empleado del lugar no había hecho ninguna pregunta.

“Michael corrió a mi alrededor y comenzó a tirarme nafta. Quedé toda empapada desde mi cabeza y toda mi ropa”, contó Judy en el video que se presentó en la Justicia. Fue tanto el líquido que Slager arrojó, que la chica sintió en su garganta el sabor del combustible. “Mira lo que te hago ¿Te gusta esto?”, fueron las únicas frases del atacante que retumbaron en la cabeza de la chica hasta el día de su muerte.

El relato del horror

Luego la chica, recuerda el momento exacto que sabría que su cuerpo se iba a prender fuego. “Lo miré y sacó un encendedor de su bolsillo, y comenzó a caminar hacia mí”, describió Judy ante el jurado que la escuchaba paralizado. “Solo recuerdo llorar y rogar por ayuda. Vi los ojos de Slager que se pusieron negros. Y él me prendió fuego”, finalizó la joven.

Todo ocurrió en pocos segundos, aunque el relato en la cabeza de Judy aparezca en cámara lenta. Slager la prende fuego, corre y luego vuelve e intenta apagar las llamas con un matafuego.

Con esa maniobra, el atacante siempre alegó su inocencia. En los primeros interrogatorios admitió que había rociado a Judy con combustible, pero afirmaba que el incendio fue accidental. “Sólo intente convidarla con un cigarrillo”, repetía con sarcasmo y sin inmutarse Slager en todas sus declaraciones. Las imágenes de las cámaras de seguridad y los relatos de varios testigos oculares sugirieron lo contrario.

Allí también se produce la llamada al 911 que alerta a la policía. Según las imágenes de vigilancia del cajero automático cercano que no fue difundido por los medios, se ve a Malinowski que tropieza mientras un resplandor naranja cubre su cuerpo.

“No creo que pueda describir con palabras lo que se siente cuando te arde todo el cuerpo -relató Judy-. Pensé con certeza que me estaba muriendo. Solo oré a Jesús para que me perdonara por mis pecados y cuidara de mis hijos. Eso fue todo. Luego me desmayé”.

Judy lucha por sobrevivir

En minutos, Judy fue trasladada al hospital. Entró por la guardia y las enfermeras que la veían intentaban disimular el impacto que les causaba. Todos pensaban que no lograría sobrevivir más de 24 horas. Sin embargo, la chica estuvo en coma durante ocho meses y un día abrió los ojos.

“En el mundo de las quemaduras, tenemos una ecuación para la mortalidad, que se basa en la edad del paciente y el porcentaje de quemaduras”, dice Stacy Best, una de las enfermeras de Judy, en The Fire That Took Her, el documental que se puede ver en la plataforma de Paramount+. “Y en el caso de Judy, ella tenía 31 años en el momento de la quemadura, creo, y aproximadamente un 95% quemada. Eso hizo que tuviera una mortalidad del 110 %”, se sorprendió la trabajadora de la salud en su testimonio.

Para entonces, Slager estaba en prisión y la chica desde la cama del hospital solicitó al estado que aprobara el proyecto de Ley 63 de la Cámara de Representantes, ahora conocido como la Ley Judy. La legislación aumentó el término máximo por asalto criminal para aquellos que intencionalmente desfiguran o mutilan a otros de 5 a 20 años.

Malinowski quedó devastada cuando Slager aceptó un acuerdo con la Justicia en 2016. Sus abogados presentaron la llamada declaración de culpabilidad de Alford, en la que no admitió su culpabilidad, pero reconoció que había suficiente evidencia para que un jurado lo condenara,

Entonces es cuando Judy decide grabar el video con su testimonio.

Como resultado del fallecimiento de Malinowski, la condena y la sentencia de Slager se modificaron a cadena perpetua después de que cambió su declaración de culpabilidad. Desde ese momento, el hombre estaba acusado de asesinato.

Tras la muerte de Judy, un gran jurado volvió a examinar el caso y encontró a Slager culpable de asesinato.

Judy murió meses después de entregar la declaración. Con ese testimonio, el sistema legal de Ohio experimentó un cambio histórico que permitió que una víctima de asesinato testificara en su propio caso.

Para poder dar su testimonio, Judy redujo los calmantes que tomaba para paliar los dolores del cuerpo. Su objetivo era aparecer “lúcida y confiable” cuando entregó su declaración de la unidad de quemados.

“A pesar de su dolor extremo, su hermosa sonrisa brilló a través de sus cicatrices permanentes, su desfiguración y sus lágrimas”, dice el obituario de su tumba. “Mi mamá me enseñó que puedes enfrentarte a cualquiera”, dice Kaylynn, una de las hijas de Judy en el documental.


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