Cuando Francia parecía chocarse una y otra vez contra el muro defensivo de Azerbaiyán, apareció Kylian Mbappé para romper el bloqueo. Con un gol y una asistencia, el capitán de los Bleus encaminó la victoria 3-0 en París y dejó a su selección a un paso del Mundial 2026. El delantero del Real Madrid, en un inicio de temporada brillante, fue la gran figura en el Parque de los Príncipes: abrió el marcador con una jugada individual en el descuento del primer tiempo y luego asistió a Adrien Rabiot para el segundo tanto. Aunque sobre el final pidió el cambio y encendió las alarmas.
Mbappé había llegado a la concentración con algunas molestias físicas (arrastraba problemas en el tobillo derecho desde el partido que disputó con el Real Madrid contra el Villarreal), pero fue decisivo hasta que, a los 82 minutos, una dura entrada encendió las alarmas y lo obligó a dejar la cancha, reemplazado por Florian Thauvin. El exjugador del Olympique de Marsella, que volvía a la selección tras una larga ausencia, selló el triunfo con el tercer gol.
Todo el partido giró en torno al madridista. A los 22 segundos ya había tenido la primera clara y, aunque insistió sin éxito durante gran parte del primer tiempo, encontró el premio justo antes del descanso. Fue su 17° gol de la temporada y el 53° con la camiseta de Francia, a solo cuatro del récord histórico de Olivier Giroud. Y tiene apenas 26 años. Lleva diez partidos consecutivos marcando.
Su tanto, puro poder y convicción, rompió la resistencia de un rival que venía de sorprender a Ucrania con un empate. Desde ahí, Francia dominó y generó varias situaciones más, con Ekitike estrellando un remate en el palo. En el complemento, Mbappé volvió a brillar con una asistencia precisa para el cabezazo de Rabiot, y se retiró ovacionado en el estadio que durante años fue su casa. Con el 3-0, los de Didier Deschamps abrocharon su tercera victoria consecutiva en la clasificación y confirmaron que, con Mbappé encendido, el pasaje al Mundial está cada vez más cerca.