Damián Ayude, DT de San Lorenzo y obsesionado por el fútbol: “Yo no soy Klopp ni Mourinho, pero si damos el 110% nos vamos a convertir en un equipo peligroso”

“Cuando escucho la canción de Julio Iglesias ‘Me olvidé de vivir’, me pongo mal, porque mi vida se la dediqué al fútbol”, confesó alguna vez Carlos Salvador Bilardo no sin la congoja asfixiándole la garganta y los ojos inundados de nostalgia. Damián Ayude no tiene los pergaminos del Doctor, claro está, y recién está afrontando a sus 43 años “el mayor desafío de su carrera como entrenador“, como él asegura a horas de debutar como técnico principal de San Lorenzo, ante Quilmes por la Copa Argentina. Sin embargo, se identifica con la frase del Narigón campeón del mundo.

“Son 20 años de mucho sacrificio. La gente por ahí no lo sabe y está bien que así sea, pero uno por el fútbol deja muchísimas cosas, a punto de no formar familia, no tener hijos, vivir en otros países… Y cuando llegás a estos lugares de privilegio revivís toda la película. Hoy parece que todo valió la pena. Te perdés cosas fuertes y hay cosas que me han marcado”, le cuenta a Clarín en la intimidad de una charla a solas al refugio de la ola polar que congela Buenos Aires, bajo las cálidas caricias del aire acondicionado en modo calor de la sala de prensa Osvaldo Soriano.

“Yo estaba en México y murió el padre de uno de mis mejores amigos, un hombre que me había llevado al colegio, que me daba la leche a los 5 años. Y mis amigos me lo ocultaron para que yo no viajara. Cuando me enteré me enojé. Mi amigo me llamó y me dijo: ‘Vos tenés que estar donde tenés que estar porque mi papá sabe que vos tenés que estar ahí’”, profundiza este volante central áspero frustrado al que las lesiones y alguna operación lo obligaron a pasar muy tempranamente (a los 23) del otro lado de la línea de cal. Fue primero como entrenador de Baby, luego de Inferiores, más tarde como colaborador (entre otros, de Fernando Bocha Batista en la Selección Argentina Sub 20 y Sub 23) y ahora como la cabeza de su propio cuerpo técnico en el Ciclón tras lograr un subcampeonato en la Reserva.

Ayude se describe como un obsesionado por el fútbol: “No me imagino sin esto. Muchas veces pensé ‘¿sigo?’, y al otro día cuando te levantás no podés estar sin la pelota, sin mirar fútbol, sin hablar de fútbol. Me vuelvo monotemático. Estás en una mesa con gente hablando de política o del país y siempre nosotros terminamos en el fútbol. Hay gente que se ofende y se va, ja. Los que me quieren saben que respiro esto y soy así”.

Habla de hacer flamear la bandera de “la cultura del trabajo”; de “la cercanía con el jugador”; de lograr “un liderazgo no monárquico, sino conversado, agradable”; y de “trabajar sobre patrones”.

Ayude, un fanático del fútbol que dejó muchas cosas de lado por su carrera. Foto: Maxi Failla Ayude, un fanático del fútbol que dejó muchas cosas de lado por su carrera. Foto: Maxi Failla

-¿Qué significa eso?

-¿Vamos a presionar apenas la perdemos? ¿En qué sector? ¿Lo podemos sostener? Hay que ser inteligentes en el dónde y en el cuándo. Si vos solamente atacás directo sos previsible. Si en cambio podés tener una posesión más larga y también atacar directo podés ser más peligroso. Si vas a atacar por afuera pero también tenés juego interior podés ser más peligroso. Hay que evolucionar como equipo. Me gustaría tener variedad, obviamente que lleva tiempo. Un equipo se pone peligroso cuando todos los protagonistas piensan lo mismo y saben qué hacer.

-¿Por la situación del club es el momento de los pibes?

-Hay muchos chicos en el plantel y se han ganado estar en este lugar de sumo privilegio. Llegar cuesta, pero mantenerse cuesta mucho más. Hay que cuidarlos, no ponerlos por ponerlos. Hay que tratar de rodearlos, protegerlos. Tienen que vivenciar jugar y si no les toca en Primera, participar también en la Reserva. Ojalá que se logre un sello con los chicos. Ojalá que los chicos de San Lorenzo les den alegrías deportivas al club y que sean buscados el día de mañana.

-¿Podés llegar a sorprender ya en tu debut con la inclusión de un chico nuevo como Facundo Gulli?

-Estamos probando. No está nada definido. Muchos chicos estuvieron en el banco ya el semestre pasado. Los chicos saben que el lugar se gana por merecimiento. Una vez que te ganás ese lugar de privilegio lo tenés que cuidar. Se cuida, con amor, trabajo y respeto y no somos ajenos a que tenemos que competir.

-Hablando de rodear a los pibes, se fue Iker Muniain que era líder. ¿Qué tanto significa esta baja? ¿Intentaste convencerlo para que siga?

