
La competencia global por desarrollar el primer caza de sexta generación se encuentra en pleno desarrollo y marca un punto de inflexión en la historia de la aviación militar. Los avances tecnológicos que están impulsando EE.UU., China, Rusia y algunos países de Europa, apuntan a aeronaves que ya no se limitan a ser plataformas estáticas, sino sistemas en constante evolución gracias a la inteligencia artificial, actualizaciones de software y la incorporación de drones autónomos que actúan en conjunto con aviones tripulados.
Compañías como la británica BAE Systems sostienen que la tradicional clasificación por generaciones dejará de tener sentido. “Tenemos que dejar la nomenclatura generacional porque los aviones van a estar evolucionando todo el tiempo”, señaló Mike Baulkwill, Director de Estrategia Aérea de Combate de la firma. Su concepto, denominado Combat Air Continuum, plantea un plan a 25 años en el que se transitará desde la coexistencia de aeronaves de quinta y sexta generación hasta una “tercera época” del combate aéreo, caracterizada por la integración de cazas autónomos y, eventualmente, la sustitución total de los pilotos humanos por sistemas de inteligencia artificial.
En este contexto de constante evolución tecnológica, los EE.UU. avanza con su programa Next Generation Air Dominance (NGAD) para desarrollar y producir al futuro F-47 de la Fuerza Aérea y el programa F/A-XX que busca brindar cazas de esta generación pero para la Armada del país norteamericano. Al mismo tiempo, Europa impulsa el Future Combat Air System (FCAS), un proyecto conjunto de Francia, Alemania y España para 2040, mientras que el Reino Unido, en alianza con Italia y Japón, desarrolla el programa Global Combat Air Programme (GCAP) con la meta de tenerlo operativo en 2035.

Finalmente, encontramos a Rusia y China, buscando entrar al exclusivo grupo de países que tienen proyectos de desarrollo de cazas de este calibre. Moscú está diseñando al MiG-41, sucesor natural del MiG-31. Mientras que por su parte Beijing está impulsando, al igual que EE.UU., dos proyectos al mismo tiempo: el Chengdu J-36 y el Shenyang J-50.
Esta situación ha despertado un alto grado de preocupación en Washington, y esto lo podemos ver ya que el general Mark D. Kelly, comandante del Mando de Combate Aéreo de Estados Unidos, advirtió que China avanza rápidamente en su propia versión de cazas de sexta generación, con capacidades comparables a las previstas por el NGAD.
Por último, antes de comenzar a analizar cada uno de estos programas en detalle, vale la pena destacar que existe un elemento común en casi todos los programas: la incorporación de enjambres de drones autónomos, que transformarán el concepto de combate aéreo al permitir operaciones coordinadas, saturación de defensas y un uso intensivo de inteligencia artificial.

Estados Unidos: F-47 y F/A-XX en el centro del debate
En el caso estadounidense, la competencia interna entre programas refleja la magnitud del desafío. La Fuerza Aérea ha seleccionado al F-47, desarrollado por Boeing, como el eje de su programa NGAD. Este caza de sexta generación busca integrar capacidades de sigilo, velocidad supersónica, sensores avanzados y operaciones conjuntas con drones.
Adicionalmente, el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF), general David W. Allvin, dio a conocer esta semana que el nuevo caza de sexta generación F-47 ya se encuentra en producción, el objetivo que se han puesto desde la Casa Blanca es tener disponible un primer avión listo para volar para el año 2028.
En paralelo, la Armada impulsa el proyecto F/A-XX, el caul lo está llevando adelante Northrop Grumman, destinado a reemplazar a los actuales F/A-18E/F Super Hornet en la década de 2030. La empresa divulgó una imagen conceptual que muestra un diseño centrado en la furtividad, con fuselaje integrado y espacio para un radar AESA. El avión incluiría inteligencia artificial, operaciones en equipo con vehículos no tripulados (MUM-T) y una mejora del 25% en alcance respecto a plataformas actuales.

