Juana Molina: “Creo que soy distinta de lo que los demás creen que soy”

Por momentos se la ve seria; en otros, se distrae con facilidad y a veces se convierte en una de sus maravillosas criaturas de los años noventa para dar una breve pincelada de humor a su relato. Todo se da en un encuentro con clima sutil y sensible, a veces con diálogos abstractos, minimalistas, tal como Juana Molina se muestra durante el encuentro, un espacio que invita a conversar de su mundo interior.

Refiere estar ansiosa pero contenta por los tres shows que dará los próximos días, entre el 20 y 22 de noviembre en La Trastienda, para presentar el reciente y octavo long play de su carrera llamado DOGA. Hacía justamente ocho años que no presentaba nuevas canciones y, a fuego lento, le llevó seis años elaborar lo reciente.

DOGA. Es su flamante álbum, donde demuestra por qué es una de las cantautoras más respetadas internacionalmente.DOGA. Es su flamante álbum, donde demuestra por qué es una de las cantautoras más respetadas internacionalmente.

En el camino, la reconocida hija de la actriz y modelo Chunchuna Villafañe y el cantante Horacio Molina, también volvió a la actuación este año en la serie En el barro, por Netflix, después de treinta años fuera de las pantallas. Y para quien extrañe Juana y sus Hermanas, en sus redes, de tanto en tanto, se prende en esa sintonía, creando personajes random y dejándonos una sonrisa.

Hay días que canto bien, hay días que canto mal. Hay días que creo que soy bárbara, otros que soy una porquería.

-Juana, ¿cómo creés que viene siendo tu personalidad a lo largo del tiempo?

-Yo creo que soy distinta de lo que los demás creen que soy. O mejor dicho: creo que soy distinta a lo que muestro. Porque de golpe me dicen cosas que supuestamente expresé y digo: “¿Qué? ¿Yo?”. Creo que a la mayoría de la gente debe pasarle lo mismo, ¿no? Lo que pasa es que a mí me estudian un poco más.

-¿Y qué perciben de vos que no es real?

Me sorprenden a veces cuando me dicen algo que no soy yo. Y por ahí quizás a veces lo reconozco, pero a pesar de reconocerlo me sigue pareciendo extraño. (Mira a un costado unos segundos.) Perdón, me habían llamado la atención esos flecos (unos que están moviéndose por arriba del marco de una puerta) y ya está, ya los vi.

-¿Te distraés con facilidad?

-Me distraigo con muchísima facilidad. De golpe se me cruza algo y me olvido de todo lo que estaba diciendo. Cuando pierdo el hilo de un cuento, por ejemplo, ya no tiene gracia, si no lo conté bien de entrada.

-¿Hay algo perfeccionista en vos?

-Sí, mucho.

-O sea, me refiero también a la exigencia, de poner foco en detalles…

-Sí, sí. Es una cualidad. Una característica mía. (Se queda pensando). Hoy estoy como particularmente trabada. La verdad, no sé bien qué decir.

-Y hablemos de eso que te pasa hoy, si querés. ¿Qué creés que te pasa?

No, bueno, no voy a psicoanalizarme (sonríe).

En el barro. Su personaje Piquito es una presa en la serie de Netflix.En el barro. Su personaje Piquito es una presa en la serie de Netflix.

-Bueno, es una nota que se enfoca en tu mundo interior, soy también consultor psicológico, así que podés hablar de lo que sentís ahora si querés…

-No sé si a vos te pasa: no estoy igual todos los días. Hay días que estoy más divertida, que estoy más elocuente. Hay días que las palabras vienen con toda facilidad y otros, que no aparece ninguna. Hay días que me salen canciones y días que no, días que canto bien y otros que canto mal. Días que creo que soy bárbara, otros que creo que soy una porquería. Y eso es muy fluctuante. Es muy fluctuante la percepción que tengo de mí.

Es muy fluctuante la percepción que tengo de mí

Juana MolinaActriz y compositora

-¿Te molesta esa fluctuación?

-Por más que me joda, no puedo hacer nada contra eso.

-¿La aceptás entonces?

-A veces sí, a veces no.

Juana Molina en televisión.Empezó junto a Antonio Gasalla.Juana Molina en televisión.Empezó junto a Antonio Gasalla.

-¿Y qué te incomoda concretamente de vos?

-Qué sé yo, cosas que hago que no me gustan. Creo que es muy difícil cambiar ciertos comportamientos. Yo siempre trato de no repetir algo que no me parece bien, pero, en cuanto me descuido, vuelvo a caer medio al surco ése. Hay muchas cosas que tenemos muy metidas, son parte de nuestra manera de ser, que son difíciles de cambiar. Creo que las personalidades se dividen básicamente en dos: ser seguro o inseguro. Si sos inseguro, te mandás muchas cagadas, todo por inseguridad.

