Habló el pescador que salvó a 40 personas que flotaban en el Mar Caribe tras un dramático naufragio: “Pensé que habían muerto”

Entre el viento y el agua que salpicaba sus ojos mientras avanzaba en su pequeña embarcación, Danilo Reyes tuvo que mirar varias veces para corroborar lo que estaba viendo: unas 42 personas a la deriva en el mar del Caribe. El pescador de 33 años, y su compañero, Mario Martínez, rescataron al grupo de turistas que naufragó en Colombia luego de que la lancha en la que iban se partiera en dos y se hundiera en cuestión de minutos.

Lo que iba a ser una excursión a una isla paradisíaca con aguas turquesas terminó en un naufragio donde todos temieron por sus vidas durante casi tres horas de desolación.

La dupla de pescadores que estuvo en el momento preciso actuó de manera anónima y desinteresada, pero dos pasajeros de aquel fatídico tour le agradecieron por su acción heroica a través de las redes sociales, y así se supo quiénes fueron los que los llevaron sanos y salvos hasta tierra firme.

En diálogo con Clarín, Danilo cuenta que es oriundo de la ciudad de Montería, departamento de Córdoba, pero vive en Cartagena hace más de 20 años. Desde que era adolescente, a los 16 años, empezó a pescar, y con el tiempo se convirtió en su profesión de vida.

A la izquierda, Danilo Reyes, y a la derecha su compañero de pesca Mario Martínez.A la izquierda, Danilo Reyes, y a la derecha su compañero de pesca Mario Martínez.

“Me dedico a esto hace más de 15 años, y aquí por cuestiones del clima solo podemos pescar en dos estaciones: en invierno, cuando es época de lluvia, y en verano cuando es época de de sequía, porque en la costa del caribe hay mucha brisa y mucho oleaje que es complicado para las embarcaciones pequeñas y no se puede salir todos los días”, indica el hombre, amable y aún atónito por la magnitud de la experiencia que le tocó vivir.

“Nunca me imaginé que este trabajo me iba a llevar de pronto estar ante en el lugar indicado, pero evidentemente ese era el objetivo que tenía sin saberlo, el propósito de llegar a ese lugar en ese momento preciso”, expresa Danilo.

Manos que se agitan: el pedido de auxilio

La cronología de ese domingo 2 de marzo fue de película. “El tour de este grupo se dirigía hacia una isla llamada Isla Palma, y yo estaba cerca ahí hacía 12 días, pescando por allá, porque a veces me alejo de casa unos cuantos días junto con mi compañero y nos quedamos mientras haya trabajo”, indica.

Para brindar una ubicación geográfica detalla que se encontraba a 50 millas náuticas de Cartagena en dirección al sur. “El día anterior a la noche estábamos pescando y estaba muy fuerte la brisa, así que decidimos que en la mañana nos iríamos para casa porque se estaba poniendo bastante peligroso“, comenta.

Una imagen momentos antes de ser rescatados, sosteniéndose unos a otros en mar abierto. (Foto: Captura video X)Una imagen momentos antes de ser rescatados, sosteniéndose unos a otros en mar abierto. (Foto: Captura video X)

A las 8 de la mañana partieron, pero las inclemencias del clima los obligaron a desviarse. “Hay dos rutas para ingresar a la Bahía de Cartagena: la normal es por mar abierto, y normalmente las olas vienen de norte a sur, entonces implica ir en contra del oleaje, que estaba fuerte, y esta la ruta del canal del dique, que es una apertura que hicieron muchos años atrás, y tenemos que meternos por el Caribe, pero es más lejos y representa más gasto de combustible”, describe.

Intentaron ir por la ruta tradicional, pero el viento los hizo optar por el canal del dique cuando llevaban dos horas de navegación, y estaban en lo que la comunidad pesquera conoce como “el mero”, porque en ese punto pican muchos peces de esa especie.

