![Desaparición de la USAID afectará las acciones de combate a la cocaína y protección a Amazonía thumbnail](http://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/ZNQKMKVTORFOPDBKVW7TDHYA44.jpg?auth=ceb520efa8da1e17723ff302130ab0ac1904f93436f763d50a1904c500f00e75&smart=true&width=6520&height=4277)
BRASILANDIA, Brasil (AP) — El desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) dará un duro golpe a diversas medidas, entre ellas, la asistencia humanitaria en Colombia, los esfuerzos de conservación en la Amazonía brasileña y la erradicación de la coca en Perú, países sudamericanos que han sido una prioridad de la agencia.
Aún si se reanuda una parte de la ayuda tras la suspensión de 90 días ordenada por el presidente estadounidense Donald Trump, muchos proyectos respaldados por la USAID se centran en áreas consideradas como ideológicas por el mandatario, como el cambio climático, la biodiversidad y los derechos de las mujeres y minorías, por lo que varios beneficiarios temen que sus proyectos ahora estén acabados.
Desde hace mucho tiempo, Colombia ha sido el mayor receptor de ayuda estadounidense al extranjero en América del Sur. Recientemente, los fondos de la USAID han apoyado la ayuda humanitaria de emergencia para más de 2,8 millones de venezolanos que huyeron de la crisis económica. Tan solo en 2024, el organismo transfirió alrededor de 45 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, principalmente para ayudar a ese grupo.
El final de la asistencia humanitaria estadounidense en Colombia, Brasil y otros países latinoamericanos es otro revés para los venezolanos expatriados. La semana pasada, el gobierno de Trump también revocó el estatus de protección temporal que había permitido que unos 600.000 venezolanos permanecieran en Estados Unidos. El primer grupo de gran magnitud podría ser deportado en unos dos meses.
“Los recortes de Trump tendrán un gran impacto en las poblaciones más vulnerables de América Latina, entre ellas, los millones de migrantes y refugiados venezolanos, ya que las organizaciones de base que proporcionan cuidados, orientación y alimentos esenciales, se quedarán sin financiación”, dijo a The Associated Press Bram Ebus, consultor con sede en Bogotá del International Crisis Group. “Las poblaciones migrantes son blanco del crimen organizado y de los grupos armados. Si los proyectos de ayuda no se reanudan rápidamente, ello permitirá que esos grupos abusen y exploten a los migrantes vulnerables”.
A pesar del hecho de que Estados Unidos es la más grande fuente de ayuda para Colombia, el presidente Gustavo Petro dijo que una parte de esa ayuda no es bienvenida y debe retirarse. “Centenares de funcionarios de migración que cuidan nuestras fronteras los pagaba a Estados Unidos (…) Esa ayuda es veneno”, dijo el lunes en una reunión del Gabinete. “Eso no se puede admitir jamás. Los pagamos con nuestra plata”.
En 2024, la agencia pagó cerca de 385 millones de dólares a Colombia.
Trump dijo a los reporteros el lunes que la suspensión de la ayuda de la USAID “debió haberse hecho hace mucho tiempo”. El multimillonario Elon Musk, que encabeza la reducción de costos del gobierno de la nueva administración, dijo que la agencia estaba dirigida por “lunáticos radicales de izquierda”.
En Brasil, la mayor iniciativa de la USAID es la Asociación Para La Conservación de la Biodiversidad en Amazonia, que se centra en la conservación y la mejora de los medios de vida de los pueblos indígenas y otras comunidades selváticas. Cerca de dos tercios del bosque tropical más grande del mundo se encuentra en Brasil.
Una de las organizaciones brasileñas que la USAID ha apoyado es el Consejo Indígena Roraima, que opera en 35 áreas que incluyen el territorio de la tribu yanomami, y que abarca alrededor de 157.000 kilómetros cuadrados (60.600 millas cuadradas), una superficie mayor que la de Grecia. Este apoyo directo es representativo de un cambio en la USAID en los últimos años hacia la financiación de organizaciones de base.
En una región vulnerable a la minería ilegal del oro y al tráfico de drogas, el Consejo Indígena Roraima utiliza el dinero para mejorar la agricultura familiar, fomentar la adaptación al cambio climático y generar ingresos para las mujeres.
Ahora, todo esto está en riesgo, dijo a la AP Edinho Macuxi, el tuxaua (líder) del consejo indígena. En las últimas semanas, su organización, que representa a alrededor de 60.000 personas, despidió a trabajadores y canceló actividades debido a la falta de fondos. “La asociación con la USAID ha existido por 7 años. Si la decisión es acabar con ella, esto sacudirá la estructura de nuestra organización y proyectos que son muy importantes para fortalecer la economía y la autonomía de los pueblos indígenas”, señaló.
“Nuestro mensaje al presidente Trump es que debe mantener los recursos, no solo para Brasil, sino también para otros países. En Brasil, los pueblos indígenas que tienen acceso a esta financiación son aquellos que, efectivamente, mantienen en pie la mayor parte del bosque, garantizando la vida no solo para las personas en Brasil, sino también para el mundo”, dijo Macuxi.
En años recientes, la USAID también apoyó a lo que podría calificarse como el esfuerzo más exitoso de recursos sostenibles en Amazonía, la pesca gestionada del pirarucu, el famoso pez gigante de la región. Los fondos estadounidenses se usaron para construir un matadero donde los pescadores pueden trabajar durante la época de pesca legal. Comunidades indígenas y ribereñas ayudaron a recuperar lo que era una especie en peligro de extinción, al tiempo que obtenían ingresos y alimentos.
En 2024, la USAID aportó 22,6 millones de dólares a Brasil. Más de la mitad, alrededor de 14 millones, se emplearon en la protección general del ambiente, siendo una de las principales prioridades la Amazonía, que almacena cantidades cruciales de carbono de la atmósfera.
En el caso de Perú, la agencia humanitaria desembolsó alrededor de 135 millones de dólares en 2024. Parte de esta suma se usa para controlar la producción de cocaína mediante la financiación de alternativas como el café y el cacao. Esos esfuerzos se remontan a principios de la década de 1980. Perú es el segundo mayor productor de cocaína después de Colombia, que dirige programas similares financiados con ayuda estadounidense.
En un comunicado, el presidente del Consejo de Ministros de Perú, Gustavo Adrianzén, dijo que su gobierno continuará el programa de sustitución de cultivos sin la ayuda estadounidense. La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida Sin Drogas de Perú, conocida por sus siglas DEVIDA, no hizo ningún comentario sobre el congelamiento de fondos por parte del nuevo gobierno estadounidense.
Ricardo Soberón, antiguo jefe de DEVIDA, dijo a la AP que la pausa en la ayuda de la USAID es una oportunidad para revisar una asociación que no ha sido efectiva. Señaló que siempre ha sido una ayuda condicionada y que la política ha estado involucrada. Afirmó que la ayuda ha sido mínima, se ha retrasado con frecuencia y no se ha integrado con las acciones del estado peruano.
Soberón dijo que la vecina Bolivia, que expulsó al organismo estadounidense en 2013, ha obtenido mejores resultados en el control de la producción de cocaína desde entonces. Afirmó que, a pesar de sus problemas y limitaciones externas, como la crisis económica y política, la retirada de la USAID dio a Bolivia un grado más alto de autonomía para desarrollar políticas de control social, que han sido mucho más eficientes.
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