En diálogo con Canal C, director del Instituto de Sustentabilidad Edilicia (ISE), explicó las causas estructurales y meteorológicas detrás del hecho.
El sábado, pasadas las 23:30, el sonido de ambulancias y patrulleros irrumpió en el centro cordobés tras el derrumbe de una mampostería en un edificio ubicado en Bulevar San Juan al 600, en barrio Güemes. El hecho se cobró la vida de Ramiro Alanis Cortés, un hombre de 34 años oriundo de Villa Dolores, que había llegado a vivir recientemente con su familia a la ciudad. Otras siete personas resultaron heridas. El tránsito en la zona fue cortado y la justicia ya investiga lo ocurrido.
En diálogo con Canal C, Edgardo Suárez, director del Instituto de Sustentabilidad Edilicia (ISE), explicó que el colapso no fue por el derrumbe de un balcón, sino por el desprendimiento de un muro cortina, una estructura independiente que debía estar firmemente sujeta a la estructura principal. Según indicó, el fenómeno se dio por un “efecto Venturi”: un hueco en la edificación funcionó como un tubo por donde pasaron las intensas ráfagas de viento, aumentando su velocidad de forma exponencial y generando una presión imposible de resistir para el muro. “El viento lo aspiró y lo arrancó”, afirmó Suárez.
El especialista remarcó que no se trataría de un caso de negligencia deliberada, pero sí de una situación evitable con controles adecuados. “Seguramente hay responsables y la justicia lo va a determinar, pero creo que no hubo dolo”, expresó. Además, advirtió que este tipo de fenómenos podrían repetirse si no se toman recaudos frente al cambio climático y los eventos extremos que cada vez son más frecuentes en Córdoba.
El muro, detalló Suárez, era una estructura de unas 15 toneladas que cedió entre el noveno y el tercer piso. Según testimonios recogidos por nuestro movilero Gustavo Bisellares, los vecinos describieron vientos muy fuertes la noche del sábado, que incluso hicieron vibrar ventanas y puertas en edificios cercanos. Una vecina relató que los vidrios de su departamento temblaban y el temor fue generalizado en toda la zona. En el lugar todavía se vive una fuerte conmoción, mientras los restos siguen siendo removidos por equipos municipales.
Finalmente, Suárez señaló que este tipo de muros ya no se utilizan en construcciones modernas, precisamente por su peso, su costo y la dificultad de mantenimiento. “Es una construcción cara, difícil de sostener y muy exigente en su ejecución”, explicó.
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