
A un año de su lanzamiento, el billete de $20.000 —la denominación más alta de la Argentina— muestra un marcado deterioro en su valor real. Desde su salida el 13 de noviembre de 2024, la inflación avanzó a un ritmo tal que “licuó” buena parte de su poder adquisitivo, algo que queda en evidencia cuando se comparan los precios actuales con los de aquel momento.

Los alimentos fueron uno de los rubros donde la pérdida se sintió con mayor fuerza. En noviembre del año pasado, un billete de $20.000 alcanzaba para comprar 2,7 kilos de asado; hoy apenas llega a 1,7. Lo mismo ocurrió con otros productos básicos: se pasó de poder adquirir más de seis botellas de aceite a solo cuatro, y de 6,6 kilos de pan a poco más de cinco. En promedio, la depreciación en esta categoría ronda el 30%.
El impacto también se observa fuera del supermercado. En combustibles, los 20.000 pesos permitían cargar casi 19 litros de nafta súper, mientras que ahora solo alcanzan para poco más de 13. Y en transporte público, el billete pasó de cubrir 53,8 pasajes a 40,4. Con estos datos, el balance final es claro: en apenas un año, el billete de mayor denominación perdió alrededor de un tercio de su valor real, reflejando el deterioro constante de la moneda argentina.



