Dondé quedaba la disquería donde Spinetta, Indio Solari y Gustavo Cerati compraban vinilos

El universo de la disquería independiente ocupa un capítulo central dentro del desarrollo del rock argentino. Durante décadas, estos locales fueron más que simples comercios. Funcionaron como lugares de encuentro, intercambio musical y descubrimiento artístico.

En la Buenos Aires de mediados del siglo XX, donde el acceso a material importado era limitado, estos espacios cumplían un rol determinante para músicos, coleccionistas y melómanos.

En ese contexto, surgieron algunos locales que marcaron a generaciones enteras. La llegada de la música anglosajona, el crecimiento del rock local y el auge creativo de los 60 impulsaron la aparición de tiendas especializadas que ofrecían rarezas, primeras ediciones y discos que no circulaban en las grandes cadenas.

Dondé quedaba la disqueria donde Spinetta, Indio Solari y Gustavo Cerati compraban vinilos.Dondé quedaba la disqueria donde Spinetta, Indio Solari y Gustavo Cerati compraban vinilos.

El vínculo entre estas disquerías y los artistas fue estrecho desde el comienzo. Figuras centrales del rock nacional visitaban con frecuencia estos espacios en busca de propuestas nuevas, sonidos experimentales o material que no se conseguía en ningún otro punto de la ciudad.

En uno de esos lugares se produjo una de las mayores concentraciones de talento, encuentros casuales y descubrimientos musicales de la historia porteña.

La disquería a la que acudían Luis Alberto Spinetta, Indio Solari, Gustavo Cerati, Daniel Melero, Javier Martínez, integrantes de Babasónicos, Luca Prodan y muchos otros músicos, se encontraba en la histórica Galería del Este, ubicada sobre Maipú 971 en el microcentro porteño.

La galería fue diseñada en los años 60 por el arquitecto Clorindo Testa, a pedido de la familia Baliña, que decidió demoler su residencia para construir un espacio moderno conectado directamente con el Instituto Di Tella, epicentro de la experimentación artística y la vanguardia latinoamericana.

La disquería en cuestión se llamaba El Agujerito. Inaugurada en 1969 en el local 10, se convirtió rápidamente en una referencia ineludible para quienes buscaban vinilos importados, primeras ediciones y material casi imposible de conseguir en Argentina.

La Galería del Este: arte, contracultura y el corazón de la “manzana loca”.La Galería del Este: arte, contracultura y el corazón de la “manzana loca”.

El Agujerito funcionó durante décadas y dejó una marca profunda en la memoria colectiva del rock argentino. La presencia de músicos icónicos en su interior aportó a su carácter mítico y fortaleció su posición como una de las tiendas más influyentes de la ciudad.

La Galería del Este: arte, contracultura y el corazón de la “manzana loca”

La Galería del Este no fue solamente la sede de una de las disquerías más importantes del país. También integró un corredor cultural que concentraba librerías, bares y tiendas vinculadas al arte y la experimentación.

En sus pasillos funcionó la célebre Librería de la Ciudad, considerada por muchos como el “segundo hogar” de Jorge Luis Borges, quien vivía frente a la galería.

Allí se lo veía habitualmente, junto a figuras como Ernesto Sábato y Adolfo Bioy Casares. Incluso Gabriel García Márquez firmó el primer ejemplar de Cien años de soledad en ese mismo espacio.

Entre los puntos de encuentro más recordados aparece también el bar Barbudos, frecuentado por músicos, poetas y artistas plásticos, especialmente durante el auge creativo de la zona conocida como la “manzana loca”. Allí confluían estudiantes, escritores, artistas del Di Tella y músicos que luego serían referentes del rock argentino.

fuente: CLARIN

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