
La tercera temporada de Envidiosa se estrenó el pasado 19 de noviembre con gran éxito. La serie protagonizada por Griselda Siciliani llegó al puesto número 1 entre las más vistas en Argentina y en el número 5 del top 10 de Netflix semanal global entre las producciones de habla no inglesa. La vida en pareja, los celos, la maternidad y las relaciones abiertas son algunos de los temas que rodean a Vicky, ese personaje principal que insistentemente se autodefine desde su “intensidad”.
“Desde que me enteré que Lola tiene una relación abierta lo único que pienso es que va a pasar algo con vos”, le dice Vicky (Siciliani) a Matías (Esteban Lamothe, su pareja en la ficción). Aunque Lola es sólo una compañera de trabajo, el hecho de que se vincule dentro de las no-monogamias desata en la protagonista todo tipo de fantasmas.
Pero, ¿qué es realmente una relación abierta? Para explicar de qué se trata, Clarín dialogó con Juan Pablo D’Orto y Cecilia Figlioli, creadores de “la policlínica”, un espacio de acompañamiento y escucha para miembros (o aspirantes) a relaciones no-monógamas y autores del libro La revolución sexoafectiva (Urano).
“A diferencia de la monogamia, que establece la exclusividad afectiva y sexual como primera norma, las relaciones abiertas y no-monogamias permiten múltiples vínculos afectivos o sexuales con consentimiento y transparencia. Este modelo relacional cuestiona la mononorma, es decir, la presunción de que todas las personas desean y deben conformarse a la monogamia sin cuestionarla”, aseguraron Figlioli y D’Orto.
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El tráiler de “Envidiosa”, temporada 3
En ese sentido, aclararon que hay una gran variedad de formas de relacionarse que no implican como base la exclusividad sexual y afectiva. Para ellos, “no hay una masa homogénea de relaciones y eso es lo más interesante”.
En contraposición a lo prejuicios que persisten alrededor de este tipo de vínculos, Cecilia y Juan Pablo destacaron que ninguna de las etiquetas dentro de las no-monogamias se definen por el número de relaciones, sino por buscar una visión crítica y superadora del amor romántico: nuestro sistema de creencias, símbolos, lenguajes y comportamientos alrededor del amor.
Según ellos, “las relaciones abiertas son o deberían ser un espacio para pensar el amor y las relaciones y la crítica a este sistema de creencias que fomenta relaciones basadas en el control y la posesión de quién es nuestra pareja. El objetivo de las relaciones abiertas no es simplemente salir con más gente. La multiplicidad de relaciones no es algo que haya inventado el poliamor”.
La tercera temporada de Envidiosa, entre lo más visto de Netflix. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.En esa línea, añadieron que, “de hecho, en el mundo monógamo pareciera que sucede todo lo contrario… la regla es la multiplicidad pero a través de la infidelidad y la ruptura del acuerdo exclusivo. La gente desea, se atrae y vive en simultáneo”.
Las relaciones abiertas, insistieron, implican revisar todo lo aprendido sobre el amor y las relaciones, así como el intento y el ejercicio de no reproducirlo en las nuevas relaciones a construir.
El consenso y el consentimiento en las relaciones abiertas
“Abrimos la relación porque creíamos que había una posibilidad de transformar el mundo”, afirmaron Juan Pablo y Cecilia al explicar su posición sobre este modo de vincularse. “Salir de la mononorma implica toda esta crítica a cómo vemos el amor y la pareja y la construcción de acuerdos basados en otros valores a los que propone el amor romántico”.
Sobre este tipo de pactos, detallaron que son “acuerdos basados en la autonomía y la compañía de las personas y en la desestimación del control y la posesión sobre los deseos, decisiones y necesidades del otro. Se prioriza mantener la integridad personal y emocional, estableciendo límites claros y respetuosos, así como respetando los de nuestras compañías”.
María Abadi y Agustín Aristarán mantienen una relación abierta en la tercera temporada de Envidiosa. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.En ese contexto, destacaron la importancia del consenso y el consentimiento, y diferenciaron el significado de ambos conceptos: “El consenso es un marco general, mientras que el consentimiento es puntual”.
El consenso es un acuerdo basado en intereses compartidos respecto a una actividad y delimita en qué condiciones se dará esa actividad: cuándo, dónde, cómo y con quiénes. Los consensos deben ser discutidos en la mayor condición de igualdad posible, exponiendo la información necesaria para poder decidir, respetando la autonomía de las personas involucradas y los límites personales.
El consenso, además, es dinámico y perdura en el tiempo, requiere plasticidad y un gran ejercicio. Una vez dentro de ese acuerdo, aclararon, las partes pueden dar su consentimiento para diversas situaciones, en este caso sexoafectivas.
Por otra parte, Figlioli y D’Orto enfatizaron que “en las relaciones abiertas las personas creen que hacer un acuerdo de pareja (como se les dice ahora) se trata de hacer un listado de prohibiciones y de permitidos, donde a fin de cuentas lo que se intenta poner en ejecución es la posibilidad de controlar lo que tu pareja hace con sus amistades, sus salidas, sus decisiones o sus otras parejas”.
Griselda Siciliani, en la piel de Vicky, en Envidiosa 3. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.Sin embargo, “el acuerdo no es una lista de supermercado”, resaltaron. “No todas las situaciones se pueden prever ni todas las situaciones se resuelven en pareja, hay cosas que dependen exclusivamente de las decisiones autónomas de las personas involucradas”.
Y concluyeron: “Lo que sucede muchas veces es que las personas sienten deseos, amor o amistad por varias personas, pero no quieren romper con el esquema que implica la mononorma y el amor romántico. Es cierto que requiere mucha energía, paciencia y no siempre es el momento oportuno. Sin embargo, que todas las partes sepan en qué tipo de relación se encuentran es vital para poder consensuar cómo se llevará adelante”.
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