Educadores y nuevos desafíos: La IA no es un reemplazo a la docencia | Perfil

Se acerca el Día del Maestro y, quizás, este 11 de septiembre las dinámicas en las aulas hayan cambiado un poco, o mucho.

La irrupción de la inteligencia artificial inundó los espacios online, de trabajo y escolares. Esta nueva tecnología plantea dilemas éticos y complejos, que los educadores y estudiantes deben desandar.

Para eso, planteamos preguntas que tienen que ver con las oportunidades que la IA les da a los alumnos, pero, a la vez, las formas, ahora mucho más variadas, de copiarse.

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Hablamos con tres educadores para desatar estos nudos. Ellos son: la licenciada Laura Rosingana, que cuenta con un título de grado en Educación y Psicología Social, es docente de nivel inicial y nivel primario, y cuenta con un diploma universitario en Mediación y Convivencia Escolar; el rector Horacio Storni, especialista en Política Educativa (Flacso) y docente en la Universidad Pedagógica Nacional, y la directora María Victoria Alfieri, que cuenta con una Maestría en Educación Superior, además de formación en el Profesorado de Enseñanza del Nivel Inicial y Ciencias de la Educación.

LAURA ROSINGANA

Vicedirectora de nivel primario de Nueva Escuela Argentina 2000.

Más de 25 años de experiencia en el ámbito educativo. Especialista en el abordaje de conflictos interaccionales.

IA y docencia: ¿amigos o enemigos?

Ni lo uno ni lo otro, yo diría: “Nos estamos conociendo”. El rechazo absoluto de esta nueva tecnología nos deja en un lugar de desconocimiento, en un lugar de imposibilidad de acompañar a las nuevas generaciones. Y una visión demasiado idealizada, acrítica, poco analítica, es muy riesgosa. Yo diría que están entrando en diálogo para poder definir las condiciones en que esto puede ser favorecedor del aprendizaje. Me inclino a pensar que lo mejor es un enfoque más equilibrado, en el que exploremos los usos que la inteligencia artificial puede tener para favorecer los procesos de aprendizaje. Y para eso tenemos que acercarnos, dialogar críticamente con nuestros colegas, analizar pros y contras, repensar las prácticas pedagógicas para ver en qué aspectos y en qué cosas las inteligencias generativas pueden ayudarnos.

IA: ¿atajo u oportunidad para los estudiantes?

Que el uso de IA sea un atajo que evite que desarrollemos habilidades que son necesarias, o que sea una oportunidad para aprender más y mejor, depende en parte de cómo se realice.

Con una alfabetización que posibilite que los estudiantes hagan un uso responsable de la IA, esta inteligencia puede ser una oportunidad. Algunos la utilizan para obtener respuestas y explicaciones sobre temas complejos, para aclarar dudas, a veces para generar preguntas que les permita practicar y evaluar su propio conocimiento. Unas alumnas le pidieron a la IA que, en relación con un texto en inglés, que les hiciera preguntas como si fuera una profesora de quinto grado que iba a tomar una evaluación.

¿Efectiva para enriquecer la tarea o para copiarse?

La concepción de la tarea escolar ha sido repensada por completo. En el primer ciclo de la educación primaria, casi no hay tareas en casa, ya que el proceso de alfabetización se lleva a cabo en un trabajo intenso y colaborativo en el aula. Sin embargo, a medida que los estudiantes avanzan, las tareas escolares sí aparecen con un objetivo claro: que practiquen y profundicen en conocimientos, desarrollen habilidades de búsqueda y validación de información, y fomenten su autonomía en la organización del tiempo. En este contexto, la inteligencia artificial se ha vuelto una herramienta que los estudiantes utilizan, más allá de lo que nosotros pensemos al respecto. Lejos de ignorar o prohibir su uso, los docentes debemos hacerla objeto de enseñanza y discusión. El verdadero desafío que tenemos hoy en día es diseñar estrategias que permitan a los estudiantes usar la IA de manera ética. En definitiva, la tarea escolar no ha perdido su sentido; simplemente se enfrenta a un nuevo escenario que nos exige repensar nuestro rol como educadores.

Como docente/profesor/profesional de la educación. La IA…

La IA es un desafío ineludible con implicancias éticas. Puede ser una oportunidad para mejorar procesos de enseñanza y aprendizaje, siempre que comprendamos sus limitaciones. El pensamiento crítico, el trabajo colaborativo entre estudiantes y con sus docentes, la verificación y confrontación con diferentes fuentes son indispensables.

HORACIO STORNI

Rector Nueva Escuela Argentina 2000.

Profesor de Enseñanza Media y Superior en Historia (UBA).

22 años como docente de nivel secundario y superior.

IA y docencia: ¿amigos o enemigos?

No tiene sentido pensarlo o plantearlo como un enemigo, porque es una herramienta y un instrumento que ya está presente en nuestras vidas, que entró con mucha fuerza y que, como otros grandes hitos de la historia, llegó para quedarse. El planteo prohibicionista va a ser muy difícil de sostener en el interior de la escuela. Tampoco eso significa que seamos amigos, porque estamos hablando de una herramienta muy nueva, que cambia muy rápidamente, cuyos alcances todavía no terminamos de dimensionar.

IA: ¿atajo u oportunidad para los estudiantes?

