
El episodio revela una tevé que, superior a la actual, contenía espacios de criticidad para consigo misma. Otros tiempos: hoy la manipulación se presenta desprovista de elementales ornamentos de respeto por la inteligencia ajena.
En 2015, un experimento social replicó en texto lo que Caparrós y Dorio presentaron en los ‘80: en un año electoral, una web ficticia logró instalar la versión de que Néstor Kirchner y Cristina Fernández aparecerían en un capítulo de Los Simpson, caracterizados como políticos corruptos entongados con el eterno alcalde Joe Diamante.
El experimento se sustentó en la verosimilitud de algunos datos sueltos y la fuerza de los dibujos, pero sobre todo en el sesgo de confirmación de lectoras y lectoras, que no prestó atención a la fuente: un dominio extravagante creado ex profeso. Hubo quienes celebraron a la familia amarilla y quienes le declararon su rechazo.
Ante la reproducción de medios y referentes políticos, que no chequearon mínimamente la información, era esperable que gente de a pie cayera en festejos o repudios. Ahí quedó otro punto: el perjuicio que causa en la comunidad la irresponsabilidad de quienes debieran tomarse diez minutos para verificar. Si hubieran tomado la mitad para evaluar la importancia real de la eventual noticia, también se habría frustrado el experimento social. Tal vez aquel experimento de hace una década ofreció las primeras pistas sobre las razones por las que Javier Milei cuenta con plafón para atacar a la prensa que no se somete por completo a sus capacidades de visionario.
En aquel caso, las redes sociales también marcaron un freno a la proliferación de la noticia falsa, cuando alguien consultó en el entonces llamado Twitter al productor de Los Simpson, que la desmintió. Las distancias cortas del arroba todavía producían algunos resultados positivos.
La pregunta es si esta era de Inteligencia Artificial, aguda e infalible en sus algoritmos, es susceptible de comprar y vender buzones. Consultado Google por “Balbastro+escritor”, su IA respondió con la velocidad que sólo tienen los tontos.
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fuente: Inteligencia artificial, estupidez silvestre – Agencia Paco Urondo”> GOOGLE NEWS