-Además de la baja de Iker está la de Braida y la de Irala, que eran importantes. Fui muy respetuoso con su situación. Iker aclaró porqué tomó la determinación, que incluye familiares. Hubiera sido un gran gusto contar con él y entrenarlo, pero la realidad indica que no está más. Hay un gran grupo humano con gente noble, comprometida y con sentido de pertenencia.

-¿Ya decidiste quién será tu capitán?

-Todavía no lo hablé. Sí me gusta tener cuatro o cinco muchachos referentes y ya lo hablé con ellos. Hay gente que no tiene la cinta e igualmente es importante y resuelve un montón de cosas. También estamos empezando a darles lugar a los chicos. Hay que desterrar eso que son pibes porque se van a tener que convertir en hombres con urgencia.

-¿La gente tiene que saber que será un semestre para forjar juveniles o la obligación de pelear un título siempre está?

-La gente de San Lorenzo es muy inteligente. Conoce la realidad de su club y siempre está y alienta, sabiendo lo que sucede. ¿Vos qué me contestarías a mí como entrenador?

-Yo quiero ganar.

-Y bueno, imaginate que hace 20 años trabajo para esto. Yo quiero jugar para ganar. Es real que hay bajas importantes y que el proceso de los chicos va a llevar un tiempo. Pero tengo que planificar día a día para ganar. No puedo pensar en otra cosa. Si yo no tengo ilusión me tengo que quedar en mi casa.

“Si no tengo la ilusión de ganar algo me quedo en mi casa”, dice Ayude a pesar de un contexto difícil en San Lorenzo. Foto Guillermo Rodríguez Adami

-Desde afuera se ve que San Lorenzo es un caos: presidente de licencia, se fue el DT, se fue el capitán, internas, huelga del plantel por deudas… ¿Cómo es el día a día desde adentro?

-Este es nuestro lugar de trabajo, lo tenemos que respetar y querer como está, pero con el deseo de mejorar. No nos gustan que pasen cosas feas. El sentimiento que tenemos por lo que hacemos a veces hace que uno no vea o no quiera ver.

-Pero tanto Romagnoli como Russo admitieron que hay situaciones que se terminan metiendo en el vestuario.

-Obviamente que todo trasciende, que sería lindo que no suceda y que molesta y que duele. Nosotros tratamos de enfocarnos en que los entrenamientos sean agradables, en que el futbolista tenga ganas de venir. A mí me interesa que el club mejore y que cada vez esté más lindo. Es importante que el futbolista llegue y no se quiera ir, que tenga ganas de pertenecer. La gente va a estar y va a apoyar, pero nosotros tenemos que fomentar eso de adentro hacia afuera. Conocemos el ADN de San Lorenzo.

-¿Cuál es el ADN de San Lorenzo?

-Tiene que ver con el corazón. Nadie puede correr más que nosotros. Vamos a tener que correr. Nosotros somos terrenales, lo hablamos con los futbolistas. Yo no soy Klopp ni Mourinho. Si yo no doy el 110 por ciento mi nivel baja y el de los futbolistas también. Si nosotros damos el 110 o el 120 nos vamos a convertir en un equipo peligroso. Si no estamos con la atención máxima, ni con los ojos bien abiertos ni en modo leones vamos a mermar mucho.

-¿El mensaje es no aflojar jamás?

-En el fútbol argentino no se puede ni pestañar. Si te dormís un segundo corrés abajo de tu arco. Acá todos los sentidos van a tener que estar al cien por ciento, los cien minutos. No podemos pestañar.

-Moretti dijo que va a volver y que tenía una charla con vos para armar el plantel, ¿hablaste o vas a hablar con él?

-Tengo un gran relación con todo el mundo en este club desde el primer día. Yo me saludo con todo el mundo y a todo el mundo le puedo dar un abrazo. Hablo con todos. No hay problema si tengo que hablar con Marcelo como hablo con Julio (Lopardo, vice en función de la presidencia), o con Martín (Cigna, secretario del club), o con La Roca (Carlos Sánchez, director deportivo). Siento que todos me respetan.

El primer refuerzo, los puestos a cubrir y un mensaje a la dirigencia

Leandro Allende está cerca de ser el primer refuerzo del San Lorenzo de Ayude. Arribaría desde Quilmes a cambio de 90 millones de pesos. Sin embargo, el flamante DT azulgrana sabe que necesita más incorporaciones aunque al mismo tiempo no desconoce que aún la dirigencia trabaja para levantar más de 2 millones de dólares en inhibiciones.

-¿Qué te aportaría Leandro Allende?

-No tengo confirmado al cien por ciento, sé que están trabajando. Uno confía. Es un muchacho que puede jugar de volante interno, de extremo, de lateral… Similar a lo que hacía Braida. Nos puede cubrir todo el sector izquierdo. Teo Pagano se nos puede ir al Mundial Sub 20, así que por eso la de Allende es una posibilidad.

