
“Nos comimos la curva”, fue la reflexión de un funcionario del peronismo bonaerense en la noche del domingo. La frase delataba la sensación errónea del triunfo asegurado y del clima festivo que inundaba al gobierno provincial de Axel Kicillof. Alrededor de las 19 horas de la jornada electoral, algunos miembros del gabinete como Andrés “Cuervo” Larroque aseguraban a los suyos que el PJ le iba ganando por un margen entre 7 y 10 puntos a la lista de La Libertad Avanza encabezaba Diego Santilli. Otros, más audaces, deslizaban que hasta podrían repetir los 14 puntos de los comicios bonaerense de setiembre, e incluso, aumentar la diferencia.
La caída fue más ruidosa aún, cuando algunos kicillofistas empezaron a ver por la TV y las redes, los festejos en el bunker libertario.
El gobernador bonaerense tenía el camino allanado para una postulación al 2027. Pero un error de cálculo al creer que la elección en su territorio era un trámite pese a que sabía que los intendentes no harían campaña porque se quedaron “sin nafta”, ahora lo pone en duda o lo ubica como uno más.
Por el contrario en el PRO estaban exultantes. El festejo de Diego Santilli y Cristian Ritondo se asemejó a una descarga por tanta presión contenida. Además de ellos, fueron varios los dirigentes que empujaron la alianza con LLA y alguno imaginó el peor final cuando transitaban el clima de denuncias por los audios de Diego Spagnuolo y el narco escándalo que bajó a José Luis Espert. “La ola pro Milei ayudó, pero la remontada que hicimos con el laburo del PRO, con el Colo, mucho mejor candidato que Espert, recorriendo y nuestra militancia en la calle, fue uno de los motivos del triunfo”, describe un macrista.
La foto de Santilli y Patricia Bullrich, con el fondo violeta, pareció inaugurar una nueva tendencia política que dejó de lado al color amarillo. Ya no es Mauricio Macri, sino Javier Milei el referente del frente, con menos presencia radical y sin rastros de la Coalición Cívica o de otras expresiones de centroizquierda. El corolario de lo que a principios del 2024 profesaba el asesor Santiago Caputo como el nacimiento de una nueva grieta, pero ya sin Juntos por el Cambio: La Libertad Avanza versus el peronismo.
El gobernador Axel Kicillof y su vice Verónica Magario. Foto: Xinhua/Martín ZabalaAsí como en el 2017 en su primera elección de medio término, Cambiemos con Macri como presidente obtuvo más del 41%, el domingo Milei pintó la ola amarilla de violeta con un resultado similar, casi 41%.
¿Logrará Macri mantener la identidad del PRO frente al tsunami libertario? Será difícil para el bloque de diputados y de senadores macristas no sumarse a un interbloque en la Cámara de Diputados. Es el único camino que le permitiría al oficialismo alzarse con la primera minoría, lo que le aseguraría mayor participación en las comisiones. Hoy, LLA es la segunda minoría debajo del kirchnerismo.
El resultado de la elección, casi 41% los libertarios frente a más del 31% del PJ, despliega un país partido en dos. Prueba de ello fue que la sorpresa la dio la Izquierda con el 9% de Myriam Bregman en la Ciudad y el 5% de Nicolás del Caño en provincia. Los votantes del AMBA que no optaron ni por LLA ni por los K, alimentaron la grieta al ir por la izquierda que es anti Milei y en el juego de la polarización está más cerca del kirchnerismo.
La votación de Mauricio Macri. Foto: Maxi FaillaDeja poco margen para una alternativa de centro. Lo sufrieron los gobernadores de Provincias Unidas. Varios de ellos sonaban como posibles candidatos presidenciales proyectados para el 2027, como el cordobés Martín Llaryora -también Juan Schiaretti-, el santafesino Maximiliano Pullaro yo el chubutense Ignacio Torres. Falta demasiado para los tiempos de la política, y cualquiera de ellos puede serlo, pero sus derrotas pusieron un stand by en sus aspiraciones.
La elección también reflejó la desintegración que atraviesa el radicalismo. Algunos gobernadores radicales fueron aliados de Milei, otros compitieron contra LLA. Solo hubo un gobernador de la UCR que ganó por su peso propio: Gustavo Valdés. En los casos como Mendoza (Alfredo Cornejo) y Chaco (Leandro Zdero), triunfaron pero porque fueron en alianza con el mileísmo. En el Congreso, la UCR tendrá posiblemente la menor cantidad de bancas desde el retorno de la democracia.
El resultado electoral también marca la debacle de algunos dirigentes que han sido permanente candidatos en las distintas elecciones de las últimas décadas. Algunos tal vez no vuelvan a ocupar el centro del escenario. Son los casos de Florencio Randazzo y Margarita Stolbizer, eternos exponentes de la avenida del medio; también Elisa Carrió que si bien no fue candidata, hizo campaña para sostener a sus herederos -Marcela Campagnoli, Hernán Reyes, Juan Manuel López- pero el esfuerzo fue en vano. Ricardo López Murphy hizo una buena campaña pero no sorteó la polarización y se quedó sin banca. Y otro de los casos es el de Juan Manuel Urtubey, quien fue gobernador de Salta, antikirchnerista y ahora compitió como candidato de un frente entre el PJ y Cristina Kirchner pero que quedó afuera del Senado.
Sin banca. Eterno candidato, Florencio Randazzo quedó afuera. Foto: PrensaLas primeras horas pos elección marcaron la aparición de “un nuevo Milei”. No sólo habló de dejar de lado las diferencias políticas y de construir con aquéllos que piensan parecido sino que recurrió a un verbo que nunca utilizó en sentido positivo para referirse a lo que durante mucho tiempo llamó casta: “negociar”.
“¿En la cabeza de quién estaba de que pudiéramos ganar en la provincia de Buenos Aires? Eso reconfigura la estructura política que tengo que armar para negociar y sacar leyes que yo me comprometí con los argentinos”, aseguró Milei este lunes. Por primera vez, actúa como un político, profesión que hasta hace poco tiempo denostaba. Probablemente lo siga haciendo, pero sabe que gran parte del problema que transita su gestión es de índole política. Nadie ha podido gobernar con éxito, únicamente con un programa económico, y dejando de lado el arte de lo posible.
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