Los operativos de control desplegados por la Ciudad de Buenos Aires durante la Nochebuena no solo derivaron en licencias retenidas y vehículos acarreado, sino también en una serie de excusas llamativas por parte de conductores infractores. Según pudo reconstruir la Agencia Noticias Argentinas, varios de esos intercambios entre automovilistas y agentes de tránsito rápidamente se viralizaron.
La madrugada del 25 de diciembre puso a prueba a los más de 30 puestos de control instalados, con un límite de 0,5 g/l de alcohol en sangre para conductores particulares y 0,0 g/l para profesionales. En ese contexto, los efectivos debieron enfrentar confusión, intentos de evasión y argumentos fuera de lo común para evitar sanciones.
Entre las situaciones más comentadas, una conductora que registró 1,25 g/l intentó justificar su estado alegando que vivía “a la vuelta”, aunque terminó entregando las llaves y retirándose a pie tras la retención de su licencia. En otro control, un hombre que arrojó 0,07 g/l consultó si el resultado podía deberse al uso de enjuague bucal o incluso aceite de oliva, duda que fue despejada por los agentes antes de permitirle continuar su viaje.
El tercer caso destacado involucró a un conductor profesional que dio 0,48 g/l, un valor que sería permitido para un particular, pero no para su categoría de licencia. A pesar de explicar que solo estaba haciendo un favor, la normativa no contempla excepciones, por lo que su vehículo fue remitido a la playa de acarreo, cerrando una Nochebuena marcada por controles estrictos y excusas poco convencionales.