El programa enfrenta importantes tensiones presupuestarias. Para el año fiscal 2026, el Departamento de Defensa asignó solo 74 millones de dólares, frente a una solicitud de la Armada de 1.400 millones adicionales en su Lista de Prioridades No Financiadas. El Comité de Asignaciones del Senado aprobó posteriormente la inclusión de esos fondos, aunque la prioridad del Pentágono parece estar en el F-47.
El almirante Daryl Caudle, jefe del Comando de Fuerzas de la Flota de EE.UU., advirtió que la falta de un caza embarcado de sexta generación podría comprometer la capacidad de mantener la superioridad aérea en escenarios futuros. “El portaaviones nuclear sigue siendo el núcleo del poder de combate marítimo estadounidense, y su efectividad depende de contar con un ala aérea equipada con cazas avanzados”, afirmó.
Para agravar aún más la situación para el F/A-XX, Boeing develó la que sería la primera imagen conceptual oficial de su futuro caza embarcado para el proyecto F/A-XX de la Armada estadounidense, el cual guarda importantes reminiscencias con el F-47 y que, en el plano de la suposición, podría significar que la firma aeroespacial estaría desarrollando una versión embarcada del caza de sexta generación que equipará a la USAF.
La situación refleja un dilema estratégico: desarrollar simultáneamente el F-47 y el F/A-XX podría superar las capacidades industriales y financieras del país. Algunas propuestas sugieren que Boeing podría estar desarrollando una versión embarcada del F-47, lo que reduciría costos y unificaría plataformas.

China: avances con el J-50 y el J-36
El Ejército Popular de Liberación de China trabaja en al menos dos cazas de sexta generación: el J-36 y el J-50. Este último combina sigilo, inteligencia artificial, sensores avanzados y una arquitectura centrada en operaciones en red. Su fuselaje optimizado reduce la firma radar, mientras que los motores con protección térmica disminuyen las emisiones infrarrojas. Carece de puntos de armas externos, lo que confirma el uso de bahías internas para preservar la furtividad.
El J-50 no solo funcionaría como un caza de superioridad aérea, sino también como un centro de comando aéreo, capaz de coordinar acciones en tiempo real, redistribuir misiles lanzados desde otras plataformas y liderar enjambres de drones en misiones de penetración. Es decir, que con la incorporación de inteligencia artificial reduce la carga de trabajo del piloto, permitiendo que el avión procese grandes volúmenes de datos y reaccione con rapidez a amenazas. Esto lo convierte en un “multiplicador de fuerza” para el Ejército Popular de Liberación.

Su desarrollo refuerza la posición de China en la carrera tecnológica y muestra un avance sostenido en la integración de capacidades de combate en red y operaciones autónomas. Pero, como hemos adelantado, no es el único proyecto de Beijing, dado que en abril de de este año, comenzaron a circular nuevas evidencias sobre el segundo proyecto de sexta generación de China: el J-36.
Desarrollado por la Chengdu Aircraft Corporation (CAC), se distingue por su mayor tamaño y envergadura, con tres motores y diseño de ala volante sin estabilizador vertical. En contraste, el Shenyang J-50 presenta una configuración bimotor y dimensiones más reducidas. Según especialistas, mientras el J-36 podría cumplir funciones propias de un bombardero táctico furtivo, el J-50 se perfilaría como un caza polivalente de primera línea.
Las imágenes difundidas a fines de 2024 y en los primeros meses de 2025 mostraron al J-36 cruzando una autopista en las cercanías de las instalaciones de Chengdu. El material permitió observar detalles de su estructura, como un esquema de pintura tipo splinter en dos tonos y una entrada de aire dorsal con tecnología DSI (Diverterless Supersonic Inlet), presente también en aviones de quinta generación. Otro aspecto destacado es la configuración de la cabina, con dos asientos lado a lado, similar a la vista en aeronaves como el Su-34, lo que refuerza la hipótesis de un diseño pensado para misiones de penetración profunda y ataque táctico.

En mayo de 2025, nuevas imágenes ofrecieron una vista frontal del J-36 que confirmó la amplitud de su cabina y su gran canopy, además de resaltar el tamaño del fuselaje. Se distinguieron entradas de aire trapezoidales inferiores, semejantes a las del F-22, y una ventana electro-óptica de gran apertura en el lateral del morro. Según los analistas, la perspectiva frontal subrayó las proporciones de la aeronave y reforzó la impresión de que se trata de un avión de gran tamaño destinado a operaciones tácticas avanzadas.
El J-36 comparte protagonismo con el J-50, que también fue registrado en nuevas tomas. Este último mostró un fuselaje integrado con la cabina, bahías internas de armamento y superficies de control en los extremos de las alas, características propias de cazas de nueva generación.
Aunque todavía no hay confirmación oficial sobre las funciones específicas de ambos modelos, expertos señalan que podrían tratarse tanto de prototipos operativos como de plataformas experimentales destinadas a probar tecnologías que luego se incorporen a futuros sistemas de combate chinos.
Rusia: el desarrollo del MiG-41
En enero de 2024, el primer vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación, Viktor Bondarev, confirmó que las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia impulsan el desarrollo del MiG-41 como futuro caza interceptor de sexta generación. En declaraciones, Bondarev señaló: “…Hoy en día, la aviación de combate rusa se mejora constantemente: se moderniza la flota de aviones que ya están en servicio, se desarrollan, producen, prueban e introducen nuevos interceptores y cazas altamente maniobrables…”. Entre estos proyectos mencionó la producción del Su-57 y la modernización de los Su-30, Su-34 y Su-35.