“De repente vi un ‘sucio’ grande, que le decimos así porque en el canal del dique suele haber de todo, plantas de plátano, animales muertos, cosas buenas y cosas malas, y vi algo que se movía; creí que eran dos palos en el agua, pero no era un palo, era una mano que se agitaba, y después eran dos manos, y más y más”, revela.

Bajó el ritmo de navegación, y avanzó en esa dirección. Cuando estuvo a 30 metros pudo divisar mejor el panorama y le dijo a su compañero: “¿Estoy viendo bien? ¡Esas son personas!“.

Habían salido dos lanchas con grupos de turistas rumbo a Isla Palma: una tuvo problemas con el motor y la otra llegó a destino sin complicaciones (Foto: Instagram @kathiadelpuerto)Habían salido dos lanchas con grupos de turistas rumbo a Isla Palma: una tuvo problemas con el motor y la otra llegó a destino sin complicaciones (Foto: Instagram @kathiadelpuerto)

“Ahí fue cuando vi a dos grupos de 20 personas agarradas unas a otras y cuando uno ve esa gente ahí perdida, uno se imagina lo peor; piensa si se habrán muerto, que lo pensé, y enseguida te preguntas cuánto llevarán ahí”, confiesa.

El rescate, a lo MacGyver y contrarreloj

“Les pregunté: ‘¿Están todos bien?’, me contestaron que sí, y lo siguiente que les consulté fue: ‘¿Están todos completos?‘, y me contestaron que sí, que gracias a Dios no había nadie herido”, detalla, y explica que “en la zona hay bastantes tiburones tigres“.

“A 3 kilómetros del lugar donde los encontré a mí me pasó de pescar accidentalmente el tiburón más grande que vi en mi vida, así que el peligro de un ataque estaba, y ellos llevaban ya dos horas ahí cuando nosotros llegamos, así que podría haber pasado cualquier cosa”, revela.

Video

Video. El estremecedor momento en que una embarcación se hunde en el Caribe

“Con calma, no se agarren todos de la embarcación porque me la pueden voltear, y ahí sí quedamos perdidos ustedes y nosotros también”, fue lo siguiente que les dijo. Algunos pasajeros se tranquilizaron ni bien lo vieron, pero otros estaban en pánico por la situación, y trataban de alcanzar el bote mientras las olas los seguían golpeando.

“Algunos estaban llorando, nerviosos, querían embarcar desesperados, pero los que estaban mejor les pedían que confiaran en mi y empezamos a organizarnos”, manifiesta. Como no había niños en el naufragio, los primeros en subir con un sistema de cuerdas que improvisó Danilo en el momento, fueron algunos señores mayores y una embarazada.

“Mi embarcación tiene un solo motor, es pequeña y no alcanzaba más que para 10 personas, pero ellos eran más de 40″, cuenta, y recuerda que los que permanecían en el agua le rogaban que no los dejara ahí.

Él trató de brindarles tranquilidad y les prometió que si no conseguía ayuda de los guardacostas volvería todas las veces que hiciese falta para rescatarlos. “Les tiré dos anclas de mi embarcación, amarradas a unos tanques grandes que teníamos, donde solemos guardar la gasolina, que ya estaban vacíos, y así formamos unas bollas para identificar dónde estaban y que tuvieran algo de lo que sostenerse sin que los desplazara el oleaje”, explica.

Los náufragos se mantuvieron a flote con los chalecos que tenían al momento del hundimiento de la lancha (Instagram @kathiadelpuerto)Los náufragos se mantuvieron a flote con los chalecos que tenían al momento del hundimiento de la lancha (Instagram @kathiadelpuerto)

“Ustedes de aquí no se van a mover, sino se sueltan de aquí no se mueven y la corriente no se los va a llevar, yo ya marqué las coordenadas en el GPS y vamos a rescatarlos como sea”, les dijo Danilo antes de alejarse con el primer grupo de 12 personas que trasladó a la isla de Barú.

Tardó media hora en aquel viaje, que grabó en un video que le compartió a su familia, que estaba preocupada por su atípica demora. El pescador es padre de dos hijos, de 8 y 10 años, que lo esperaban en su casa mientras él realizaba la epopeya marítima con su compañero.