A veces me incomoda, porque ahora con el tema de los celulares todo el mundo te pide una foto y no siempre tengo ganas

-¿Y vos?

-Las dos cosas. Puedo ser muy insegura y ocasionalmente segura.

-Hablabas de cómo es tu personalidad. Otra característica es que nunca disfrutaste en su momento cierta popularidad en televisión.

-Tampoco es que la padezco. (Hace un silencio prolongado). No sé, hace muchos años que me pasa esto, mucho más cuando estaba en televisión. Esa es la parte que no me gusta. Como ir a un lugar y ya sos alguien para otro que no tiene idea en realidad de quién sos.

-¿Pero te gusta que la gente se te acerque en la calle? ¿Cómo te llevás con eso?

-A veces me incomoda, porque ahora con el tema de los celulares todo el mundo te pide una foto y no siempre tengo ganas. No sé, te sentís un escracho y después, alguien tiene una foto tuya en la que estás horrible y se activa tu vanidad.

Ahora, la música. Juana le dio la espalda a su carrera de actriz cómica.Ahora, la música. Juana le dio la espalda a su carrera de actriz cómica.

-¿Y entonces qué hacés en una situación así?

-Y si estoy muy escracho o muy apurada, le pido dos mil millones de disculpas y les doy un abrazo, un besito, pero la foto no.

-Me acordaba de una canción tuya que decía esto de que un día vas a ser otra distinta, ¿no? Como hacer cosas que no hiciste jamás. A lo mejor tiene que ver con lo que estamos hablando

-¿Viste que hay gente que es más segura y no tiene tanto problema? Bueno, me gustaría ser un poco más así, y que nada me importe nada.

¿Algo de la mirada ajena que te molesta?

-Sí, sí, muchas veces sí. Eso es una de las cosas que cambiaría si pudiera ser otra distinta.

-¿Es algo temido? ¿Es algo con lo que convivís?

-Por un lado, lo tengo y a la vez realmente hago lo que quiero, sobre todo con la música. Pero bueno, eso es medio obvio porque haber dejado la carrera que yo tenía para hacer otra cosa, era solamente si hacía lo que yo quería, si no, no tenía sentido. (Piensa). Reconozco que a mucha gente no le gusta lo que hago, quizás porque requiere un poco de atención, una segunda escucha.

-¿Y hoy estás contenta de quien sos?

A veces sí, a veces no. Creo que tuve mucha suerte, por supuesto. No digo: “Ay, mi vida es una mierda”.

-Tu primer disco se llama

Rara. ¿Qué sentís que hay de vos en esa palabra?

Rara no, pero sí tímida. Odio la timidez. Para mí, la timidez es la otra cara de la vanidad. Es como una vanidad disfrazada de timidez. Justamente el miedo al qué dirán, a hacer el ridículo, todo eso es lo que te hace tímido también. No sé, o que no te guste la exposición. No a todo el mundo le gusta estar expuesto. Yo me acostumbré. Pero no es algo que yo haya buscado.

-Tuviste padres súper conocidos desde que naciste. ¿La pasabas mal por eso?

-Recuerdo estar con mi mamá en el auto y la gente tocando bocina y gritando: “¡Chunchuna!” Sí, era perturbador, de algún modo dejó una huella, me marcó.

-Y después el exilio. Ser chica y estar viviendo en otro país sin quererlo, donde te fuiste con tu mamá y su marido (Pino Solanas).

-Sí. Papá (Horacio Molina) también vino porque quería estar cerca de nosotras, Inés y yo. Pero, por ejemplo, en Francia, estaba el factor de no pertenecer. ¡A esa edad, tener que ser un extranjero! Por eso la prioridad número uno con mi hermana era hablar perfectamente el idioma.

Juana, de noche. Hoy jueves, mañana y el sábado toca en La Trastienda.Juana, de noche. Hoy jueves, mañana y el sábado toca en La Trastienda.

-¿Cómo fue ser una adolescente en París?

-Y yo habría preferido serlo en otro lado. Ahora, viéndolo de lejos, era una ciudad muy hostil. Bueno, lo de los “jóvenes viejos” se lo ganaron, ¿viste? No sé ahora. En ese momento lo eran… Tenían todos actitud de una persona grande ya muy frustrada. Tenían 17, 16 y ya tenían una amargura de gente grande. Ya el colegio era una cosa de locos. Mucha intelectualidad. Mucha, mucha.