-¿Qué otras posiciones necesitás reforzar?

-Y se nos fueron tres futbolistas, uno por línea. Buscamos uno por línea, mínimo. La dirigencia manifiesta que está trabajando. Yo trato de llegar todos los días a la 7 de la mañana y de irme vacío a la hora que me toque y espero lo mismo de cada área. La venta de Elian Irala llevó su tiempo, desactivar las inhibiciones no es tan sencillo como creemos porque son negociaciones. Los refuerzos también. Es un mercado que no se movió tanto. Es real que yo manifiesto de mi lado que se nos fueron futbolistas.

-¿Te inquieta la quietud del mercado?

-Me ocupa. Hasta donde yo puedo llegar, me ocupa. Si me salgo del foco de donde puedo ser más útil para el jugador estoy perdido. Soy optimista y deseo y espero que cada uno en su área cumpla su rol.

Ayude todavía no tiene refuerzos en su San Lorenzo: Ayude todavía no tiene refuerzos en su San Lorenzo: “Soy optimista”, asegura. Foto: Maxi Failla

De la cultura competitiva del argentino al “Julián Alvarez te destripa”

Como ayudante de campo de técnicos como Fernando Batista, Nicolás Larcamón y Omar Asad, Ayude anduvo por ligas de varios países como Venezuela, Brasil, México y Chile. También en la Argentina, hasta llegar a las Selecciones juveniles de la mano del Bocha Batista. Y en la comparación con jugadores extranjeros, Ayude destaca qué es lo que hace especial al argentino: “Soy un enamorado del futbolista argentino porque nadie tiene el grado de cultura competitiva que tiene el argentino. Ninguna otra nacionalidad”.

-¿Por qué es eso?

-Por muchas cosas. Por cómo somos como país, por nuestra idiosincrasia. Porque vivimos el fútbol de una manera muy particular. Desde chiquito te meten en un Baby fútbol y es una caldera, todo el mundo está gritando y el chico tiene que ganar. Cada vez es más competitivo. Después podemos decir si estamos de acuerdo con eso, es otro debate. Pero te forja un carácter. Estuve en Cruzeiro que tenía futbolistas impresionantes, pero cuando salía a la cancha, 60 mil personas coreaban al Perro Romero, que es argentino y te mata.

-Junto a Batista estuviste 4 años y tuvieron a varios que luego fueron campeones del mundo, ¿ya se veía en ellos algo distinto?

-Nosotros ganamos el Panamericano Sub 23 en Perú y el Preolímpico de Colombia. Salimos subcampeones del Sudamericano Sub 20 en Chile. Tuvimos una camada nacidos del 97 en adelante que nos dio mucho: Alexis Mac Allister, Julián Alvarez, Nico González, Nehuén Pérez, Gonzalo Montiel, Fausto Vera, Nahuel Molina, Lautaro Martínez, Exequiel Palacios, Cuti Romero, Lisandro Martínez, Marcos Senesi, Adolfo Gaich, Thiago Almada, Pepo de la Vega, Enzo Fernández, entre otros. Muchos campeones del mundo.

-¿Cuándo te das cuenta que un jugador es diferente?

-Porque entre los muy buenos juega mejor. Te cuento un ejemplo: en el Preolímpico los jugadores juegan a pegarle al arco y tenías a Julián Alvarez, Nehuén Pérez, Taty Castellanos y Alexis Mac Allister, todos futbolistas de elite. De cinco pelotas, todos meten cuatro y Alexis metía las cinco. Un tipo que no falla. Pocas veces vi, por ejemplo, a un futbolista con la voracidad competitiva de Julián Alvarez. Julián te destripa, te quiere matar en todo momento. Se encarga de que nunca más lo quieras enfrentar, y eso para mí es extraordinario. Cuti es otro así. No para, te pasa por arriba, te arranca las patas de cuajo. Es un animal competitivo. Son jugadores que no toleran dar un pase mal aunque vayan ganando 5 a 0.

Su fugaz carrera como jugador, con una experiencia en Albania

“Yo era un volante que raspaba, más del overol. Tampoco es que iba llegar muy lejos no le vamos a mentir a la gente”, cuenta Damián Ayude, que colgó los botines a los 23 años de manera obligada por las lesiones. Pero en ese corto tiempo le bastó para vivir una experiencia fuera de lo común en el fútbol albano.

“Yo tenía 20 años, era joven. Era otra época. No existía la videollamada y me comunicaba por el MSN. Caí ahí porque jugaba en Nueva Chicago y un día fui a un partido de jugadores libres. Me vieron ahí y me hablaron de esa posibilidad”, recuerda su paso por el Partizani de Albania.

Pero la aventura fue un suspiro: “Duré menos de un semestre. Era un momento muy difícil porque venía de 40 años de comunismo. Era un país en reconstrucción. El idioma era difícil, encima era pleno verano y había una ola de calor récord en toda Europa. No aguanté el ritmo de vida y el club también tenía problemas”.

fuente: CLARIN

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