
Desinformación y deepfake
La difusión de videos falsos creados mediante IA y la necesidad de generar mecanismos que permitan garantizar la calidad, veracidad y pluralidad de la información que circula, y la capacidad crítica de los usuarios para distinguir y corroborar fuentes. Los riesgos para la política y la democracia. La importancia de la alfabetización mediática.
En las últimas elecciones legislativas de la ciudad de Buenos Aires se difundió, en plena veda electoral, un video falso creado con IA que anunciaba la renuncia de una candidata. Un nuevo caso que pone en relevancia la necesidad de mejorar la moderación de contenidos en redes y la alfabetización digital de la ciudadanía.
La elección a cargos legislativos en la ciudad de Buenos Aires, que recientemente dio como ganador a La Libertad Avanza, ha posibilitado múltiples lecturas políticas y de coyuntura. Incluso aquellas referidas a las crisis en diversos órdenes, como la de representación y de los partidos tradicionales. Sin embargo, aquí interesará debatir sobre los videos falsos creados con IA que fueron difundidos en plena veda electoral y a horas de iniciar los comicios. Estos anunciaban que la candidata que encabezaba la lista del PRO, y que resultó tercera, retiraba su candidatura para apoyar al partido que luego resultó ganador.
Visto en perspectiva este caso revela tres líneas de reflexión que aquí serán centrales. Primero: este fenómeno ya lleva tiempo en los estudios en comunicación sobre nuevas formas de mediatización política. Simplificando, desde diversas perspectivas académicas se observan caracterizaciones como posverdad, desinformación y polarización que, con sus especificidades, colaboran a comprender cómo los usuarios -que son consumidores y productores al mismo tiempo- están más expuestos a la desinformación, frente a usuarios que resguardados en el anonimato masifican discursos de odio y sesgos informativos. Además, que los mecanismos de verificación y moderación por parte de las empresas de redes resultan cada vez menos eficientes, sobre todo en contextos de campañas políticas.
Segundo: este hecho resume la transición de escenarios comunicacionales analógicos, dominados por los grandes medios tradicionales y sus lógicas, hacia otros más complejos y modernos donde los grandes medios, como la televisión, conviven con múltiples redes y plataformas. Esto habilita nuevos desafíos e interrogantes sobre cuáles son los límites para la libertad de expresión y el derecho al acceso a la información. Dicho de otro modo, en sociedades con pleno ejercicio democrático todos los ciudadanos deben poder comunicar e informarse con libertad. Sin embargo, también deben existir mecanismos para poder garantizar la calidad, veracidad y pluralidad de la información que circula, y sobre todo, la capacidad crítica de los usuarios para distinguir y corroborar fuentes.
Tercero; hechos como el que ocurrió en la última elección legislativa también han sucedido en el plano local en la elección presidencial del 2023 cuando se viralizaron imágenes del entonces candidato de UxP (Unión por la Patria) bajo el supuesto efecto de estupefacientes. También en la región, por ejemplo, en Brasil donde se han viralizado deepfakes de Bolsonaro y Lula da Silva durante las elecciones presidenciales de 2022. En Estados Unidos, con imágenes donde Donald Trump estaba siendo falsamente arrestado o las que usaron sus seguidores para alentar el voto afroamericano durante la última campaña a presidente.
Las redes sociales han facilitado la difusión de información, en muchos casos prescindiendo de las barreras que imponen las clásicas rutinas periodísticas. Respecto a la IA, en pleno auge, ciertos datos demuestran que han colaborado para agilizar procesos e incluso optimizar el desempeño de ciertas áreas de trabajo. No se trata pues de adoptar visiones tecnopesimistas o deterministas, sobre todo porque en un clima de descreimiento es complejo determinar los factores que intervienen en la elección de los votantes. En efecto, suponer que un video o contenido falso viralizado puede cambiar la opinión o confundir a gran parte del electorado resultaría apresurado. Sin embargo, es un hecho que afecta el acceso a la información, recrudece la violencia en las campañas políticas y perjudica la calidad de las instituciones.
En este marco resulta importante poner en debate la necesidad de una mejora en la alfabetización mediática de la población respecto a los usos de la tecnología, las redes sociales y las consecuencias de la desinformación. Asimismo, se requiere de un compromiso más efectivo de los partidos políticos, de sus representantes y de la sociedad civil para desalentar el uso de campañas de desinformación, proteger la calidad democrática y favorecer a un debate de ideas que aspire a representar múltiples segmentos de la ciudadanía de manera más segura en el ecosistema mediático.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Maestrando en Periodismo UBA
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fuente: Inteligencia Artificial | Página|12 – pagina12″> GOOGLE NEWS