El impensando y poderoso factor que puede “rejuvenecer el cerebro”, comparable al ejercicio y a la dieta sana

La demencia y los trastornos neurodegenerativos son uno de los grandes temores que se asocian al incremento en la expectativa de vida de la población. En definitiva, el objetivo no solamente es vivir más: la calidad de vida de esos años es tan -y para algunas personas más- importante, que medir la vida en términos cuantitativos (lo que la OMS llama “brecha sustancial entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable”).

Por lo general, son dos las perspectivas desde la que se abordan las cuestiones que inciden en la salud de nuestro cerebro.

Además del exposoma, es decir todos aquellos factores que pueden impactar en nuestra salud cerebral y que por lo general se escapan a nuestro control (desde la calidad del aire que respiramos hasta la desigualdad del país en el que vivimos), y de las causas genéticas; prima la vinculada a los hábitos de vida saludables: una alimentación sana, la realización de actividad física y el correcto descanso, son las centrales.

Todo esto es más que sabido. Por eso, el hecho de que no solamente exista otra herramienta sino que además sea accesible, es alentador.

¿Qué pasaría si nos dijeran que una actividad puede no solo preservar nuestra salud cerebral, sino que además, generar un efecto de rejuvenecimiento? ¿Alguien podría negarse a realizar experiencias al alcance de la mano, que pueden hacer que nuestro cerebro tenga entre dos y cinco años menos?

La creatividad, vinculada a actividades artísticas y lúdicas, parece tener este poder. Así lo halló una nueva investigación internacional publicada en la revista Nature, cuya relevancia radica, entre otras cosas, en haber demostrado un impacto concreto a nivel biológico.

“Es la primera evidencia científica a gran escala que vincula directamente la participación creativa con una protección medible y directa de la salud cerebral”, dicen los autores de “Creative experiences and brain clocks” (Experiencias creativas y relojes cerebrales). Del estudio participaron más de 1.400 personas de 13 países, incluido Argentina.

La importancia del hallazgo

¿Está la creatividad subestimada? ¿Tendemos a asociarla al ocio, los hobbies y a concebirla como un privilegio reservado a la gente que tiene ganas, tiempo y las necesidades básicas cubiertas? ¿Puede este trabajo iniciar un camino en el que se logre algo similar a lo ocurrido con el sueño, que pasó de asociarse a la vagancia, a ser uno de los pilares de los buenos hábitos de vida?

“Este estudio cuenta con dos cuestiones muy poderosas: por un lado, por primera vez hay evidencia respecto del impacto en la biología, pero además este impacto se da en una medida biológica que está asociada a la salud: el rejuvenecimiento cerebral”, dice a Clarín Agustín Ibáñez, argentino, autor principal y correspondiente del estudio en GBHI-Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez.

La creatividad gana terreno

Lo cierto es que las actividades creativas y culturales vienen ganando terreno en el ámbito de la ciencia. Sin ir más lejos, recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el primer documento en el que promueve la prescripción social de actividades artísticas, señala el neurocientífico.

Las artes visuales son una de las disciplinas con efectos protectores. Foto Shutterstock.Las artes visuales son una de las disciplinas con efectos protectores. Foto Shutterstock.

En una revisión de la evidencia global sobre el papel de las artes en la mejora de la salud y el bienestar, dice la OMS: “Los resultados de más de 3.000 estudios identificaron un papel fundamental de las artes en la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y la gestión y el tratamiento de enfermedades a lo largo de la vida”.

En tanto, el presente trabajo será parte a fin de año, anticipa Ibáñez, de las series que la revista médica The Lancet realiza: se trata de conjuntos de publicaciones en las que actualiza una perspectiva con una serie de investigaciones.

Rejuvenecimiento cerebral que se mide en años

La conclusión central de este trabajo es que participar en experiencias creativas como la música, la danza, las artes visuales e incluso determinados tipos de videojuegos, puede retrasar el envejecimiento cerebral y promover una función cerebral más saludable.

Una aclaración necesaria es que la definición de creatividad usada en este estudio es intencionalmente amplia: se trata de la habilidad de producir ideas o soluciones nuevas y efectivas usando la imaginación.

El neurocientífico Agustín Ibañez, es uno de los autores del estudio. Foto: Archivo gentileza CONICET.El neurocientífico Agustín Ibañez, es uno de los autores del estudio. Foto: Archivo gentileza CONICET.

En el caso de los videojuegos, dependiendo si se trataba de nivel experto a aprendiz, el rejuvenecimiento cerebral fue de 2 años y medio en el último caso, y de 5 en el primero, señala a Clarín Carlos Coronel, primer autor e investigador del GBHI-Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez.

