El lado desconocido de Marcos Galperin: su vida en Uruguay sin guardaespaldas, la política y el futuro fuera de la silla de CEO de Mercado Libre

Marcos Galperin no está dejando que su enorme fortuna limite su libertad. El cofundador de 54 años de MercadoLibre, la empresa más valiosa de América Latina, camina junto a dos periodistas de Bloomberg por el bucólico barrio donde vive en Montevideo, Uruguay. Su patrimonio ronda los 10.000 millones de dólares, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg, pero no hay guardaespaldas a la vista. Nadie lo detiene en la calle ni parece reconocerlo.

Transpirando en una típica mañana húmeda de primavera, Galperin señala el club de tenis cercano donde toma clases, con las canchas de polvo de ladrillo visibles desde la vereda; la feria a la que va a comprar frutas y verduras, donde antes solo aceptaban efectivo pero ahora aceptan Mercado Pago, su ubicua aplicación de pagos digitales; y, a pocas cuadras, la playa prístina que da al Río de la Plata, donde camina y trota.

Lo que más aprecia de su país adoptivo, dice, es la privacidad. “En Argentina te piden fotos, esto y lo otro. Uruguay es un paraíso para mí”, comenta, agregando que él mismo maneja por la ciudad. Montevideo está a media hora de vuelo de Buenos Aires, y su barrio “es como un pequeño Palo Alto. Aquí puedo vivir con libertad”.

Hay otra razón por la cual Galperin se siente relativamente desahogado estos días. A fin de año, renunciará formalmente al título de director ejecutivo de MercadoLibre y pasará a ser presidente ejecutivo, cediendo el mando al vicepresidente Ariel Szarfsztejn, quien, al igual que Galperin, tiene un MBA de la Stanford Graduate School of Business. Al reflexionar sobre otros fundadores que se quedaron demasiado tiempo, fueron expulsados tras malos resultados o cayeron por escándalos públicos, Galperin se convenció de que era el momento adecuado. “El verdadero poder es elegir cuándo dar un paso al costado”, afirma.

En una región del mundo donde infinidad de desafíos operativos han hecho tropezar a algunos de los nombres más grandes de los negocios internacionales, Galperin es un ícono tecnológico local. Tras estudiar en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania como estudiante de grado y luego asistir a Stanford, en Palo Alto, California, regresó a Argentina en 1999. Fundó MercadoLibre como un clon del sitio de subastas eBay —que fue uno de sus primeros inversores—, para luego superar a una multitud de competidores locales y convertirlo en el centro de compras online más importante de América Latina.

Introdujo Mercado Pago, una herramienta similar a PayPal para que compradores y vendedores pudieran operar de manera segura en la plataforma, y después la transformó en una aplicación independiente, permitiendo que más de 70 millones de personas paguen en comercios físicos, administren su dinero y compren a crédito.

“Permitimos que personas que viven muy lejos puedan comprar el mismo producto al mismo precio, financiarlo de la misma manera y recibirlo con envío gratis relativamente rápido”, afirma Galperin. “Eso es un sueño hecho realidad para decenas de millones de personas, independientemente de la ideología de su gobierno”.

Galperin tiene motivos para sentirse bien con su legado. Con una capitalización bursátil de 105.000 millones de dólares, MercadoLibre es un gigante del comercio electrónico y la tecnología financiera. Sus operaciones se extienden desde la selva amazónica en Brasil hasta los picos nevados de la Patagonia y abarcan 18 países, cada uno con su moneda, regulaciones, impuestos y problemas económicos.

MercadoLibre tiene una flota de aviones que cruzan Brasil y México y una red de centros de distribución repartidos por la región. La cantidad de empleados supera los 100.000, diez veces más que antes de la pandemia de Covid-19. Mercado Pago ahora busca licencias bancarias en Argentina y otros países para integrarse al sistema financiero contra el que compitió durante años. Las razones varían según el país, pero al menos en Argentina, sin licencia bancaria “no podés pagar salarios a una billetera digital. Me parece bastante escandaloso”, dice Galperin.

Sentado junto a la pileta en el tranquilo patio trasero de su casa de estilo campestre francés, cerca de la gran parrilla que enciende los domingos para hacer asado a familiares y amigos, Galperin cuenta que la decisión de renunciar como CEO no fue sencilla. Lo meditó y hasta lloró al respecto, mientras su directorio “hacía algunas preguntas difíciles”. Pero quería hacerlo mientras la empresa estuviera bien, y no solo cuando el momento fuera conveniente para él. MercadoLibre acaba de alcanzar su 27º trimestre consecutivo con crecimiento de ingresos del 30% o más, la única compañía pública del mundo en lograrlo, según Galperin. “Quería controlar el proceso”, asegura.

