
Con el testimonio de los papás de Solange Musse, Pablo (63) y Teresa Oviedo (63), este lunes comenzó el juicio contra dos funcionarios del Centro Operativo de Emergencias (COE) de Córdoba por abuso de autoridad durante la cuarentena por el Covid, en 2020. Están acusados de impedirle Pablo Musse poder despedirse de su hija, que transitaba un cáncer terminal.
Se trata del médico Eduardo Andrada, quien presidía el COE de Huinca Renancó, y de Analía Morales, asistente social que cumplía funciones en el organismo en Río Cuarto, y que también declaró durante el juicio.
El hecho que dio origen a la causa ocurrió el 16 de agosto de 2020, en el punto más crítico del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) decretado por el gobierno de Alberto Fernández.
En esa fecha, Pablo viajó cientos de kilómetros desde Plottier, Neuquén, e intentó ingresar a la provincia de Córdoba para darle el último abrazo a su hija, Solange, que transitaba la etapa final de un cáncer contra el que luchó durante años.
En el puesto de control de Huinca Renancó se les impidió el ingreso a Córdoba a Musse y a Paola Oviedo, tía de Solange, quien viajaba en el mismo auto y padece una discapacidad que le impide caminar.

Antes del inicio de la ronda de testimonios, Analía Morales aceptó declarar y responder preguntas. Sostuvo su inocencia al señalar que ella era (y sigue siendo) asistente social del hospital de Río Cuarto y nunca se enteró de que cumplía funciones como autoridad del COE de Huinca Renancó. “No conozco esa ciudad”, señaló.
A través de su abogado, Andrada adelantó que declarará en otro momento del juicio.
“No tienen perdón”
El testimonio central de la jornada fue el del papá de Solange Musse, quien relató al detalle cómo fue la odisea que le tocó vivir al intentar ingresar a Córdoba después de viajar los 732 kilómetros que separan Plottier de Huinca Renancó, donde lo detuvo el retén policial dispuesto por el COE.
“No pude ver a mi hija con vida por la mala decisión del director de un hospital”, señaló.
En el momento de mayor tensión, Musse se dio vuelta para mirar al imputado Eduardo Andrada y lo increpó al remarcar que, como médico, debería haber comprendido que su hija atravesaba un cáncer en estado terminal.
“Hubo destrato y brutalidad, falta de humanidad”, afirmó y enfatizó: “De mi parte, nunca los voy a perdonar”.

Musse describió el calvario que atravesó junto a su cuñada, que sufre una discapacidad motriz, cuando los obligaron a regresar y los escoltaron hasta la puerta de su casa en Plottier, tras conducir más de 1.400 kilómetros en 24 horas.
“El 14 de agosto (de 2020) pude conseguir un permiso, me comuniqué con una chica del COE de Alta Gracia, le pasé toda la documentación y me dijo que estaba perfecto”, relató.
Después detalló que en el retén de Huinca Renancó le realizaron dos test de PCR, cuyo resultado fue “dudoso”. Con esos datos, las autoridades del COE determinaron que no podía ingresar a Córdoba y debía regresar a su casa.
Con su cuñada impedida de caminar, solo en una oportunidad le permitieron bajar para ir al baño en una estación de servicio. Tampoco le dejaron detener la marcha para descansar.

“La Policía me tenía rodeado con cinco móviles. Solicité llevar al baño a Paola y también me lo negaron”, aseguró y agregó: “En ese momento hablaba con mi hija, con mi señora, y no entendíamos lo que pasaba”.
El padre de Solange dijo que los trataron como terroristas mientras en ese momento se realizaban fiestas privadas sin control. En ese tramo de su declaración acusó al expresidente Alberto Fernández de haber organizado un evento en la Quinta de Olivos mientras él vivía una pesadilla.
“Realizamos cinco denuncias penales contra Alberto Fernández, contra el juez y el fiscal que avalaron la joda de cumpleaños de Olivos. Hice otra denuncia en el juzgado de Arroyo Salgado y nada”, remarcó.

“Ese domingo mi hija me esperaba para almorzar y no llegué. Mi hija también tuvo dudas, aunque sabía que me había cuidado. Me necesitaba y quería que estuviera al lado de ella”, expresó Musse.
Y confesó: “Las últimas palabras que escuché de mi hija fueron: ‘Bendiciones, papá’. El jueves 20 a las 11 de la noche, unas horas antes de fallecer”. Solange murió el 21 de agosto mientras su padre esperaba el resultado de un hisopado para que lo dejaran entrar a Córdoba. Dio negativo, pero ya era demasiado tarde.
“Cuando veo a un policía, tengo miedo”
La primera testigo en declarar, a propuesta de la querella, fue Paola, la tía de Solange que acompañó a Pablo Musse en la travesía desde Plottier hasta el retén de Huinca Renancó.
“El día 15 (de agosto de 2020) a la noche salimos con el papá de Solange hacia Alta Gracia. Tenía todos los papeles que le habían pedido y viajamos toda la noche”, relató la mujer, que nació con una discapacidad motriz.
Contó que le practicaron pruebas de PCR y que, tras una larga charla con el oficial de policía a cargo del puesto de control, les informaron que no iban a poder ingresar a Córdoba.

“Cuando viene un policía, me pone mal. Les agarré miedo”, sostuvo, y agregó: “Mi cuñado quiso parar un rato a descansar y la Policía no lo dejó. Gracias a Dios, no se durmió y no nos matamos”.
“Quiero Justicia por mí y por mi familia. No hicimos nada malo. Me quitaron el derecho de despedirme de mi sobrina. A mí, estando en las condiciones que estoy, no me tuvieron en cuenta”, afirmó la mujer.
La última declaración testimonial fue la de la mamá de Solange, Teresa Oviedo, quien atraviesa un tratamiento contra el cáncer y llegó a la sala de audiencias con barbijo. Su relato fue corto: planteó cómo fue ese domingo en el que junto a su hija esperaron la reunión con el resto de la familia que nunca se dio. “Sólo quiero que haya justicia por mi hija y mi familia”, indicó.
Córdoba. Especial
MG
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