Creo que la IA supone fuertemente un dilema ético. Creo que detrás de la inteligencia artificial se nos confronta, tanto a los docentes como a los estudiantes, con un problema que tiene que ver con el sentido de la enseñanza, con el para qué un adolescente tiene que venir a la escuela, qué saberes tiene que adquirir, qué tiene que aprender, qué habilidades tiene que desarrollar. El estudiante tiene que poder, a lo largo de su escolaridad, prepararse para la vida adulta, sea para salir al mundo del trabajo o sea para la vida universitaria. Creo que el dilema ético reside en el hecho de que es muy importante que el vínculo entre el docente y sus estudiantes sea un vínculo honesto, uno genuino.

¿Efectiva para enriquecer la tarea o para copiarse?

Me parece sumamente importante que los docentes repiensen y rediseñen los objetivos pedagógicos: ¿qué es lo que necesitamos que nuestros alumnos aprendan? Hay cosas que nuestros alumnos tienen que aprender que en mi opinión no cambian con el paso del tiempo. Nuestro desafío escolarmente es que la inteligencia artificial definitivamente no sea un obstáculo para alcanzar esos objetivos (como leer, escribir, conceptualizar) y, por supuesto, sea una herramienta positiva. Hoy parece que es mucho más fácil mentir mediante el uso de la inteligencia artificial. En todo caso, creo que uno apela a que cuanto mayor sea el conocimiento que el docente tiene de sus estudiantes, mayores son las posibilidades de acompañar ese crecimiento y ese desarrollo, pero siempre presuponiendo o partiendo de la esperanza de que el vínculo va a ser honesto.

Como docente/profesor/profesional de la educación. La IA…

La IA tiene un valor interesante que tiene que ver con disparar procesos creativos, enriquecerlos, pensar proyectos. Enriquecer esa creatividad docente es un uso interesante. Todo lo que sea desburocratizar obviamente suma, porque le da al docente más tiempo para enfocarse en su tarea pedagógica. Hay ciertas aplicaciones que me pregunto si tiene sentido seguir trabajándolas. Un ejemplo fácil y claro me resulta el PowerPoint; por ejemplo, hacer una presentación hoy. La inteligencia artificial te hace las presentaciones en mucho menos tiempo y con una calidad mucho mayor. Me parece que el desafío es poder valernos de la inteligencia artificial para profundizar y para enriquecer aprendizajes. Y para eso hay que “blanquear”, hay que explicitar este contrato pedagógico entre la escuela, los docentes, el sistema educativo y la comunidad. No creo que sea algo fácil; al contrario, me parece que es algo complejo. A mí el desafío me entusiasma, pero va a requerir de dedicación, de trabajo, de esfuerzo.

MARÍA VICTORIA ALFIERI

Directora general del Colegio Aletheia en Buenos Aires.

Representante de Red Solare Argentina-Paraguay, impulsa la propuesta educativa de Reggio Emilia en Latinoamérica.

Autora de los libros Organizar y conducir la escuela, Voces, tramas y escenarios y Travesías que transforman.

IA y docencia: ¿amigos o enemigos?

Como advierte Yuval Noah Harari, el verdadero desafío es preguntarnos: “¿cómo seguimos siendo humanos en un mundo de máquinas inteligentes?”. Es una gran búsqueda, pero también una enorme posibilidad para imaginar las relaciones entre arquitectura, pedagogía y tecnología en una nueva realidad educativa. Desde la filosofía reggiana sabemos que el aprendizaje se sostiene en la multiplicidad de lenguajes: la palabra, el cuerpo, la imagen, la música, lo artesanal. Como lo expresó Loris Malaguzzi en su poesía Los cien lenguajes de la infancia, cada niño y niña posee infinitas formas de expresarse, explorar y comprender el mundo. En este marco, la IA, si bien no es un lenguaje, podría pensarse como un lenguaje más dentro de esos cien. La IA no sustituye esos lenguajes, sino que tendría que entrelazarse con lo humano para ampliar las posibilidades de expresión, para proteger la riqueza de lo sensible, lo artesanal y lo afectivo.

IA: ¿atajo u oportunidad para los estudiantes?

La IA, como herramienta integrada, puede ser un aliado pedagógico, pero su impacto depende, en gran medida, de cómo los docentes se apropien de ella. Su capacidad de mantener vivo el encuentro humano, la mirada crítica y la sensibilidad pedagógica será lo que determine que la IA expanda –y no reduzca– el horizonte educativo. Los educadores están llamados a acompañar a los estudiantes en un uso crítico, creativo y ético, y a diseñar experiencias de aprendizaje donde la tecnología amplifique la construcción de sentido, los afectos y el vínculo pedagógico. La clave no está en elegir entre lo artesanal y lo digital, sino en entrelazarlos. La escuela del presente y del futuro necesita formar sujetos capaces de convivir con la IA sin perder su capacidad de pensar, sentir y crear.

¿Efectiva para enriquecer la tarea o para copiarse?

La irrupción de la IA en la escuela reabre el debate sobre la evaluación. La educación puede avanzar hacia formatos que privilegien la oralidad, la argumentación y el diálogo, donde lo valioso no sea solo el producto final, sino la capacidad de sostener, defender y reconstruir ideas. Esto fortalece la autonomía, el pensamiento crítico y la apropiación personal del conocimiento.

Como docente/profesor/profesional de la educación. La IA…

La IA no se trata de un reemplazo a la docencia, sino de pensar cómo acompañar la transformación del rol docente. Los educadores debemos asumir la tarea de investigar, reflexionar y crear colectivamente, porque ningún docente puede atravesar este cambio en soledad.

fuente: GOOGLE NEWS

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