-Además, se habló poco de los hijos del exilio, los que tuvieron que irse, algún libro se publicó del tema, pero no mucho…

-Sí, a mí me daba mucha bronca las actitudes de los adultos en ese momento. Pensaba: “Está bien, están exiliados, todo lo que quieras, pero ya que estás, no es que te exiliaste en un pueblo donde no hay nada y extrañás Buenos Aires, ¡te fuiste a París!” ¿Me vas a decir que no encontrás nada para hacer en París y pasarla más o menos bien? Ya sé que no querías irte. Me daba mucha vergüenza que la casa se llenara de afiches del Obelisco, de Gardel y de recuerdos de Buenos Aires. No les creía. Me daba bronca que se encontraran entre ellos mismos, que no conocieran gente del lugar, que no se adaptaran a la ciudad. Bueno, yo era chica.

-Más gueto, digamos.

-¡Más gueto! Sí, un plomo, un aburrimiento. Como nosotras fuimos al colegio, forzosamente nos tuvimos que adaptar. Esa fue una etapa bastante difícil. Creo que, sobre todo, porque fue en Francia. Por ahí, en otros países, hubiera sido más fácil.

-¿Sentís que te quedaron marcas de ese pasado?

-Sin duda. No sé bien cuáles. Pero no fue fácil. Quizás fue más difícil de lo que yo pienso, pero lo que no te mata, te fortalece. Quiero decir, toda esa hostilidad la puedo analizar ahora. En ese momento era simplemente estar en ese lugar y salvarte lo mejor posible. No había otra opción. No era que yo pudiera decir: “Chau, me vuelvo a Buenos Aires mañana”.

Sin dudas me quedaron marcas de mi pasado en el exilio. No sé bien cuáles.

Juana MolinaActriz y cantante

-Y vos fuiste la primera en irte, ¿no?

-Sí, yo volví un año y medio antes que los demás, estaba harta. Ahí me di cuenta de que la estaba pasando mal.

-¿Pero puede ser que tuviste un desengaño amoroso y por eso regresaste? Alguna vez leí eso…

-Estaba muy enamorada. Muerta con un chico que no me dejaba, pero yo empecé a sentir que ya no me quería. Medio que me sirvió decidir irme de una buena vez. Medio daba la sensación de que, si no, nunca se iba a terminar y yo ya estaba sufriendo.

-O sea, uno de tus primeros grandes amores…

-Sí, sí. Estaba muerta, muerta de amor por él. No es que me jodió, no lo pondría en esos términos. Pero ya no daba para más. Y la carne es débil y yo no quería verlo más.

Juana de noche. Subida a un árbol, lejos de la ciudad.Juana de noche. Subida a un árbol, lejos de la ciudad.

-Y después ¿cómo te reconciliaste con el amor?

-Nunca me peleé con el amor. No, no tuve problema con eso. (Piensa). No sé, yo siempre, durante mucho tiempo fui muy romántica. Me imaginaba siempre eso de la familia, los hijos, tener un compañero, tener el mismo toda la vida. Me hubiera encantado eso, pero no me pasó. (Medita). No me pasó. Tengo amigos que hace como cuarenta años que están casados y se adoran. No muchos, pero es algo muy lindo de ver. Debe ser algo muy lindo.

-Eso es lo que vos hubieses querido.

-Sí, hubiese querido eso.

Nunca me peleé con el amor. Durante un tiempo fui muy romántica.

Juana MolinaActriz y cantante

-Volvamos a tus padres, te los mencioné. ¿Qué sentís que tomaste de cada uno?

-Mirá, una vez le dije al poeta Fernando Noy que no sabía si me parecía más a mamá o papá. Y me dijo: “¿Por qué no te parecés a vos misma?” Y me quedó… Fue muy importante eso que me dijo hace mucho tiempo atrás. Así como creo que las influencias en la música son despertadores de cosas que uno tiene adentro, también creo que otras cosas de los padres las tenemos genéticamente, pero sólo algunas.

-¿Y qué características entonces creés que tenés de ellos?

-Bueno, no sé, por ejemplo el humor, eso de imitar a todo el mundo y toda la gracia la heredé no solo de mi viejo, sino de toda su familia. Mi abuela era muy graciosa, increíblemente graciosa, su hermano también. Esas sí son cosas que se aprenden. Al haber compartido tanto tiempo con ellos, necesariamente vas absorbiendo muchas cosas. El papá de María Elena Walsh les hacía inventar cuentos en la sobremesa.

-¿Qué extrañás hoy de tu papá y de lo que no podés compartir más con tu mamá?

