
Un nuevo proyecto de ley ingresó al Congreso con el objetivo de modificar el huso horario argentino durante los meses de invierno. La iniciativa busca atrasar una hora los relojes y volver temporalmente al GMT‑4, como ya ocurrió en décadas pasadas. Según sus impulsores, esto permitiría reducir el consumo eléctrico, mejorar la calidad de vida y facilitar la coordinación horaria con países del Mercosur.
Cómo impactaría en la vida cotidiana
El cambio afectaría de forma directa a la rutina diaria de millones de personas. Las clases comenzarían con más luz solar, los comercios abrirían y cerrarían más temprano, y los atardeceres se adelantarían. También habría ajustes en medios de transporte, espectáculos, actividades deportivas y el prime time televisivo. Algunos sectores, como el educativo y el de la salud, ya comenzaron a debatir el posible impacto.

Un debate que vuelve cada cierto tiempo
La discusión por el cambio de horario no es nueva en Argentina. Durante varios períodos, especialmente entre los años 80 y 2000, el país adoptó esquemas estacionales para aprovechar mejor la luz solar. Sin embargo, con el paso del tiempo, esas políticas fueron discontinuadas. Hoy, con la necesidad de optimizar recursos energéticos y mejorar la sincronización regional, la propuesta vuelve a escena.

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