
Rocío Magalí Sánchez
Para Ecos Diarios
El fotógrafo necochense Marcelo Guevara —conocido en redes como @papasacafotos— se define como alguien curioso por naturaleza. Esa curiosidad, que lo llevó hace años a experimentar con cámaras analógicas, lo empuja hoy a explorar los límites de la inteligencia artificial aplicada a la imagen, un territorio que revoluciona el arte visual sin borrar la huella humana. Invitado en “Desde Temprano” por Ecos Radio , compartió su experiencia y reflexiones sobre este nuevo universo donde la creatividad dialoga con la tecnología.
“Hoy la IA se usa en todo. Y en la fotografía también, claro. Hay dos formas: una es cuando se interviene una imagen tomada con una cámara tradicional; la otra, cuando la IA genera la imagen desde cero” empezó contando Guevara.
La descripción abrió un mundo de posibilidades. Ya no se trata solo de editar una foto, sino de crear lo que uno imagina. “Podés pedirle, por ejemplo, un conejo blanco con un collar de perlas en un bosque de fantasía —contó— y te lo genera. Pero siempre necesita una referencia. Si querés algo parecido a una imagen, se lo mostrás. Eso se llama prompt”.
Del rollo a los píxeles inteligentes
El fotógrafo comparó esta revolución con la transición del rollo a la cámara digital. “Pasó lo mismo. Pensábamos que nos iba a reemplazar, pero no: solo cambió la forma de trabajar. Antes teníamos una cámara y un ordenador. Hoy tenemos una computadora que recibe órdenes, y lo mejor es que está al alcance de todos. No es una herramienta solo para profesionales. Cualquier vecino o emprendedor puede usarla”.
Guevara invitó a perderle el miedo. “Aprendan, porque esto es lo que se viene”, recomienda. Menciona incluso a quienes tienen emprendimientos visuales o gastronómicos: “Una pastelera puede mostrar sus ideas con IA antes de hacer la torta real. Es una forma de mostrarle al cliente el concepto, no de reemplazar el producto”.
El secreto, aclaró, está en ser específico: “Tenés que darle órdenes precisas. No es una persona del otro lado; es una herramienta que interpreta lo que le decís. Cuanto más detallado el pedido, mejor el resultado.
El entrevistado reconoció que ha pasado horas dándole instrucciones a los programas de IA. “Tengo editores humanos que a veces se enojan cuando les pido una corrección. Pero con la IA eso no pasa. Nunca se enoja, aunque la colapsé una vez. Le pedí un retoque muy técnico, con una gota y su sombra de cierta dirección, y me respondió: no estoy a este nivel, esto necesita intervención humana”.
Esa anécdota resume lo que para él es la esencia de la herramienta: una compañera de trabajo incansable, pero que todavía no reemplaza la sensibilidad. “Es impresionante lo que puede hacer, pero hay cosas que solo el ojo humano capta. Los defectos, las pequeñas imperfecciones, esas marcas que hacen auténtico un rostro o una escena… eso enriquece una imagen”.
El alma detrás de la imagen
Para ilustrar, mostró una serie de fotos tomadas en los molinos de Necochea, donde la IA ayudó a transformar una ola común en una escena artística. “La intención original era que la ola real golpeara de fondo, pero el momento no se dio. Entonces la recreé con IA. No hay nada librado al azar: la luz, el movimiento del agua, la ropa, todo está pensado. Pero detrás sigue estando mi mirada. Eso no lo genera un programa.
Guevara además contó que incluso nombra a sus inteligencias artificiales. “A una le puse Lumen, por la unidad de medida de luz. Le podés poner el nombre que quieras. Es parte del vínculo que se genera con la herramienta”.
Aunque algunos sostienen que la inteligencia artificial podría quitarle mérito al fotógrafo, Marcelo disiente. “No es así. La IA no te quita valor; mejora lo que ya sos. Antes teníamos que editar a mano, ahora se puede hacer más rápido. Pero la sensibilidad, la idea, la emoción que querés transmitir, sigue siendo humana. Eso no se reemplaza”.
También recordó una experiencia para el Festival de Cannes, donde debía representar la violencia de género a través de una imagen. “Necesitábamos mostrar el aire del secador de pelo como una cachetada. Era difícil lograrlo con medios tradicionales, y terminamos usando inteligencia artificial. El resultado fue impactante. A veces hay que combinar los recursos”.
Guevara insistió en que la IA no viene a sustituir, sino a complementar. “Es una herramienta. No reemplaza al fotógrafo, al diseñador, al abogado ni al contador. Lo que hace es marcar una carrera de habilidades. Quien sepa usarla, va a tener una ventaja. Por eso es importante aprender”.
Y dejó un consejo final para quienes aún la miran con recelo: “No tengan miedo. Métanse, prueben, jueguen. Hasta una señora jubilada de 60 años puede hacerlo. No le va a pasar nada, no le van a cobrar nada. Hay generadores gratuitos que permiten experimentar. Lo importante es animarse”.
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