
Con apenas 17 años, la violinista Pilar Policano, que nació en Remedios de Escalada, se abre camino entre los nombres más destacados de la música clásica internacional. Formada en el Perlman Music Program y actualmente discípula del maestro Boris Kuschnir en Viena, la joven combina virtuosismo, frescura y una madurez artística que sorprende a públicos y críticos por igual.
En su recorrido artístico incluye conciertos en salas como el Teatro Colón, el KKL de Lucerna o el Victoria Hall de Ginebra. Además, Pilar acumula premios internacionales y experiencias únicas. Sin embargo, conserva la serenidad. Para ella, cada concierto es una celebración del trabajo y no una fuente de presión. “Me siento súper libre en el escenario, es un momento de felicidad, no de nervios”, asegura.
Los inicios de su carrera
Su historia comenzó entre atriles y partituras. Desde muy chica, Pilar asistía con su mamá y sus hermanos a los ensayos de la orquesta infantil municipal. “Para mí era súper normal ver instrumentos y a niños tocando. No lo sentía como algo de adultos ni formal, era natural”, recuerda. A los 6 tuvo su primera clase de violín y pronto ingresó a la orquesta. A los 11 comenzó a estudiar con Rafael Gintoli, uno de los pedagogos más importantes de la Argentina. “Fueron tres años de un trabajo muy intenso y lindo”, recuerda.
Su debut como solista llegó a los 9, y a los 14 ya pisaba el escenario del Teatro Colón junto a la Filarmónica de Buenos Aires. “Tocar ahí fue un lujo enorme, pero lo viví con total naturalidad. Me encanta el escenario y la conexión con el público. Nunca sentí presión, sólo disfrute”, confiesa. Esa soltura se transformó en una de sus mayores virtudes. La seguridad con la que enfrenta cada presentación, incluso junto a orquestas de nivel mundial.
Desde hace tres años, Pilar Policano se radicó en Viena, Austria, para estudiar junto a los mejores músicos del mundo.Desde 2022 vive en Viena, donde estudia con Boris Kuschnir, considerado uno de los grandes pedagogos del violín. “Vivir en Viena es un lujo. Hay historia en cada esquina. Paso por calles donde vivieron Chopin o Mozart. Estudiar acá es aprender todo el tiempo, no sólo en clase sino escuchando a los grandes que tocan en la ciudad”, cuenta. De su maestro destaca su compromiso y sensibilidad: “Se dedica al 100% a sus alumnos, nos enseña que cada nota tiene una historia y que el sonido debe ser propio y reconocible”.
Premios, escenarios y el sueño de inspirar a otros
Su ascenso internacional no para. En los últimos años obtuvo el Arthur-Waser Award 2025, el Grand Prix del Concurso Internacional Yankelevitch y el primer lugar en el Concurso Internacional de Violín de San Petersburgo, entre muchos otros. También integró programas de formación como el Perlman Music Program Summer School, donde fue alumna de Itzhak Perlman, uno de los mejores intérpretes, y participó en el Ozawa Academie y el Morningside Music Bridge. Sin embargo, Pilar reconoce que uno de los premios más lindos fue la reacción del público argentino cuando pudo tocar en el país. “Cuando toqué en el Palacio Libertad (ex CCK) con la Sinfónica Nacional sentí una energía increíble. Era como una hinchada de cancha dentro de un auditorio. Es muy especial tocar en casa”, cuenta.
Uno de los momentos más importantes de su carrera llegó en mayo pasado, cuando se presentó junto a la Sinfónica de Lucerna en una de las salas más prestigiosas del mundo. “Fue un lujo total, una experiencia inolvidable”, afirma. Pero también valora cada oportunidad de volver a Argentina. Este año fue invitada al Festival Konex de Música Clásica, donde interpretó obras de Beethoven, Mendelssohn, Mozart y Bach, acompañada por un violín histórico de 1780 cedido especialmente para la ocasión.
En 2023, Pilar Policano tuvo la posibilidad de conocer al Papa Francisco en Budapest.A pesar del ritmo vertiginoso, Pilar mantiene el equilibrio entre su vida artística y la adolescencia. “Me encanta lo que hago y no siento que me falte nada. Sigo en la escuela, tengo amigos, mi familia y mis clases. Es mucho trabajo, pero ni se siente”, asegura. Tiene la mirada puesta en el futuro con el deseo de seguir superándose. “Quiero llegar al nivel más alto, tocar con las mejores orquestas y compartir la música con la mayor cantidad de gente posible. Muchos no se dan cuenta de lo fascinante que es la música clásica, y me gustaría poder acercársela”, cierra.
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