El MiG-41 se enmarca dentro del proyecto PAK DP, concebido como un programa de interceptación de largo alcance. Bondarev, que impulsó más de una década atrás el proyecto PAK DA durante su gestión como comandante de las Fuerzas Aeroespaciales, había rechazado la idea de reanudar la producción del MiG-31, considerando más apropiado destinar recursos a un nuevo avión. Mientras tanto, Rusia actualizó sus interceptores existentes a la versión MiG-31BM, al tiempo que inició el diseño de un sucesor.
La directora general de MiG, Ilya Tarasenko, declaró tiempo atrás que el programa PAK DP “…es el desarrollo lógico de nuestros aviones MiG-31. Una vez contactados por el Ministerio de Defensa, vamos a tomar este proyecto de cerca y creo que sus entregas comenzarán a mediados de 2020”. Sin embargo, el desarrollo ha experimentado retrasos significativos. El concepto del MiG-41 apunta a un caza supersónico furtivo con capacidad de portar misiles hipersónicos, optimizado para operaciones en el Ártico y con potencial de ser convertido en una aeronave no tripulada.
En noviembre de 2024, nuevas informaciones indicaron que el MiG-41 sería capaz de superar Mach 4 (4.900 km/h) y volar a altitudes cercanas al espacio. Entre sus capacidades ofensivas se mencionan cañones láser antimisiles y armas electromagnéticas. No obstante, diversos analistas dudan de su viabilidad. Según éstos, uno de los principales problemas radica en la resistencia del fuselaje a las altas temperaturas generadas a esa velocidad y en la integración de sus sistemas de armas.
El contexto económico y militar de Rusia también genera incertidumbre respecto a la concreción del proyecto. Los informes sobre limitaciones de recursos derivadas de la guerra en Ucrania refuerzan las dudas sobre la posibilidad de sostener un programa de tan alto costo tecnológico. Aun así, Mikoyan Gurevich Corporation, responsable del diseño, sostiene que el MiG-41 representará un salto en ingeniería aeronáutica, con potencial de operar en la atmósfera superior e incluso alcanzar la órbita baja terrestre.

La aeronave incorporaría cañones láser de energía dirigida (DEW) y armas de pulso electromagnético, aunque su integración plantea desafíos técnicos significativos, como la generación de suficiente energía a bordo y la interferencia atmosférica. También se prevé el uso de motores de detonación por pulsos, una tecnología aún en fase experimental en países como Estados Unidos y Japón.
A pesar de las dudas, Moscú mantiene el cronograma. Un funcionario del Comité de Defensa de la Duma Estatal anunció recientemente que “el Jefe del Estado Mayor tomó la decisión de firmar el documento para llevar a cabo los trabajos de investigación sobre el proyecto MiG-41”.
Europa: entre el avance del GCAP y la fragilidad del FCAS
Los europeos cuentan con 2 programas de futuros cazas de sexta generación. Comenzando por el Future Combat Air System (FCAS), iniciativa conjunta de Alemania, Francia y España lanzada en 2017, enfrenta su etapa más delicada desde el inicio. Valorado en 100.000 millones de euros y concebido para reemplazar a los Rafale y Eurofighter Typhoon hacia 2040, el programa contempla el desarrollo de un caza tripulado de sexta generación (NGF), drones asociados y un sistema de enlace en red.
Las tensiones entre París y Berlín se han intensificado por la distribución del trabajo y el liderazgo tecnológico. Según trascendió, Dassault Aviation habría propuesto asumir hasta un 80% de las tareas vinculadas al NGWS, propuesta que generó rechazo en Alemania, aunque las autoridades francesas negaron esa cifra. El diputado socialdemócrata Andreas Schwarz advirtió: “En algún momento el Parlamento [alemán] tendrá que decir: ‘O necesitamos este avión o no lo necesitamos’”.

El canciller alemán Friedrich Merz expresó en Madrid, junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez: “Compartimos la evaluación de que la situación actual es insatisfactoria. No estamos avanzando con este proyecto”. Por su parte, el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius, subrayó que “la distribución de cargas y trabajo en este proyecto de armamento debe llevarse a cabo de acuerdo con el contrato”.
El esquema de gobernanza es otro punto crítico. Dassault insiste en un mayor poder de decisión para evitar retrasos, mientras que Alemania y España defienden un reparto equilibrado. Desde el entorno francés se preguntan si la organización actual permitirá entregar el avión en plazo. A esto se suma la incertidumbre política en Francia tras la designación de Sébastien Lecornu como primer ministro, figura que participó previamente en las discusiones del FCAS.
El CEO de Dassault Aviation, Éric Trappier, reforzó las críticas: “La cuestión no es si Dassault abandona el programa, sino si este puede continuar en estas condiciones”. Según el ejecutivo, la estructura tripartita paraliza decisiones clave y carece de un liderazgo definido. La falta de consenso ha bloqueado el inicio de la segunda fase del programa, prevista para avanzar con el demostrador tecnológico que debería volar en 2028.

