
La gran mayoría de las personas tienen ese diálogo interior. Aunque un pequeño porcentaje dice no escucharlo, ni sentirlo; incluso las personas sordomudas tienen un sistema de comunicación interno, aunque diferente al resto, que es con palabras.
Ese diálogo interno, la voz interior, tiene diferentes funciones, y todo depende del objetivo: alguno es más instruccional, y se encarga de dar instrucciones a la hora de hacer algo; otro es más motivacional, como si fuera un coach interno propio; pero también hay un diálogo interno social, que hace que imaginar conversaciones con otras personas.
También hay uno disociativo, como si hubiera diferentes personas hablando sobre un mismo cerebro, y al final es uno mismo, y existe un debate entre dos argumentos diferentes. Y otro compulsivo, que se encuentra continuamente analizando y sobrepensando, el que todos deben redirigir y aprender a silenciar de vez en cuando.
La psicóloga Alba Cardalda, experta en psicoterapia cognitivo-conductual y neuropsicología, explica por qué tendemos a sabotearnos mentalmente y qué podemos hacer para mejorar nuestro diálogo interno.
Por qué solemos tener un diálogo interno negativo

La especialista menciona dos factores clave que influyen en la manera en que nos hablamos a nosotros mismos:
La crianza y el entorno familiar. Desde la infancia, aprendemos a hablarnos en función de cómo nos hablaron nuestros padres y cuidadores. “Si los adultos a nuestro alrededor se critican constantemente o expresan inseguridades sobre su cuerpo o capacidades, los niños tienden a replicar ese mismo patrón de diálogo interno”, advierte Cardalda.
La herencia evolutiva. Nuestro cerebro está diseñado para anticipar peligros y escenarios negativos, un mecanismo de supervivencia que fue útil en la prehistoria, pero que hoy puede llevarnos al sobreanálisis y la ansiedad. “Tendemos a enfocarnos más en lo que podría salir mal en lugar de vivir el presente”, señala la psicóloga.
El impacto del diálogo interno en la salud mental
La voz interior tiene un impacto directo en nuestro bienestar emocional. “Es como tener a alguien a nuestro lado todo el día dándonos ánimo o, por el contrario, criticándonos sin descanso”, explica Cardalda.
Si es negativo, puede contribuir a la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. En cambio, cuando logramos modificarlo, nos volvemos más resilientes y seguros de nosotros mismos.
5 claves para mejorar tu diálogo interno
Para cambiar esta dinámica y evitar el autosabotaje, la especialista recomienda:
- Escribir lo que pensamos. Anotar nuestros pensamientos nos ayuda a identificar patrones negativos y a ser más conscientes de cómo nos hablamos.
- Practicar la meditación. La neurociencia ha demostrado que la meditación ayuda a reducir el estrés y fomenta una mentalidad más positiva.
- Tomar distancia emocional. Observar nuestras emociones sin reaccionar de inmediato nos permite ver la situación con más claridad y sin dramatizar.
- Hablarse en tercera persona. Pregúntate: “¿Cómo aconsejaría a un amigo en mi situación?”. Esto ayuda a ser más compasivo con uno mismo.
- Evitar la hiperexigencia y la comparación constante. Las redes sociales nos exponen a modelos de éxito irreales. En lugar de compararte, enfócate en tu propio progreso y en hablarte con amabilidad.