
El Instituto del Diálogo Interreligioso de la República Argentina (IDI) -que agrupa a referentes judíos, cristianos y musulmanes- celebró que el acuerdo de paz entre israelíes y palestinos “no se limite al plano político o diplomático”, sino que incluya un proceso de diálogo interreligioso porque, si bien este recurso “no es la solución a todo conflicto, constituye una parte importante”, ya que la religión “en tanto dimensión constitutiva de la vivencia humana, no puede ser ignorada en ningún proceso que aspire a una paz real y duradera”.
El plan de paz del presidente Donald Trump, que cuenta con la aprobación de Israel y de Hamas y que en lo inmediato incluye un alto el fuego y la liberación de rehenes, traza una hoja de ruta hacia la normalización de la situación en la región con diversas acciones entre las que se cuenta una inédita para este tipo de acuerdos: “el establecimiento de un proceso de diálogo interreligioso”, si bien en una parte del mundo cuna de las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
“El IDI, fiel a su inclaudicable vocación de promover el diálogo, el respeto, la fraternidad y la convivencia pacífica entre personas de distintas confesiones religiosas y convicciones espirituales, desea expresar su esperanzada adhesión al inicio del reciente acuerdo alcanzado entre los pueblos israelí y palestino”, dice la declaración firmada por sus co-presidentes, el sacerdote Guillermo Marcó; el rabino Daniel Goldman, y el dirigente musulmán Omar Abboud.
En ese sentido, señalan que “este incipiente acuerdo, largamente esperado por la comunidad internacional y especialmente por quienes creemos en la dignidad de todo ser humano como fundamento de la convivencia, representa la intención de un primer paso hacia la superación de décadas de conflicto, dolor y divisiones”.
Saludan “con particular entusiasmo que dicho acuerdo contemple el diálogo interreligioso como parte integrante del compromiso de paz, reconociendo en ello una dimensión indispensable para construir puentes sólidos entre comunidades marcadas por profundas heridas históricas y que genera una responsabilidad a todos los líderes religiosos”.
“Por nuestra experiencia de más de 20 años construyendo y promoviendo instancias reales de acercamiento y superación de prejuicios, sabemos que, si bien el diálogo interreligioso no es la solución a todo conflicto, es una parte importante de dicha solución”, precisan.
El IDI considera que “el fenómeno religioso, lejos de ser un factor secundario o accesorio, posee una relevancia social, cultural y antropológica fundamental. Las religiones forman parte del entramado más profundo de las identidades colectivas e individuales, modelando visiones del mundo, valores, conductas y esperanzas. En tanto dimensión constitutiva de la vivencia humana, no puede ser ignorada en ningún proceso que aspire a una paz real y duradera”.
“Desde nuestra práctica en la República Argentina, país caracterizado por una coexistencia interreligiosa plural, rica y comprometida, sabemos que el diálogo entre religiones no es ingenuo ni meramente protocolar: es un ejercicio exigente, que requiere humildad, escucha activa, silencio, reconocimiento del otro y voluntad sincera de coincidencia”, señalan.
Al respecto, agregan: “También entendemos que este diálogo es posible cuando se cultiva con respeto y apertura, transformándose en una herramienta poderosa de reconciliación, de sanación de memorias y de construcción de una cultura del encuentro”.
“Por ello, celebramos que este acuerdo no se limite al plano político o diplomático, sino que reconozca el papel que pueden jugar las comunidades religiosas en la construcción de paz”, dicen.
Destacan que “la memoria compartida, la compasión, la justicia y la búsqueda del bien común son valores profundamente anclados en las tradiciones espirituales, y su presencia activa en este proceso puede ser un factor determinante para su sostenibilidad en el tiempo”.
Por lo tanto, hacen “un llamado a todas las comunidades religiosas, instituciones civiles, organizaciones internacionales y personas de buena voluntad a acompañar este acuerdo con compromiso, generosidad y responsabilidad”.
“La paz no se decreta: se construye día a día, con acciones concretas, con encuentros reales y decisiones valientes”, afirman.
Anhelan que “este acuerdo pueda ser no sólo el inicio de un tiempo nuevo para los pueblos israelí y palestino, sino también un signo luminoso para la humanidad, que nos recuerde que el diálogo no es debilidad, sino fuerza; que la fe no divide cuando se vive con autenticidad; y que el respeto a la diversidad es el único camino hacia una paz verdadera”.
Terminan citando un concepto del Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti: “Hay una ‘arquitectura’ de la paz, donde intervienen las diversas instituciones de la sociedad, cada una desde su competencia, pero hay también una ‘artesanía’ de la paz que nos involucra a todos”.
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