Ante este escenario, Alemania evalúa alternativas como profundizar la cooperación con España, sumar a Suecia a través de Saab o incluso explorar una convergencia con el Reino Unido, que lidera el Global Combat Air Programme (GCAP). Bélgica, en tanto, desistió de su interés inicial en el FCAS y optó por adquirir más F-35A estadounidenses.
La próxima reunión trilateral de ministros de Defensa, prevista para octubre, será clave para definir si el proyecto avanza a su siguiente fase. Analistas advierten que, de no alcanzarse un acuerdo, la fragmentación de programas en Europa pondría en riesgo la viabilidad financiera y estratégica de sus desarrollos aéreos de sexta generación.
Situación completamente a la que se encuenta el GCAP, busca poner en servicio un caza de sexta generación en 2035. En junio de 2025, los tres países anunciaron la creación de Edgewing, una empresa conjunta integrada por BAE Systems, Leonardo y Japan Aircraft Industrial Enhancement Co., que será responsable del diseño y construcción de la aeronave. Su sede principal estará en Reading, Reino Unido, con instalaciones también en Italia y Japón.

El primer prototipo, desarrollado por BAE Systems, tiene fecha prevista para llevar a cabo su vuelo inaugural para el año 2027. La aeronave presenta una configuración monoplaza con doble cola inclinada, dos motores y un ala delta recortada de mayor tamaño, diseñada para mejorar alcance, velocidad y carga útil. Si bien no incorporará aún la cabina de realidad virtual ni pantallas avanzadas previstas para el modelo definitivo, servirá para validar tecnologías estructurales, aerodinámicas y de propulsión.
“El prototipo ya está construido en dos tercios de su peso estructural, con el fuselaje princ.ipal, alas y estabilizadores verticales tomando forma”, informaron desde la empresa británica. Para acelerar el desarrollo, se incorporarán componentes de plataformas existentes, como los motores EJ200 del Eurofighter Typhoon.
En paralelo, Mitsubishi Electric (Japón), Leonardo UK (Reino Unido), Leonardo y ELT Group (Italia) conformaron el consorcio GCAP Electronics Evolution (G2E), encargado del desarrollo del sistema de sensores y comunicaciones ISANKE & ICS, uno de los componentes centrales del futuro caza. Este sistema permitirá integrar grandes volúmenes de información en entornos operativos complejos y contará con soporte durante todo el ciclo de vida de la aeronave.
El diseño del GCAP fue presentado en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough 2024. Se espera que incorpore sensores capaces de procesar hasta 10.000 veces más datos que los radares actuales y un alto grado de interoperabilidad con otros sistemas aéreos. Japón, como medida preventiva ante posibles retrasos, evalúa adquirir unidades adicionales de F-35 estadounidenses para cubrir la transición hasta la entrada en servicio del nuevo avión.

Conclusión
La carrera por el desarrollo de cazas de sexta generación refleja un escenario global marcado por la competencia tecnológica, las tensiones políticas y la búsqueda de mantener la superioridad aérea en un entorno estratégico cada vez más disputado.
En Estados Unidos, los programas F-47 y F/A-XX avanzan con una fuerte inversión presupuestaria y un calendario que busca asegurar la continuidad de la hegemonía tecnológica frente a competidores emergentes. China, por su parte, impulsa el J-36 y el J-50 como parte de una estrategia de modernización militar destinada a consolidar su influencia en Asia y proyectar poder más allá de su región inmediata.
Rusia apuesta al MiG-41 como un interceptor hipersónico, aunque persisten dudas sobre su financiación y viabilidad tecnológica en el corto plazo, dado que como se ha mencionado, diversas tecnologías que se han propuesto para equipar al caza, aún están en fase experimental.
En Europa, la situación es más compleja. El FCAS enfrenta fricciones internas entre sus principales socios —Alemania, Francia y España— respecto a la distribución de tareas y el liderazgo industrial, lo que pone en riesgo sus plazos y su continuidad. En contraste, el Global Combat Air Programme (GCAP), liderado por Reino Unido junto a Italia y Japón, exhibe mayor cohesión y un calendario definido que apunta a tener un sistema operativo hacia 2035, aunque también contempla riesgos de retraso.
*Imágenes a modo ilustrativo.
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