Tengamos en cuenta que uno de los tratamientos más novedosos que existe a la fecha para el Alzheimer (el tipo más común de demencia), denominado Lecanemab, sólo puede administrarse en etapas tempranas, y no cura la enfermedad sino que puede llegar a retrasar el deterioro cognitivo un 27% en 18 meses.

Sin embargo, es importante aclarar que este estudio fue realizado en personas sanas, con un enfoque preventivo y no terapéutico, aunque sus autores se manifestaron “optimistas” en este último sentido.

Otra de las cuestiones que se debe tener en cuenta es que es difícil saber de antemano cómo se vivenciará la experiencia creativa: a diferencia de lo que ocurre con el ejercicio, que sí o sí tendrá un impacto positivo en el organismo, si tomamos clases de tango en modo automático y sin desconectarnos de nuestros problemas, probablemente no tenga el efecto descripto, aclara Ibáñez.

El estudio

Pero vayamos al estudio: la investigación empleó una combinación de enfoques transversales (es decir, observacionales: se basan en la recopilación de determinada información en un momento determinado en un grupo de personas) e intervencionistas (mediante el que se evalúan los efectos de intervenciones o tratamientos específicos).

Entre los participantes, se incluyó a expertos creativos, como por ejemplo, bailarines de tango, músicos, artistas visuales y jugadores de videojuegos de estrategia en tiempo real; estudiantes, como aquellos que reciben capacitación a corto plazo a través de videojuegos que exigen habilidades cognitivas flexibles; y no expertos.

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El equipo de investigación utilizó modelos computacionales avanzados, conocidos como relojes cerebrales, para poder comparar la edad cerebral prevista con la edad cronológica, generando una brecha de edad cerebral (BAG, por sus siglas en inglés) que refleja un envejecimiento cerebral acelerado (mayor) o resiliente (menor).

Posteriormente, se analizaron las BAG en todos los grupos para determinar si la creatividad se asociaba con un envejecimiento cerebral retrasado o acelerado.

La creatividad y los mecanismos protectores

El estudio halló que en varios dominios creativos los relojes cerebrales mostraron un envejecimiento retrasado, especialmente en las regiones más susceptibles a la neurodegeneración.

Los modelos computacionales revelaron que la creatividad favorece una mayor eficiencia de las redes cerebrales y una mayor conectividad, mecanismos que podrían subyacer a su efecto protector a través de mecanismos de plasticidad neuronal.

“La creatividad emerge como un poderoso determinante de la salud cerebral, comparable al ejercicio o la dieta”, refuerza Ibáñez.

El estudio sugiere que la creatividad podría prescribirse, al igual que el ejercicio. Foto Shutterstock.El estudio sugiere que la creatividad podría prescribirse, al igual que el ejercicio. Foto Shutterstock.

Para explicar cómo esto sucede, Coronel alude a la categoría de excitabilidad: “el cerebro puede estar muy activado o poco activado, digamos que un cerebro sano está trabajando en un punto óptimo, y algo que sucede por ejemplo cuando alguien está en situaciones de estrés constante, y también pasa en la demencia, es que el cerebro empieza a sobreactivarse demasiado, y luego se produce una suerte de caída, y se entra en un estado más bien patológico, como por ejemplo alguna enfermedad neurodegenerativa”.

Y añade: “Uno de los beneficios de las actividades creativas es bajar esta sobreactividad y regular mejor la actividad del cerebro, protegerlo de este estado de hiperexcitación, y al modularla, la comunicación del cerebro es mucho más eficiente”.

No solamente en expertos

Y esto ocurre en todas las personas, no solamente en los expertos: “Una de nuestras conclusiones clave es que no es necesario ser experto para beneficiarse de la creatividad. De hecho, descubrimos que los estudiantes se beneficiaron de sesiones breves de entrenamiento con videojuegos”, señala Coronel.

Los autores aclaran que no se trata de cualquier videojuego, sino de uno que tiene características específicas: en el estudio usaron Startcarft 2, un juego de estrategia con una gran carga cognitiva e importantes componentes atencionales.

“Demanda estar haciendo muchas cosas al mismo tiempo, tiene una carga atencional muy alta y también requiere espiar y predecir qué hace el oponente, por lo que hay que anticiparse y crear estrategias, e imaginar qué podría hacer el otro y también uno mismo”, precisa Coronel.

