
Todos los nuevos gobiernos tienen una predisposición a considerar cambios en el INASE (Instituto Nacional de Semillas) por diferentes motivos. Unos porque quieren -así lo creen- mejorarlo. Otros porque ven una “caja” que creen que deben manejar porque así lo decidió la ciudadanía, otorgándoles el poder necesario en las urnas.
Los que llegaron más lejos fueron De la Rúa, Colombo y Berhongaray, que directamente lo anularon y lo convirtieron en una Dirección. Todos tienen un rasgo común: la ignorancia de la importancia de las semillas en nuestra civilización actual y la soberbia de asumir que saben sobre el tema. Es así que el sector involucrado en el amplio aspecto del mundo de la semilla no es convocado para emitir una opinión responsable que ayude a una mejor decisión. Parece ser que el haber puesto a germinar un poroto en la escuela primaria aseguraría un conocimiento suficiente.
De la Rúa y acompañantes de aventura degradaron el INASE creando conflictos innecesarios con el personal y resintiendo fuertemente su accionar. Fueron momentos difíciles para todos los sectores involucrados por cuanto no puede haber desarrollo del sector semillero privado si no tiene en un organismo técnico desde el Estado que sea su imagen especular y permita fundamentalmente la inserción en el comercio internacional –
El cierre del INASE me encontró presidiendo la Asociación de Semilleros Argentinos. Tuve sobre mis hombros una difícil tarea: mantener el espíritu de trabajo y relación entre el sector oficial y el privado y determinar el camino a seguir.
Al hacer esto último asumimos que a esa altura de los acontecimientos era imposible la restitución del INASE tal como la habíamos conocido. Eso nos convenció de que era la oportunidad de darle forma a una idea que ya daba vueltas en la mente de muchos dirigentes del sector: tratar de organizar un INASE independiente del poder político circunstancial que tantos problemas nos había traído.
Asi surgió el Instituto Argentino de Semillas, ente público no estatal, relacionándose para todas las cuestiones institucionales con el Estado Nacional con la Secretaria de Agricultura Ganadería y Pesca, o cualquier ente que lo reemplace. El objeto del IAS será ser el órgano de aplicación de la ley 20.247. Fueron días de mucho trabajo creativo para darle forma y convencer a todos los sectores que era lo más conveniente.
Actualizando diríamos que el IAS absorbería el personal del actual INASE, aliviando la plantilla estatal. Sería conducido por un directorio integrado por todos los actores de la actividad semillera, y tendría como función el manejo de todo el IAS: personal, presupuesto, etc. Los recursos del IAS provendrían de las prestaciones de todo tipo que brindara a la industria u otros sectores que lo requieran.
Tocamos todos los timbres y golpeamos todas las puertas que creíamos conducían a una solución al problema innecesariamente creado. Es asi que en Diputados se elaboró un proyecto de ley de creación del IAS. Tuvo dictamen favorable de las comisiones de Agricultura y Hacienda y pasó par su tratamiento en el recinto el último día de sesiones. Su tratamiento estaba segundo en el orden del día. Todavía hoy no sabemos que mano negra de algún lobby (suponemos cual ) lo retiró.
Nos llegan comentarios de la intención del gobierno actual de hacer “algo” con el INASE. circulan muchas versiones a las que no la damos crédito porque no están en la consideración publica de los sectores involucrados. Presentamos esta propuesta con el convencimiento que se adapta al concepto de eliminar del Estado actividades que puede asumir la actividad privada. Este es un muy buen ejemplo.
A los que piensan que esta propuesta esta inspirada en algún país organizado difícil de comparar con el nuestro, con alguna envidia y vergüenza les digo que este sistema funciona desde hace años en Uruguay.
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