
Un cadáver fue hallado en un placard del departamento 3B de la calle Buenos Aires 315, en pleno centro de Córdoba. La víctima, una mujer entre 20 y 40 años, estaba envuelta en colchas y atada con cables. Su cuerpo llevaba al menos seis meses oculto. Nadie la ha reclamado, y su ADN no coincide con ninguna persona desaparecida. La Justicia aún no puede determinar cómo murió.

El principal sospechoso y sus alarmantes antecedentes
El departamento estaba ocupado por Horacio Grasso, un expolicía con un historial criminal espeluznante. En 2007 fue condenado por matar a un niño durante un robo, y pese a sus antecedentes y mala conducta en prisión, logró la prisión domiciliaria. Su tobillera electrónica reportó 255 violaciones del régimen, pero ninguna fue suficiente para que las autoridades actúen a tiempo.
Jueces, fallas y negligencia estatal
Los jueces que autorizaron su libertad, Gustavo Echenique Esteve y Facundo Moyano Centeno, ignoraron múltiples advertencias del Servicio Penitenciario. Informes negativos, amenazas a vecinos, denuncias por acoso e incluso intentos de incendiar departamentos quedaron en la nada. El sistema de control fracasó estrepitosamente.

Un hermano prófugo y más dudas que respuestas
El hermano de Grasso, Javier, fue quien organizó la limpieza del departamento y ahí se descubrió el cuerpo. También tiene un oscuro prontuario: fue denunciado por acoso y detenido en Paraguay por robo. Hoy está desaparecido. Mientras tanto, la Justicia aún no tiene imputados por el crimen, ni sabe quién era la mujer que murió, ni cómo, ni cuándo.