-Los extraño mucho. Extraño ciertas conversaciones que ya no voy a tener más con nadie. Hay cosas que yo solamente hablaba con mamá. El otro día dijeron: “¿Por qué habla así en tiempo pasado de la madre?” Bueno, porque mamá no puede hablar ahora. Y con papá, hablábamos de cosas que solamente podía hablar con él. A pesar de que me parecían también un desastre los dos.

-¿La educación, decís?

-La educación, cosas que pensaban que están mal y yo mucho tiempo pensé que estaban bien. Esas cosas que se maman, sobre las que no se reflexiona, y un día te das cuenta de lo equivocados que estaban.

Y con tu mamá te estás revinculando de otro modo.

-Sí, qué sé yo. Tampoco quiero hablar nada, porque a ella no le gustaría.

-Pensaba, cuando hablamos antes del exilio, que a vos te empezaron a escuchar acá cuando te descubrieron en realidad en los Estados Unidos, en Japón…

-Creo que acá pasó eso por razones obvias. No hace falta un análisis exhaustivo. Es evidente. Yo estaba instalada en un lugar y fue desconcertante que lo abandonara para hacer algo tan distinto. Me decían: “¿Por qué te estás yendo de este lugar que me gusta? Quiero que hagas esto, que no hagas otra cosa”. Pero yo entiendo bien a los que dicen eso, ¿eh?

-Claro, el “no te vayas del éxito del humor en la tele”.

-Sí, ese “no te vayas”, pero, bueno, me tenía que ir. No quería morirme sin hacer lo que sentía que tenía que hacer.

-Y llegaste a vivir un tiempo en los Estados Unidos. Eso de decidir estar allá, volviendo a esto del exilio, como un modo de “expulsión” de tu país…

Sí, aparte ya me pasaban por la radio, entonces dije: “Bueno, vamos a un lugar donde alguien me da bola”. Y por eso fui ahí.

-Volvamos a tu interior. ¿Te analizaste?

-Alguna vez, sí (dice como dubitativa).

-¿Esa observación fue como no querer acordarte?

-(Interrumpe) No es que no quiera acordarme, para nada. No sé. Sí, hice bastante.

-¿Te ayudó? ¿Pudiste resolver conflictos? ¿Observar potencialidades tuyas?

-Más o menos. La última persona con la que me analicé me gustaba mucho. Pero, bueno, llega un momento en que medio se estancó. Quizás hay que tomar una distancia y volver, no tengo ni idea. No es fácil encontrar ese psicoanalista justo.

-Bueno, pero de los procesos que hiciste algo rescatás seguramente. Por ejemplo, que te acompañaron en ese momento en que fuiste a buscar algo, ¿ o no demasiado?

-No siento que haya habido un antes y un después. (Sonríe). Soy un hueso duro de roer. Difícil. Algunas cosas que están muy -como te decía al principio- muy arraigadas, ésas de las que ya no te das cuenta. Hay cosas que uno no ve. ¿Cómo hacés para ver lo que no ves?

Juana Molina posando en estudio. Vive en la zona norte del Conurbano bonaerense./ Foto: Cristina Sille Juana Molina posando en estudio. Vive en la zona norte del Conurbano bonaerense./ Foto: Cristina Sille

-¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?

-Más o menos. Por supuesto, uno no considera lo hermoso que es pensar como pensás con el paso del tiempo. Y solamente pensás en lo físico, que es lo único que realmente se deteriora. Todo lo demás mejora siempre. Y los mandatos de la sociedad. Es el culto a la juventud, que entiendo perfectamente. Lo tenemos muy arraigado. Tanto, que da miedo. Espiritualmente me siento bastante igual siempre. Hay cambios, pero esencialmente creo que soy exactamente la misma.

-O sea, lo físico es lo que realmente se deteriora…

-Sí, no es fácil envejecer, ni sentir el paso del tiempo. Uno deshaciéndose.

Dentro de muchas décadas, ¿cómo te gustaría que te recuerden?

-¡Hay que ver si me recuerdan! Llega un momento en que las personas desaparecen. No sé. Van a conocer, eventualmente, lo que hice. No me van a recordar a mí. Dentro de cinco décadas, recordarme no me va a recordar nadie. Va a ser todo una información de lo que se pueda ver. O escuchar. Ahora que estoy viva, pienso, me encantaría que la música se siguiera escuchando, por supuesto. Sí, eso sí. Pero cuando esté muerta no me va a importar nada (ríe).

fuente: CLARIN

Artículos Relacionados

Volver al botón superior

Adblock Detectado

Considere apoyarnos deshabilitando su bloqueador de anuncios