Internet al borde del colapso: el MIT propone reemplazar al DNS – Revista Mercado

Desde 1983, la arquitectura de Internet se sostiene en el Sistema de Nombres de Dominio (DNS). Fue concebido para una red de sitios estáticos, administrados por humanos y actualizados en ciclos que iban de minutos a horas. Esa lógica fue suficiente para la expansión de la web, el comercio electrónico y las plataformas de redes sociales. Sin embargo, el escenario que se abre con la inteligencia artificial desborda por completo esas coordenadas.

Los investigadores del MIT y de un consorcio global de empresas tecnológicas plantean un diagnóstico inquietante: el Internet actual no está preparado para albergar billones de agentes de inteligencia artificial autónomos. Estos agentes —programas capaces de ejecutar tareas, negociar contratos, coordinar cadenas de suministro, atender clientes o colaborar en proyectos científicos— demandarán un sistema de identidad y descubrimiento en tiempo real, con garantías de privacidad, seguridad y confianza verificable.

El DNS, con su lentitud en la propagación de cambios, su modelo de confianza limitado a la propiedad de un dominio y su incapacidad para gestionar la volatilidad de agentes que se crean y desaparecen en milisegundos, se convierte en un cuello de botella.

Frente a este límite histórico, surge la propuesta del NANDA Index y el esquema de AgentFacts. No se trata de una evolución incremental del DNS, sino de una reconfiguración radical del modo en que se organiza la red.

La analogía con la primera globalización digital

El trabajo de Ramesh Raskar (MIT) y su equipo recuerda al debate de fines de los años setenta, cuando el crecimiento del tráfico de datos volvía insostenible el sistema de direcciones ARPANET. En aquel entonces, el DNS apareció como una solución para traducir direcciones numéricas en nombres legibles y asegurar una expansión ordenada de la red.

Hoy, la transición hacia un Internet de agentes exige un cambio de magnitud equivalente. La diferencia es que el desafío no es solamente técnico. También involucra cuestiones de gobernanza, confianza y responsabilidad jurídica: ¿quién responde cuando un agente autónomo manipula información, comete un fraude o coordina acciones ilícitas a escala global?

En este punto, el paralelo histórico ayuda a dimensionar la magnitud del debate. Así como el DNS fue una pieza central en la economía digital de las últimas cuatro décadas, el NANDA Index busca ser el cimiento de la economía algorítmica que se avecina.

Las limitaciones del DNS

Los autores del paper sintetizan cinco problemas centrales:

  1. Escalabilidad insuficiente: DNS fue diseñado para millones de registros estáticos, no para miles de millones de actualizaciones dinámicas por hora.
  2. Vacío de confianza: un certificado TLS prueba la propiedad de un dominio, pero no dice nada sobre el comportamiento o el código de un agente.
  3. Exposición de privacidad: las consultas actuales revelan quién pregunta qué, vulnerando principios de confidencialidad.
  4. Limitaciones de enrutamiento: los registros fijos no se adaptan a agentes que cambian de ubicación constantemente o necesitan distribuir carga ante ataques.
  5. Falta de gobernanza auditable: sin registros transparentes, no es posible atribuir responsabilidades cuando agentes de distintos países interactúan de forma dañina.

Este diagnóstico es severo: el DNS, base de la Internet contemporánea, resulta inadecuado para la Internet de agentes autónomos.

Qué propone el NANDA Index

El NANDA Index introduce un índice mínimo y distribuido que asocia identificadores de agentes con un conjunto de metadatos verificados y dinámicos. A diferencia del DNS, que concentra en un registro información relativamente estática, NANDA se apoya en una estructura modular:

  • Lean Index: mantiene solo datos esenciales (un identificador, credenciales, y las direcciones de metadatos). Cada registro ocupa menos de 120 bytes y puede propagarse globalmente en menos de un segundo.
  • AgentFacts: documentos JSON-LD firmados criptográficamente que contienen la identidad del agente, sus capacidades, endpoints, credenciales y métricas de desempeño. A diferencia de la simple auto-descripción, requieren verificaciones emitidas por entidades confiables.
  • Resolución dinámica: un sistema de múltiples rutas que permite redirigir tráfico según latencia, carga, localización geográfica o políticas de privacidad, garantizando continuidad aún en contextos de ataques o fallas.

El resultado es una arquitectura capaz de sostener interacciones seguras, verificables y escalables entre trillones de agentes.

Privacidad y confianza como requisitos

Uno de los aspectos centrales del diseño es la resolución con preservación de privacidad. Mediante direcciones privadas (PrivateFactsURL), un cliente puede acceder a la descripción de un agente sin revelar su identidad ni dejar trazas de interés.

Asimismo, cada afirmación contenida en los AgentFacts debe estar respaldada por credenciales verificables (VCs). De este modo, un agente no puede anunciar capacidades que no tiene, ni suplantar a otro con reputación consolidada. El modelo recuerda al sistema de auditorías y certificaciones que rige en sectores como la aviación o la banca, ahora aplicado al terreno algorítmico.

