
A la hora de ahorrar energía, en especial en Europa, mucha gente piensa que la heladera es el electrodoméstico que más impacta en la factura.
La mayoría de los hogares en el primer mundo carecen de cocina a gas porque ha sido reemplazada ya sea por una vitrocerámica o una placa de inducción.
Las placas de vitrocerámica calientan de forma progresiva, conservan el calor residual, son fáciles de limpiar y bastante económicas. Las placas de inducción, en tanto, permiten una cocción más rápida, precisa y eficiente que la vitrocerámica o el gas.
Uno de estos dos elementos, por cierto, es el “ladrón de electricidad” que gastaría más que la heladera.

Un artículo de Repsol, en España, afirma que la placa de inducción es más eficiente que la vitrocerámica desde el punto de vista energético porque aprovecha mejor el calor y reduce el tiempo de cocción.

Según diversos estudios, agrega Repsol, la placa de inducción consume entre un 20 y un 40% menos que la vitrocerámica, lo que se traduce en un importante ahorro en la factura de la luz. Además, ofrece otras ventajas, como el aumento de la seguridad, mejor precisión y facilidad de limpieza.
La inducción utiliza un campo electromagnético para generar calor directamente en el recipiente de cocción, en lugar de calentar una resistencia o una superficie intermedia. Esto significa que el calor se produce solo donde es necesario, es decir, en la base de la olla o sartén, y no en la superficie de la placa, lo que reduce las pérdidas de energía.

En términos prácticos, una placa de inducción consume entre 1.500 y 2.000 vatios por hora (W/h) cuando se utiliza de forma habitual. Si se emplea durante una hora diaria, esto supone un consumo anual de entre 540 y 720 kilovatios hora (kWh).
Entonces, tomando un costo de 0,15 €/kWh, el uso máximo de la placa durante una hora costaría aproximadamente 1,11 €.
Como la vitrocerámica convierte la mitad de la energía consumida en calor, el consumo puede ser entre 20 y 40% superior.

Además, tarda casi el doble de tiempo, por ejemplo, para calentar una olla con agua.
Otras opiniones sobre la cocina eléctrica

Algunas voces relativizan las diferencias entre cocina de inducción y vitrocerámica. Es el caso de el medio danés Nyheder24, que afirma que la placa de inducción es “un devorador de energía en la cocina”.
Agrega: “Aunque suele venderse como una opción moderna y sostenible, la realidad es que consume una media de 748 kWh al año, lo que equivale a casi tres veces el consumo de una heladera, que ronda los 270 kWh”.
Para los autores del artículo, “la paradoja energética de la inducción radica en su mayor virtud: la velocidad. Al alcanzar altas temperaturas en cuestión de segundos, requieren una potencia considerable. Este detalle, que muchos pasan por alto al cocinar a diario, puede tener un impacto importante en la factura eléctrica”.

Por eso, los usuarios de la inducción deben tener en cuenta que no siempre necesitan de la potencia máxima para cocinar o calentar agua.
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