
La inteligencia artificial (IA) está cambiando el juego en el mundo financiero a una velocidad que sorprende hasta a los expertos. En países como Estados Unidos y China, ya hay sistemas que manejan cifras astronómicas, automatizan operaciones y ajustan inversiones al perfil de cada persona. Y esto no es ciencia ficción: se calcula que, para 2027, la inversión global en IA aplicada a las finanzas va a superar los 97 mil millones de dólares. Los famosos “roboadvisors”, por ejemplo, podrían estar gestionando más de 5 billones en activos para entonces.
En Latinoamérica, este avance también se siente, especialmente después de la pandemia y el boom de las fintech. Brasil y México encabezan la carrera en la región, con un montón de startups que están sacudiendo al sistema financiero tradicional con propuestas más ágiles, digitales y pensadas para las personas. Pero ojo: todavía hay una brecha importante, tanto tecnológica como cultural, que hay que achicar.
Argentina está en una especie de punto medio. Por un lado, hay señales positivas: el 60% de las PyMEs ya usa alguna herramienta de inteligencia artificial y, dentro del mundo financiero, muchas empresas están dando pasos firmes en esa dirección. Pero si hablamos específicamente de inversiones, el panorama cambia: menos del 10% del mercado trabaja con algoritmos, y la enorme mayoría de las decisiones siguen estando en manos humanas. Aun así, los que se animaron a dar el salto ya están viendo resultados: más del 60% bajó sus costos y el 70% aumentó sus ingresos. ¿El resto? Todavía está mirando desde afuera, con algo de cautela.
“La inteligencia artificial ya está cambiando la forma en que invertimos y gestionamos el dinero en todo el mundo. En Argentina, todavía estamos dando los primeros pasos, pero la oportunidad es enorme: quienes logren unir tecnología, confianza y cercanía serán los protagonistas de la próxima revolución financiera”, Federico Palmisano, fundador y CFO de YONT.

Lo que viene es bastante evidente: la inteligencia artificial va a jugar un rol clave en el mundo de las inversiones, ayudando a automatizar procesos, prevenir fraudes y ofrecer servicios financieros cada vez más hechos a la medida de cada persona. Pero en Argentina, el gran reto no está solo en adoptar tecnología, sino en hacerlo sin perder de vista lo que acá sigue siendo esencial: la confianza, el trato humano y esa cercanía que marca la diferencia. También habrá que aprender a moverse dentro de un marco regulatorio que todavía presenta obstáculos.
En empresas como YONT, están convencidos de que la verdadera innovación está en lograr ese equilibrio: usar todo el poder de la IA, sí, pero sin dejar de acompañar a cada cliente con atención real y personalizada en cada paso de su camino financiero.
—