
Este martes 11 de marzo, en los Tribunales de San Isidro, comenzó el juicio por la muerte de Diego Armando Maradona. A las puertas del proceso judicial, Verónica Ojeda, madre de uno de los hijos del futbolista y expareja del ídolo, protagonizó un incidente con Agustina Cosachov, la psiquiatra que se encuentra entre los siete imputados por “homicidio con dolo eventual”.
Al ingresar al Tribunal, Ojeda, visiblemente alterada, cruzó a Cosachov en los pasillos y, sin mediar palabra, comenzó a insultarla fuertemente. La exmujer de Maradona la llamó “perra mal parida” y “hija de puta”, desatando una situación de tensión que obligó a la intervención policial para separarlas. El altercado, que tuvo lugar en el primer piso del tribunal, no pasó desapercibido y dio cuenta de la carga emocional que la causa genera en los implicados.
En sus declaraciones previas, Ojeda había manifestado su profunda expectativa ante el inicio del juicio, tras los numerosos retrasos que sufrió el proceso. “Esperamos mucho este día”, había dicho con evidente emoción, subrayando la importancia de que los responsables de la muerte de Maradona sean juzgados.
El juicio, que finalmente arrancó hoy, pondrá en la mira a siete personas que fueron parte del equipo médico que atendió a Maradona durante sus últimas semanas de vida en la internación domiciliaria en el country de Tigre. Los acusados incluyen al neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el enfermero Ricardo Almirón, la médica de Swiss Medical Nancy Forlini, el jefe de enfermeros Mariano Perroni, el psicólogo Carlos Díaz, y el médico clínico Pedro Di Spagna.
El delito que se les imputa es el de “homicidio con dolo eventual”, que puede acarrear penas de entre 8 y 25 años de prisión. Para los fiscales, el equipo médico fue “deficiente”, “temerario” e “indiferente”, al no haber tomado las medidas necesarias para evitar la muerte de Maradona, a pesar de ser conscientes de la gravedad de su estado de salud. Según los fundamentos de la causa, el grupo de médicos y profesionales no cumplió con la responsabilidad de actuar conforme a las buenas prácticas, siendo considerados “garantes” de la salud del Diez.