A pesar de los años de sólido desempeño, el sucesor de Galperin enfrentará una competencia creciente desde el exterior. Amazon.com sigue invirtiendo dinero en América Latina y recientemente anunció una alianza con la fintech brasileña Nu Holdings para ofrecer opciones de pago y préstamos a sus clientes.

La acción de MercadoLibre cayó 8% el día del anuncio. Galperin afirma que “somos una empresa mucho mejor” que antes, gracias a la competencia con Bezos y compañía, señalando que eso lo inspiró a desarrollar una red de más de 30 centros logísticos en la región para acelerar las entregas.

Luego están Temu y Shein, los nuevos actores chinos del e-commerce que permiten a los clientes comprar artículos baratos directamente de fábricas asiáticas, a menudo sin pagar aranceles de importación. Galperin no dice si intenta convencer a líderes locales, incluido el presidente argentino Javier Milei, de tomar medidas contra las importaciones chinas libres de impuestos. “Podés argumentar que es injusto para el gran minorista que declara y paga impuestos”, comenta. “Pero no nos corresponde a nosotros presionar a los gobiernos por eso”.

Cuando se le pregunta qué opinan su esposa, Karina, y sus tres hijos adultos sobre su semirretiro, Galperin hace una pausa y dice: “Quizás es la pregunta más difícil que hiciste. Tienen curiosidad por ver cómo va a funcionar”. Probablemente porque Galperin no es alguien que ceda el control fácilmente —y la lista es larga de fundadores que dejaron la responsabilidad solo para regresar después (como Howard Schultz, Larry Page, Michael Dell)—. También confía en que Szarfsztejn seguirá su dirección: “Interactuamos muy bien, así que cualquier cosa que yo crea importante, él me va a escuchar y va a actuar en consecuencia”.

Hay señales de que Galperin no se alejará del todo del frente de batalla. A diferencia de sus pares estadounidenses, no está listo para crear una empresa espacial (Bezos), administrar un centro de esquí (Reed Hastings) ni dedicarse a la filantropía (Bill Gates), y promete seguir enfocado en MercadoLibre por lo menos cinco años más.

Un área de interés es la inteligencia artificial. Galperin cree que liberarse de las responsabilidades diarias de CEO le permitirá investigar la tecnología más a fondo y dice que puede pasar horas viendo videos introductorios en YouTube sobre el tema. Imagina un asesor de IA que algún día ayude a los usuarios de Mercado Pago a pagar sus cuentas y luego asigne automáticamente cualquier ingreso extra a fondos de inversión alineados con su edad y nivel de riesgo. “Le vamos a dar al tipo promedio el mejor banquero privado del mundo”, afirma.

La política y el wokeismo

Galperin también se ha vuelto más activo políticamente y más expresivo en público. El año pasado recibió a Milei en las oficinas de MercadoLibre en Buenos Aires, y apoya las reformas de mercado y los fuertes recortes del gasto que eliminaron un déficit fiscal crónico.

Espera que Milei pueda aprobar las reformas laborales, previsionales y tributarias que están hoy en debate en el Congreso argentino. Califica como “muy positivo” el respaldo de 20.000 millones de dólares del gobierno de Trump para Milei, junto con un marco para un acuerdo de libre comercio, y dice que el acuerdo reducirá aranceles y “fortalecerá la competencia”. También se volvió más activo en X, defendiendo las criptomonedas y las reformas de políticas públicas mientras critica abiertamente lo que considera wokeismo, periodismo sesgado y políticas de inmigración laxas, particularmente de países islámicos.

“Creo que mucha gente en Occidente no parece apreciar la civilización occidental”, dice con firmeza. “La meritocracia es la forma de manejar un negocio y un país, y es la base del éxito que ha tenido la civilización occidental”.

Galperin, la persona más rica de Argentina, casi suena como si estuviera contemplando una carrera política. No lo descarta por completo: “He aprendido a evitar palabras como ‘nunca’ o ‘siempre’”. También afirma que su apoyo combativo al liberalismo económico no es algo nuevo. Después de todo, hace 26 años, como emprendedor recién iniciado, nombró a su empresa MercadoLibre. “Siempre estuvo bastante claro cuál es nuestra ideología”, sostiene.

fuente: Bloomberg

fuente: CLARIN

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