El humor ayuda a envejecer mejor: tres tipos, cuáles son sus beneficios y se puede entrenar?

Con el humor se trata de hacer frente a la tragedia, pero no en el sentido de reírse de todo para banalizarlo -eso sería más bien cinismo-, sino para hacer de ella algo menos tortuoso, más soportable” dice la escritora y psicoanalista Alexandra Kohan en su último libro, El sentido del humor (Editorial Paidós).

Quienes tengan incorporado este don, el del humor, sabrán de qué se trata. Y quienes no lo tengan, o no se presten a entrar en su juego, tienen otro motivo -además del planteado por Kohan, ligado ontológicamente a la supervivencia y a la resistencia-: el humor hace bien.

“La risa y el sentido del humor actúan como factores protectores: reducen el estrés, fortalecen el sistema inmunológico, mejoran la salud cardiovascular y contribuyen a prevenir la depresión y el aislamiento social”, enumera Graciela Spinelli, gerontóloga del Centro Los Pinos.

Spinelli, que trabaja con adultos mayores, destaca la importancia de fomentarlo sobre todo en esa etapa de la vida: “El humor no es solo una expresión de alegría: en la vejez, se convierte en una herramienta fundamental para cuidar la salud física, emocional y social”.

Beneficios fisiológicos

La gerontóloga los resume de la siguiente manera:

Reducción del estrés y la ansiedad: reír disminuye los niveles de tensión y promueve la relajación, mejorando la salud mental.

● Mejora el estado de ánimo: el humor fomenta una actitud positiva y optimista, clave para el bienestar emocional.

Fortalecimiento de vínculos: el humor compartido crea un ambiente positivo, facilita la comunicación y genera conexiones emocionales profundas que refuerzan el sentido de comunidad.

Alivio físico: la risa estimula la liberación de endorfinas y puede disminuir la percepción del dolor y los malestares corporales.

¿Barreras internas y sociales?

“La sociedad tiende a subestimar la capacidad humorística de las personas mayores, limitando su expresión y visibilidad. Reconocer y valorar el humor en la vejez es vital para fortalecer la autoestima y la integración social”, dice la gerontóloga.

Según su perspectiva, tanto el modelo cultural con el que fueron criadas las personas mayores, como la mirada de una sociedad con un sesgo edadista, puede llegar a coartar la libertad de expresión por la vía humorística, así como la risa desfachatada.

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“Las personas mayores fueron criadas con la idea de que ser muy serio es cualidad distintiva. En el imaginario colectivo, las cosas importantes no pueden decirse con una sonrisa. Por eso, cuando una persona mayor es observada en una actitud sonriente, alegre o jocosa, muchas veces aparece una mirada prejuiciosa, y ellos lo perciben así. No quieren sentirse señalados como personas poco serias o no creíbles”, describe.

Y, a contramano de esto, asegura que “quienes se animan a desafiar estos modelos o paradigmas, siempre recibieron halagos de los demás. Empezaron a rodearse de personas que querían estar alegres como ellos, porque esa era la forma en que elegían presentarse, y no porque no tuvieran problemas”.

Spinelli explica que el humor en las personas mayores adopta variados estilos según sus experiencias y su historia de vida. “El humor puede ser una forma de resiliencia: ayuda a afrontar los cambios y las transiciones propias del envejecimiento con optimismo y una visión más amable de uno mismo y del entorno”, sostiene.

La especialista distingue entre lo tres tipos de humor que halla más frecuentes en adultos mayores:

Humor nostálgico, que evoca recuerdos del pasado y conecta con la historia personal.

Humor irónico, que utiliza el contraste y la contradicción para expresar una mirada crítica y divertida de la realidad.

Humor autocrítico, que implica reírse de uno mismo, demostrando madurez, aceptación y libertad interior.

La tercera edad y los duelos

La importancia del sentido del humor parece incrementarse en una etapa en la que se debe lidiar con varios tipos de pérdidas, atravesar procesos viculados a su elaboración -los duelos-, y habitar un espacio que muchas personas perciben como solitario.