El emotivo regreso a tierra firme

“En el transcurso encontré señal telefónica y otro compañero me hizo el favor de llamar a la base de la Armada colombiana, les dimos las coordenadas y ellos salieron a buscar el resto de personas; mientras yo bajé a las personas en un muelle de un hotel donde también habían lanchas que hacen el mismo recorrido que la que había naufragado, les comenté y salimos varias embarcaciones de nuevo”, relata.

Cuando llegaron vieron que el personal de la Armada estaba arribando y se organizaron para asistir a todos, que afortunadamente estaban exactamente en el lugar donde Danilo los dejó. Sin aquella acción de amarrarlos y anclarlos podía ser muy difícil volver a ubicarlos, y su pedido de auxilio a las autoridades marítimas también fue clave para asegurar la supervivencia del grupo.

“Estaban a 7.8 millas náuticas de la de la tierra, es decir más o menos a 14 kilómetros por vía terrestre de tierra al mar, entonces ellos no divisaban la costa, no veían dónde estaban y la propia corriente seguro los fue moviendo en el correr de las tres horas que estuvieron ahí”, explica.

La Armada de Colombia les brindó asistencia una vez que supieron la ubicación gracias al aviso de Danilo ReyesLa Armada de Colombia les brindó asistencia una vez que supieron la ubicación gracias al aviso de Danilo Reyes

Una vez que todos volvieron a tierra firme, Danilo partió rumbo a su hogar. “Muchos me dieron la mano y me dieron las gracias, pero no volví a tener contacto con ninguno de ellos. Yo no podía quedarme en el mar, la brisa iba a empeorar y ya tenía que volver”, revela.

“Queda la gratitud de que se hizo, y que no fue hecho con intención de lucrar ni que le dieran algo a uno, porque lo importante es estar en paz con uno; de de pronto mañana estoy en una situación similar y otra persona lo hace por mi también”, expresa el hombre que los propios rescatados bautizaron como “el bendito pescador”.

“Tengo dos manos para trabajar y mientras tenga eso, puedo salir adelante y mantener a mi familia, así que yo no le pido más nada a Dios”, dice mientras charla con este medio, y se asoma por unos instantes su hijo menor, que le pregunta cómo hace para hablar con alguien de Argentina desde Colombia, maravillado por la posibilidad de hacer una videollamada a la distancia.

La pareja de recién casados de José Benítez y Kathia del Puerto, días antes del naufragio en una paradisíaca isla.La pareja de recién casados de José Benítez y Kathia del Puerto, días antes del naufragio en una paradisíaca isla.

Los recién casados José Benítez y Kathia del Puerto fueron quienes le dieron difusión a la identidad del pescador, a través de un video en su cuenta de Instagram -@kathiadelpuerto-, donde brindaron testimonio de todo lo que vivieron en una publicación titulada: “Una experiencia de terror, sobrevivir a un naufragio“.

La joven pareja de nacionalidad paraguaya contó que antes de la llegada de Danilo ya había pasado cerca otra lancha, que no los vio. Kathia del Puerto, que es hija del diputado paraguayo Miguel del Puerto, también relató el desesperante momento en que uno de los turistas pudo llamar a emergencias con su celular, gracias a que tenía el teléfono resguardado en una funda sumergible, pero estableció conexión solo unos pocos minutos y no pudo orientar a los operadores sobre su ubicación.

Fue una combinación de factores que bien podrían calificar el desenlace como un “milagro”: los dos intentos fallidos de ser rescatados, que no hayan sufrido ningún ataque de la fauna marina del lugar, que todos hayan sobrevivido con tan solo heridas leves, y que los dos pescadores los encontraran gracias a un desvío de su ruta por el clima.

“No soy de ir a misa seguido, pero sí creo en Dios; en lo que no creo es en el hombre, que a veces está un poquito torcido en algunas cuestiones”, confiesa Danilo con humor. Y concluye: “En este caso no hay duda, ese día esa gente estaba con Dios“.

fuente: CLARIN

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