De piso a techo, las obras que Pedro Roth atesora se exhiben en el FNA

Para Pedro Roth el arte es esencial, una postura que defiende desde hace décadas y que materializa de muchas maneras, como cuando durante la pandemia realizó junto a Roberto Plate una muestra en un supermercado chino. Cuando el mundo se paralizó y los museos y galerías se vieron obligadas a permanecer cerradas, ellos ofrecieron la posibilidad para seguir en contacto con el hacer y la creatividad.

Roth también eligió la salida colectiva para su extenso legado como fotógrafo, un trabajo que realiza desde los años 60 y que lo unió a muchos artistas, oficiando de testigo de sus acciones y procesos en espacios como el Di Tella, la galería Ruth Benzacar o CAyC. En cuanto al último, Pedro conserva un archivo de más de 8000 negativos que están siendo digitalizados junto a la Fundación PROA y un equipo de expertos y que serán donadas al Archivo General de la Nación. Su mirada, única e irrepetible, estará al alcance de todos, en especial a la de una nueva generación que podrá ofrecer su visión renovada sobre una época que continúa abierta a debates e interpretaciones.

El artista junto a Adriana Rosenberg y Tulio Andreussi Guzmán, presidente del FNA. El artista junto a Adriana Rosenberg y Tulio Andreussi Guzmán, presidente del FNA.

La vida de Roth, que además de fotógrafo es pintor, dibujante, escritor, cineasta, gestor cultural y coleccionista, está atravesada por acontecimientos muy duros que cambiaron el rumbo de su vida y desviaron su destino hacia Argentina.

Nació en Hungría en 1938 y sobrevivió a la Segunda Guerra a pesar de que su padre, un hombre que describe con una sensibilidad artística y un coleccionista nato, fue víctima del Holocausto. Vivió el desplazamiento y la inmigración en carne propia y tuvo que trasladarse por muchos países, incluyendo Rumania e Israel, hasta que a los catorce años llegó a nuestro país junto a su madre y nunca más se fue. Acá el arte se volvió su meta y su meca, un universo sagrado desde donde aprendió a compartir lo mucho que tenía para decir y Pedro Roth: como en casa lo demuestra a la perfección.

Estatua de la Libertad. Un óleo de Marta Minujín, de 1976. Estatua de la Libertad. Un óleo de Marta Minujín, de 1976.

La muestra organizada por el Fondo Nacional de las Artes junto a Adriana Rosenberg y Andrés Duprat, no es sólo una excusa para rendirle homenaje a Roth sino una oportunidad inusual para transformar la Casa Victoria Ocampo en su nuevo hogar, con un living y una mesa dispuesta para recibir a cualquiera que quiera sumergirse y compartir un momento especial, rodeado de un centenar de obras propias y ajenas, mientras que el edificio retoma su propósito inicial.

Pedro no sólo comparte una selección de sus trabajos sino que le regala al público la posibilidad de saber cómo se siente convivir con obras que han pasado la mayor parte de sus vida entre cuatro paredes, a excepción de pinturas como “Que lindo que es estar tirado en cama en casa mirando T.V” de su gran amigo Federico Manuel Peralta Ramos, que durante años fue prestada al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, y que son fundamentales para comprender la carrera de tantos referentes de nuestra cultura.

Estudio sobre la fotografía. Pintura de Luis Fernando Benedit, 1977. Estudio sobre la fotografía. Pintura de Luis Fernando Benedit, 1977.

Así es cómo conviven “Dios es rarísimo”, también de Federico, con piezas de Carmelo Arden Quin, Antonio Berni, Elda Cerrato, Enio Iommi, Ana Eckel, Emilio Renart y Pablo Suárez entre muchos otros. De piso a techo y de un extremo de la sala al otro, la puesta respeta la impronta de su propio hogar.

“En esta colección varias historias se conectan entre sí”, sostiene Roth en una de las filmaciones que su hijo Damián ha hecho y que comparte en “Canal Roth” en YouTube. Con cada uno de los artistas forjó amistad, colaboró en diferentes proyectos, aceptó una obra a cambio de su trabajo o como regalo. Con este legado de retratos, objetos, bocetos, esculturas, pinturas y dibujos, Roth pasó una gran parte de su vida adulta hasta convertirse en el guardián y su ojo atento le permitió construir una visión sincera, heterogénea y valiosa de la escena del arte de nuestro país.

Obras de Pedro Roth, en el Obras de Pedro Roth, en el “comedor” de su casa.

Y si bien algunos de estos trabajos vivían enrolladas en un placard, tapadas con mantas o a la vista de quienes fueran a visitarlo, están celosamente protegidas por Pedro, con un compromiso que recuerda a los estadounidenses Dorothy y Herb Vogel, que llegaron a albergar más de 500 obras en su departamento de dos ambientes, hasta crear una de las colecciones más sinceras que jamás haya existido.

Pedro es una persona a la que le gusta crear sin parar, que pinta y dibuja todo el día, sin necesidad de salir de su cama. Es sabio, inquieto, multifacético, desinteresado y querido por muchos colegas, esos que conoció gracias al arte. Además, es un artista de la vieja escuela, que cree en el hacer como una necesidad visceral y que asegura que no hay que obsesionarse por el devenir del legado sino dejar que el poder del mensaje haga lo suyo.

Homenaje a Pedro Roth en el FNA.Homenaje a Pedro Roth en el FNA.

En paralelo, es el receptor e interlocutor de una generación de artistas, desde Pier Cantamessa hasta Luis Fernando Benedit, que hizo un retrato de Roth que cuelga en su habitación, Marta Minujín, Mildred Burton, Alberto Heredia o Alberto Seguí.

Esta colección invaluable ha sido catapultada desde el amor y no solo representa a sus pares sino que también refleja un deseo que debería estar en la mente de todos: animarse a vivir con arte sin especulación o aspiración social, sino como una forma de ser feliz.

Los papeles de Pedro Roth.Los papeles de Pedro Roth.

Frente al refrán “Dime con quién andas y te diré quién eres”, Pedro Roth queda muy bien parado. Es un artista que siempre apostó por el trabajo en grupo, que sueña con dejarle algo al mundo y compartir una parte de su historia, que aprendió a comunicar lo que tenía dentro por medio de la creatividad, que fue un buen amigo y que se siente tan cómodo en el mundo del arte que logra que lo mismo suceda con aquellos que visitan la Casa Victoria Ocampo. A sus 86 años, continúa difundiendo el valor del artista como “un sismógrafo, que dibuja el terremoto de su tiempo” como cuenta que afirmaba su hermano de alma, Peralta Ramos, a quien siempre recuerda.

Pedro Roth: como en casa se puede visitar de lunes a viernes, de 11 a 19, en la Casa Victoria Ocampo, Rufino de Elizalde 2831, CABA. Hasta el 8 de agosto.

MM

fuente: CLARIN

Artículos Relacionados

Volver al botón superior

Adblock Detectado

Considere apoyarnos deshabilitando su bloqueador de anuncios