Juan José Pagnotta: el asesino del oeste que sembró el terror en tres crímenes

Juan José Pagnotta, conocido como “el asesino del oeste”, se convirtió en una figura infame en la historia delictiva argentina, resonando en la memoria colectiva debido a la brutalidad de sus crímenes.

Mató por primera vez a los 18 años, y a los 23 fue condenado por el asesinato de tres hombres, perpetrados durante robos violentos en las localidades de Ituzaingó y Castelar.

En su corta carrera criminal, los actos de violencia cometidos por Pagnotta revelaron su despiadada naturaleza. Desde el asesinato a un jubilado hasta un secuestro seguido de muerte, sus crímenes no solo conmocionaron a las víctimas y sus seres queridos, sino que también alarmaron a toda una comunidad.

El impacto de los homicidios de Pagnotta trascendió los muros de la prisión, donde continuó causando terror. Considerado un asesino serial por los fiscales, su accionar llevó incluso a cuestionar la efectividad del sistema penitenciario en la rehabilitación y el control de criminales peligrosos.

Pagnotta fue acusado de ser el autor material del crimen del comerciante de Castelar Daniel Bogani, quien intentó salvar a su hija de un secuestro. Foto: Clarín.Pagnotta fue acusado de ser el autor material del crimen del comerciante de Castelar Daniel Bogani, quien intentó salvar a su hija de un secuestro. Foto: Clarín.

El caso de Juan José Pagnotta es un claro ejemplo de cómo la violencia puede incubarse en la juventud y derivar en actos atroces. Su trayectoria delictiva dejó una huella de horror en la zona oeste del Conurbano, donde, entre 2003 y 2004, cometió una serie de homicidios en compañía de su banda criminal, apodada “Los Juancitos”, que atacaba cada 20 días.

El primer crimen de Pagnotta tuvo lugar el 9 de abril de 2003, cuando mató al jubilado Eduardo Angiono, de 67 años. Angiono se dirigía a la casa de su hija para recoger a su nieto cuando fue interceptado por Pagnotta y su banda, quienes le apuntaron con un arma y lo forzaron a salir de su automóvil.

Tras dispararle a los pies para incapacitarlo, Pagnotta le disparó nuevamente y la bala le provocó a Angiono heridas mortales en el estómago. Este acto que acabó con la vida del anciano también marcó el inicio de una serie de crímenes que aterrorizarían a los vecinos de la zona.


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El 1 de mayo de ese mismo año, Pagnotta se ensañó con una nueva víctima en una canchita de fútbol del barrio San Alberto, de Ituzaingó: Mario Medina, de 43 años, quien ese día celebraba su cumpleaños. Durante un partido Medina tuvo una discusión con un joven, quien fue a buscar a Pagnotta en su defensa. En un giro inesperado, “el asesino del oeste” disparó sin más contra Medina, en un ataque tan brutal que dejó atónitos a los testigos de la situación.

Sin embargo, su crimen más resonante se produjo el 8 de abril de 2004, cuando secuestró a Daniela, la hija del comerciante local Daniel Bogani. A raíz de un desperfecto mecánico en su vehículo, la joven y su novio se encontraba en una gomería de Castelar.

Familiares del jubilado Eduardo Angiono y el comerciante Daniel Bogani marchaban pidiendo justicia. En 2009 llegó la condena. Foto: Clarín.Familiares del jubilado Eduardo Angiono y el comerciante Daniel Bogani marchaban pidiendo justicia. En 2009 llegó la condena. Foto: Clarín.

Pagnotta ingresó al local, tomó a Daniela como rehén y la obligó a regresar a su casa, donde la amenazó con un cuchillo. Cuando el padre de la joven apareció en escena creyendo poder negociar, Pagnotta le disparó de muerte. Este episodio no solo evidenció su crueldad, sino también su capacidad de planear y ejecutar crímenes con una frialdad alarmante.

Arrestado y llevado a juicio, “el asesino del oeste” fue condenado a reclusión perpetua el 6 de noviembre de 2009. La sentencia incluyó cargos por asesinato, robo agravado y privación ilegal de la libertad.

En 2014 estaba alojado en la cárcel de Junín, y por sus recurrentes inconductas se pidió su traslado. El informe del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) lo definió como el “asesino serial más odiado de las prisiones”. Los penales de Sierra Chica, Urdampilleta, General Alvear y Bahía Blanca no quisieron aceptarlo, lo que reafirmó su estatus como uno de los criminales más peligrosos de las cárceles argentinas.

fuente: CLARIN

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