“Es verdad que la vejez es una etapa de grandes cambios y pérdidas. Sin duda, la soledad es uno de los grandes males, sobre todo la soledad percibida, ya que algunas personas están rodeadas de familias o vínculos, pero se sienten solas”, admite Spinelli.

La risa estimula la liberación de endorfinas y puede disminuir la percepción del dolor y los malestares corporales. Foto Shutterstock.La risa estimula la liberación de endorfinas y puede disminuir la percepción del dolor y los malestares corporales. Foto Shutterstock.

Y significa esta etapa como un momento en el que es importante trabajar la identificación con el presente: “no caer en la idea que todo tiempo pasado fue mejor; cada etapa tendrá sus debilidades y fortalezas”.

En ese trabajo, el objetivo es conceptualizar la experiencia como algo que debe capitalizarse para seguir adelante, sin dejar de advertir que lo que nos pasó es lo que nos trajo hasta este presente.

“Los desafíos que la etapa de la vejez trae son justamente el aceptar el paso del tiempo, revalorizando lo pasado, para resignificar el presente y poder proyectar un futuro con lo que todavía es, un futuro con sentido y proyectos”, resume.

Humor, ¿un aliado para todos?

Sería raro, de todos modos, concebir al humor, que precisamente se vincula con la libertad de lo impensando, en términos de “herramienta” para estar mejor.

Pero, en el caso de quienes se sientan lejos de él y pretendan tener un acercamiento, ¿es algo que se puede adquirir? ¿O, por el contrario, hay personas con y personas sin sentido del humor?

“Todos estamos atravesados por nuestra biografía y la historia relacional que cada uno hereda. Hay familias que transmiten de generación en generación el sentido del humor, entonces cada integrante lo vive de acuerdo con sus particularidades y lo desarrolla a su forma”, dice Spinelli.

El humor fomenta una actitud positiva y optimista, clave para el bienestar emocional. Foto Shutterstock.El humor fomenta una actitud positiva y optimista, clave para el bienestar emocional. Foto Shutterstock.

Sin embargo, añade: “En aquellos casos donde el sentido del humor no haya sido algo corriente, siempre hay una nueva posibilidad de adquirirlo y desarrollarlo, si se entiende como algo valioso para la vida se intentará ir detrás de ello. Siempre recordamos a aquellas personas con las que reímos, la risa compartida es un hermoso engranaje para los vínculos”.

Cabe destacar, no obstante, que el sentido del humor “es una herramienta valiosísima, pero si no es utilizada con respeto, buen trato y cuidado, puede ser perjudicial o dañina. Es importante conocer a la otra persona para entablar este vínculo amoroso y cuidado. Nunca reírme de otro sino con otro”.

Cambiar el chip

En definitiva, se trataría más bien de cambiar el chip e intentar otra posición subjetiva desde la que observar el mundo de otra manera.

“Al decir de Viktor Frankl, médico sobreviviente del Holocausto, el sentido del humor es un modo de posicionarnos en el mundo, una mirada desde otra perspectiva”, cita Spinelli.

En este sentido, hay elecciones que pueden intentarse: “Salir de una situación que nos abruma y poder verla desde otro lugar, aporta una perspectiva diferente. Observar lo que nos sucede de un modo desdramatizado y sin victimizarnos promueve el optimismo y, sin duda, nos permite enfrentar las dificultades de otra manera, fortaleciendo la resiliencia”, reflexiona.

“La idea de felicidad es algo que las personas mayores ya superaron, saben que el bienestar está en pequeños momentos que se atesoran por siempre, el modo en que se recorre el trayecto es lo que verdaderamente marca la diferencia”, pondera.

Y cierra: “Cuando se vive cada día como una nueva oportunidad de disfrutar la vida, se diluye la idea de felicidad idealizada, por una más acabada, de un profundo sentimiento de bienestar con sentido”.

Quizás el humor sirva para vivir y no morir en el intento. Sin risas sólo nos quedan el terror y el poder, sin la posibilidad de resistir, sin la posibilidad de inventarnos un poco de lo que sea que signifique la libertad”, nos recuerda Kohan.

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fuente: CLARIN

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