
Por Lalo Zanoni
Cuando el AI Pin se presentó a finales de 2023, prometía revolucionar el mundo. Era un pin para la solapa fabricado por la startup Humane, al mando de Imran Chaudhri, un exejecutivo de Apple. Con la expectativa generada, la gran cantidad de menciones en los medios y en las redes sociales, llegó a recaudar US$ 230 millones. Lo vendieron como el dispositivo que marcaría la era post iPhone. Pero fue un fracaso. Sin pantalla, lento, muy caro (US$700 dólares más una suscripción mensual de US$24) y sin ventajas significativas para el usuario.
Pero ese no fue el único fracaso de un dispositivo con IA. El Rabbit R1, un walkie-talkie con IA desarrollado por Teenage Engineering, tuvo 100.000 preórdenes en enero de 2024, pero su limitada inteligencia decepcionó a los usuarios. Para septiembre, solo 5.000 personas lo usaban regularmente. Nadie le encontró un uso interesante.
Un vistazo al futuro “inteligente”: la IA desembarca en la tecnología de uso cotidiano
Otro caso: Friend Pendant, diseñado para grabar conversaciones y enviar mensajes «amistosos» con nuestra voz. Una especie de WhatsApp pero colgado del cuello. Sale US$ 100 y se puede reservar, porque todavía no salió a la venta. Pero la empresa gastó US$1,8 millones (de su inversión inicial de US$2,5 millones) para comprar el dominio friend.com. Cuando activaron el sitio en julio, en las redes sociales se burlaron.
Los gadgets de IA que prometían revolucionar la tecnología solo demostraron lo lejos que están de ofrecerles un avance real a los usuarios en lo que se refiere a la interacción con las máquinas.
La historia no miente. En la era informática hubo tres grandes cambios en este terreno: la línea de comandos (mediante el teclado); la interfaz gráfica con mouse, carpetas e iconos de escritorio; y la pantalla multitouch del iPhone. Jony Ive, el célebre diseñador del iPhone, sugirió que la IA traería la cuarta revolución. Pero eso no pasó. O, al menos, no todavía.
También hay apuestas a los dispositivos de IA aumentada. Meta y Snap trabajan en distintos anteojos de realidad aumentada y Meta desarrolla una pulsera que interpreta señales neuromusculares. Samsung tiene su Galaxy Ring, un anillo que mide los signos vitales, similar al Oura, líder del segmento (el de Manu Ginobili). Y Google presentó un asistente que usa la cámara del celular para encontrar objetos, una función similar a los AirTags de Apple y los Moto Tag de Motorola.
Cómo la inteligencia artificial puede contribuir al cambio social
Parece que los usuarios ya no quieren más dispositivos sino que prefieren que se actualicen los que ya tienen. En 2024 los consumidores gastaron US$91.000 millones en pantallas inteligentes, US$1.500 millones en parlantes y US$8.800 millones en auriculares, todos ellos ya con asistentes de voz e IA más o menos avanzada. Habría que sumar los relojes inteligentes. Y además, los smartphones ya integran herramientas como análisis de imágenes, mejoras fotográficas y conexión con ChatGPT. ¿Necesitamos más y nuevos hardwares?
Microsoft, por ejemplo, no lanzó nuevo hardware, sino que integró Copilot en Windows, lo que permite que la IA funcione en equipos que los usuarios ya usan. Samsung, Apple y Google ya lanzaron sus celulares con IA integrada.
Los primeros celulares eran muy poco funcionales hasta que llegó el iPhone todo pantalla y con un solo botón y estableció un estándar que permanece hasta hoy.
La industria de dispositivos de consumo es tan cruel como paradójica. Mientras te empuja a innovar sin parar en una carrera frenética, al mismo tiempo la ansiedad y un paso en falso te pueden condenar al fracaso y a la desaparición. Ejemplos hay de sobra.
Paciencia. Falta mucho tiempo de fracasos, de prueba y error, para que aparezca el primer gadget con IA que logre el éxito.
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fuente: inteligencia artificial – NEWSWEEK ARGENTINA”> GOOGLE NEWS