La reclusa, que se identifica como queer, fue acusada de atacar a otras internas en el penal de mujeres de Córdoba.
Una nueva imputación sacude al Establecimiento Penitenciario N°3 de Córdoba. Una detenida, trasladada allí tras cambiar su identidad de género, fue acusada de violencia sexual contra otras internas. La fiscalía ya tomó intervención y ordenó su reubicación en una celda sin contacto con otras personas.
La reclusa había sido condenada en 2017 por lesiones y privación ilegítima de la libertad contra su expareja. Tras obtener la libertad condicional, fue nuevamente denunciada por violencia y violar una restricción perimetral, lo que la llevó de vuelta a prisión.
En 2018, tras identificarse como persona queer, fue trasladada al penal de mujeres. Su defensa sostiene que “no se autopercibe mujer, es no binaria” y cuestiona que la provincia no cuente con espacios adecuados para personas con esa identidad.
El caso generó una fuerte controversia y reavivó el debate sobre la organización del sistema penitenciario y la identidad de género. Mientras la justicia avanza, el tema ya llegó a la agenda política, con funcionarios nacionales manifestándose en contra de lo que llaman “ideología de género”.