El triunfo de Trump, la consagración de X (y de Musk)

La definición fue grandilocuente.

“...Y por eso quiero agradecer muy particularmente a Elon Musk por su trabajo enorme en X, que ha salvado a la humanidad”, exageró Milei en la residencia de Trump, luego de los abrazos de “Rocky” Stallone y del propio Musk.

Unos días después, en el territorio bonaerense de San Miguel, el libertario Gordo Dan alertó: “Somos el brazo armado de la libertad avanza”. Para agregar: “¿Pero armados con qué…? Con el arma más poderosa del siglo XXI…”, mientras mostraba un teléfono celular.

Ambas definiciones mueven más a una risa incrédula que al asentimiento convencido. Sin embargo, y sin ignorar la evidente intención de provocar, está claro de nuevo que Milei y los suyos otorgan a las redes sociales, sobre todo a X, un rol decisivo en la dinámica política y en los últimos resultados electorales en la Argentina y en los EE.UU.

¿Esa convicción se apoya en algo más que la impresión y el deseo subjetivo? ¿Cuán decisiva fue X en el triunfo de Trump?

Hasta fin de octubre, y aunque no existe una cifra precisa (y la noticia de estos días es la migración hacia BlueSky), se estima que X tenía más de 100 millones de usuarios activos en los Estados Unidos. Y, según relevamientos de este año del Pew Research Center (centro no partidista de investigaciones de los EE.UU.), el 59% de los usuarios de X en ese país lo utiliza para informarse sobre política.

Cuando se preguntó cuántos de los más de 100 millones se habían cruzado con alguna noticia política en X este año, el porcentaje creció hasta el 74%.

La “atracción fatal” entre X y la política la confirma otro dato: dos tercios de quienes en los Estados Unidos postearon contenidos políticos respondieron que lo hicieron porque “la política pertenece a X”.

Las causas y consecuencias no son lineales, pero puede entenderse, más allá de la experiencia de cada quien, a la red social de Musk como el terreno consolidado del debate, la militancia, la construcción y la comunicación de consignas.

Quien conquista X habrá ganado un “territorio” importante, que incluye sobre todo a entendidos, pero lo trasciende para contagiar mucho más allá.

En este punto se plantea una paradoja. La penetración de X logra su mayor eficiencia en la amplificación de los medios tradicionales, que replican los mensajes que por allí circulan.

Enemigos íntimos, X y los medios se disputan la atención de los usuarios, al tiempo que se complementan en una utilización mutua, pero que plantea interrogantes hacia el futuro.

Martin Gurri, ex analista de la CIA y autor del libro “La rebelión del público”, está seguro de la influencia crucial de X: “Sin duda, es difícil imaginar la victoria de Trump sin la decisión de Musk de comprar Twitter”, escribió esta semana. Y sentenció: “La compra de Twitter abrió un espacio libre, poblado por celebridades políticas y mediáticas, así como por usuarios de a pie (…). Antes, conservadores y libertarios estaban encerrados en un gueto informativo. Eran libres de hablar, pero sólo se oían entre ellos”.

fuente: CLARIN

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