
Pocos días antes de asumir su segunda presidencia, en enero de 2025, un juez de Nueva York dictó sentencia contra Donald Trump en un caso de falsificación de registros comerciales para ocultar su supuesta relación con la exactriz porno Stormy Daniels.
El jurado investigaba las acusaciones de Daniels realizadas en 2016 en distintos medios estadounidenses. Ella afirmó, poco antes de las elecciones presidenciales, que había recibido US$ 130.000 por su silencio.
A pesar del escándalo, Trump ganó las elecciones y el caso siguió por la vía judicial. En mayo de 2024, de nuevo en plena campaña, un jurado encontró culpable a Trump de 34 cargos por falsificación de documentos.
Los cargos judiciales no impidieron que el magnate se presentara como el candidato republicano y ganará nuevamente las elecciones de noviembre, por un amplio margen, frente a la candidata y entonces vicepresidenta, Kamala Harris. En enero de 2025 , Trump escuchó la sentencia.
El juez de Nueva York Juan Merchan resolvió una “libertad incondicional”, lo que significa, en definitiva, que Trump no irá a la cárcel ni deberá pagar una multa, informa un artículo de la BBC.

Agrega que “aunque pagar por mantener en privado un asunto no es ilegal, la acusación abordó el lado más técnico y se centró en cómo un abogado de Trump hizo el pago a Daniels y luego el dinero fue reembolsado como si fueran honorarios”. Esto fue considerado una actividad fraudulenta en los registros comerciales del presidente.
Poco antes de conocerse el fallo, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos había rechazado la petición de Trump de bloquear la lectura de su sentencia. Sus abogados habían presentado una petición in extremis al máximo tribunal para suspender su procedimiento judicial, argumentando, como en otras ocasiones, que su cliente goza de inmunidad presidencial.
La fiscalía de Nueva York había solicitado al juez la condena de libertad incondicional. Sin embargo, durante su declaración en la audiencia, el fiscal Joshua Steinglass dedicó sus argumentos a condenar el comportamiento de Trump “antes, durante y después” del juicio.
Según Steinglass, Trump lanzó una “campaña coordinada para socavar” la legitimidad del juicio. Además, acusó al presidente de haber “sembrado a propósito el desprecio por nuestras instituciones judiciales y el Estado de derecho”. Durante la campaña, Trump había calificado al juicio como una “caza de brujas”.
Al concedérsele la palabra, el político, quien participó de forma remota, dijo que “esta había sido una experiencia terrible” y enumeró una serie de desacuerdos con la forma en que se plantearon los hechos y los cargos. “Soy totalmente inocente, no hice nada malo”, se defendió.
Su abogado, Todd Blanche, reiteró su argumento principal del juicio en el sentido de que los cargos nunca deberían haberse presentado en primer lugar. Luego, anunció que apelará la decisión del juez.

Aunque no recibió condena alguna, Trump estará sujeto a algunas restricciones, como no poder poseer un arma y dar una muestra de ADN para la base de datos de delitos del estado de Nueva York, como los demás procesados.
Sin embargo, no tendrá restricciones para viajar, a diferencia de algunos convictos, porque, al ser presidente, cuenta con pasaporte diplomático.
A pesar de que la condena no implica la prisión, ni siquiera el pago de una multa, convierte a Trump como el primer presidente convicto en un juicio penal en la historia estadounidense.
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