Gobernanza federada

El NANDA Index no pretende constituirse en un organismo centralizador. Al contrario, se concibe como un “acolchado” de registros (quilt-like index), en el cual conviven entidades gubernamentales, corporativas y descentralizadas. Cada una puede decidir el nivel de visibilidad y control sobre sus agentes, mientras se asegura la interoperabilidad global.

Este enfoque federado recuerda a la lógica de Internet en sus orígenes: una red de redes, con autonomía local pero protocolos comunes. La diferencia radica en que ahora los protagonistas ya no son únicamente los Estados y las grandes corporaciones, sino también millones de agentes autónomos que interactúan en mercados digitales, servicios de salud, sistemas financieros y entornos científicos.

Escenarios de uso

El paper identifica múltiples aplicaciones que ilustran la urgencia de este nuevo marco:

  • Finanzas: agentes que negocian en milisegundos contratos de derivados o arbitrajes de divisas.
  • Salud: orquestación automática de historiales médicos y diagnósticos compartidos entre hospitales en distintos continentes.
  • Logística: bots que coordinan cadenas de suministro globales, con capacidad de reaccionar ante disrupciones en tiempo real.
  • Ciencia: colaboración masiva de agentes que procesan datos genómicos o astronómicos.

En todos estos casos, la latencia, la verificabilidad y la privacidad son condiciones de éxito.

Economía política de los agentes

Más allá de lo técnico, la propuesta plantea interrogantes económicos y políticos de enorme alcance. ¿Cómo se financiarán los registros y servicios de verificación? Los autores sugieren modelos que van desde micropagos hasta esquemas de staking, pero advierten sobre el riesgo de concentrar poder en intermediarios que conviertan el acceso en un bien privativo.

La cuestión de la gobernanza internacional también es central. ¿Aceptarán los Estados que agentes extranjeros operen libremente en sus mercados a través de NANDA? ¿Se impondrán restricciones similares a las que hoy pesan sobre las plataformas digitales y los flujos transfronterizos de datos?

La historia muestra que cada salto tecnológico redefine la geopolítica. La primera revolución industrial otorgó ventaja a quien dominaba la máquina de vapor; la segunda, a quien controlaba la electricidad y el acero. En el siglo XX, las telecomunicaciones y la informática determinaron hegemonías. En el XXI, la capacidad de organizar un Internet de agentes autónomos puede convertirse en la nueva fuente de poder.

Lo que falta definir

Aunque el NANDA Index está sólidamente planteado, los propios autores reconocen preguntas abiertas:

  • ¿Debe el índice ser visible para cualquiera o restringido para evitar abusos?
  • ¿Quién establece los plazos de actualización (TTL) y con qué criterios?
  • ¿Qué mecanismos de revocación rápida deben aplicarse en casos críticos?
  • ¿Cómo evitar que la flexibilidad del enrutamiento genere vulnerabilidades adicionales?
  • ¿Qué incentivos económicos garantizarán la sostenibilidad del sistema sin derivar en monopolios?

Se trata de interrogantes similares a los que atravesaron la expansión del DNS, pero ahora en un contexto más complejo y acelerado.

Un cambio de época

El surgimiento del NANDA Index no debe interpretarse solo como un proyecto académico. Los autores provienen de instituciones como MIT, Carnegie Mellon, Cisco, Dell y Akamai, actores con influencia directa en la arquitectura de Internet y en la provisión de infraestructura global.

De materializarse, este sistema configurará el sustrato sobre el que se desplegará la próxima ola de innovación digital. Empresas, gobiernos y sociedades deberán decidir si adoptan un modelo de red abierto y federado o si avanzan hacia fragmentaciones regionales.

Lo que está en juego es la capacidad de Internet para evolucionar de una red de páginas y servicios a una red de agentes inteligentes. Si en los años noventa la pregunta era cómo monetizar el tráfico web, en los próximos años será cómo organizar un ecosistema de trillones de entidades autónomas que actúan en nombre de humanos y máquinas.

Conclusión

El NANDA Index y los AgentFacts representan una propuesta fundacional: un intento de diseñar la infraestructura de confianza, descubrimiento y privacidad que permita la emergencia del Internet de agentes.

Como ocurrió con el DNS en los años ochenta, no se trata de un detalle técnico, sino de la arquitectura que condicionará la economía digital durante décadas. Su adopción redefinirá las reglas de competencia, los modelos de negocio y la distribución del poder en la era de la inteligencia artificial autónoma.

En ese sentido, la comparación histórica resulta inevitable: así como el DNS fue la clave para la expansión de la web, el NANDA Index puede convertirse en la piedra basal de la próxima gran transformación de Internet.

fuente: GOOGLE NEWS

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