
El hallazgo de un cadáver en avanzado estado de descomposición dentro de un ropero sellado con cal conmocionó a Córdoba. Se trata del cuerpo de una mujer de unos 30 años, encontrado por albañiles que realizaban tareas de refacción en un departamento cerrado desde hace meses. En diálogo con Córdoba Noticias de Canal C, el médico forense Kike Brunner advirtió sobre la complejidad del caso y la dificultad de determinar si hubo un crimen.
“Seis meses es mucho tiempo. A esa altura, el cuerpo ya perdió tejido blando y solo quedan restos óseos. Eso complica saber cómo murió”, explicó Brunner. Además, el uso de cal viva, que pudo haber sido utilizada para acelerar la descomposición, dificulta aún más la investigación.
El especialista detalló que si no se encuentran fracturas óseas, como en el hueso hioides —clave para identificar casos de estrangulamiento— o señales de violencia en las costillas, no se puede confirmar que hubo homicidio. “Si no hay pruebas de agresión, el hecho podría pasar de un presunto femicidio a una muerte de etiología dudosa”, explicó.

Esto implica que, penalmente, cambiaría la carátula del caso. El acusado podría argumentar que no mató a la mujer, sino que ocultó el cuerpo por miedo. “Sin una causa clara de muerte, ni siquiera se puede tipificar el delito”, remarcó Brunne
El próximo paso clave será identificar a la víctima. Si se logra conocer su identidad, podrían surgir testimonios que permitan reconstruir lo ocurrido y el vínculo con posibles sospechosos.