Prescribir creatividad

Los resultados sugieren que la creatividad podría prescribirse, al igual que el ejercicio, como una forma económica, accesible y eficaz de proteger la salud cerebral, se entusiasman Coronel e Ibañez.

La creatividad es destacada, incluso, “como un recurso de salud pública”, con implicaciones para las intervenciones clínicas y políticas sanitarias.

“Nuestras sociedades necesitan reimaginar el envejecimiento saludable a través de ámbitos médicos y no médicos”, dice Ibáñez. Foto Shutterstock.

“Las prácticas creativas, desde el tango hasta los juegos de estrategia en tiempo real, comparten efectos protectores comunes sobre el cerebro; los hallazgos sugieren que está justificado incorporar la creatividad y las artes como estrategias centrales para promover un envejecimiento saludable”, indican.

Ibáñez suma: “Esto no sólo es relevante para la neurociencia, sino que representa una oportunidad cultural y política. Nuestras sociedades necesitan reimaginar el envejecimiento saludable a través de ámbitos médicos y no médicos, como la creatividad, las artes y el juego”.

Coronel dice que si bien estas experiencias creativas difieren, comparten un denominador común: ayudan a proteger las conexiones cerebrales vulnerables al envejecimiento acelerado. “Dado que las aficiones e intereses de cada persona son únicos, es alentador saber que existen muchas maneras de apoyar la salud cerebral a través de la creatividad”, alienta.

Cómo llevarlo a cabo

¿Puede cualquiera acceder a prácticas como estas, en las que la creatividad se ponga en juego? ¿Podemos prescribir creatividad en un país en el que un alto porcentaje de personas no accede a prestaciones básicas?

Una de las ventajas del estudio, destacada por Coronel, es que son varias las disciplinas creativas que tienen un efecto protector. “Esto es importante porque, todos tenemos hobbies e intereses, no se trata de seguir una fórmula que aplique para todo el mundo, sino que diferentes tipos de actividades pueden ayudar en diferentes casos”, dice.

Y, como se mencionó, no hace falta ser un experto: “Introducir estas actividades artísticas, aunque sea poco tiempo por semana, puede tener un efecto positivo en tu salud”.

Los músicos convocados fueron divididos en expertos y no expertos. Foto Shutterstock.Los músicos convocados fueron divididos en expertos y no expertos. Foto Shutterstock.

En tanto, Ibáñez reconoce que hay gente con más habilidades creativas, lo cual no quiere decir que no puedan entrenarse.

“Recordemos que las habilidades creativas no sólo dependen de las artes, esto es muy importante decirlo: la creatividad no es un concepto universal, tiene componentes importantes como el pensamiento flexible, el uso de la imaginación, pero también tiene aspectos que tienen que ver con el disfrute, con la conexión con los estados emocionales, y son muchas las actividades que pueden estimular algunos de estos aspectos”, reflexiona.

“Lo que sí sucede es que las actividades creativas condensan todos estos procesos, y cuentan con lo que se denomina salutogénesis [N de la R: definido, al contrario que la patogénesis, como el proceso de sanación y creación de salud] como efecto terapéutico”, añade.

¿Cuánto tiempo debemos realizarlo para que tenga un efecto concreto? “Al menos en el estudio fueron entre 3 y 6 horas semanales el entrenamiento con el videojuego, no requería una práctica cotidiana, sino algunas horas de la semana, distribuidas en un período de 3 a 6 meses”, describe.

Por último, ¿se puede dedicar tiempo a la creatividad, con atención plena, en un país como el nuestro?

Ibáñez propone ponerlo en perspectiva de oportunidad: “Vivimos en un mundo de incertidumbre, de constante estrés, de una agresividad que se incrementa cada día, de radicalización del pensamiento, de inseguridad; entonces, poder construir un espacio, una burbuja en la que en el fondo podés desarrollar habilidades creativas, puede concebirse como una ventana”.

“El estrés en cierto nivel puede fomentar la creatividad, pero cuando se incrementa paraliza la actividad, no hay tiempo para pensar porque tenés que dar respuestas rápidas, no vas a tener pensamientos más flexibles, no vas a disfrutar de la actividad, no vas a tener autorregulación emocional porque vas a estar estresado”, admite.

Sin embargo, cierra: “Ya sabemos, como dijimos en otro paper, que la inestabilidad política incluso te acelera el envejecimiento; entonces, poder crear un espacio de salutogénesis propio que hasta te proteja de estas condiciones ambientales, ciertamente que no es fácil, pero es una oportunidad que tenemos. Y así como está el mundo, es más que necesario”.

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fuente: CLARIN

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