La cúrcuma, raíz amarilla usada desde hace milenios en la medicina tradicional, gana protagonismo gracias a su compuesto curcumina.
Distintos estudios recientes destacan su potente efecto antiinflamatorio, capaz de reducir marcadores de inflamación en el organismo.
También actúa como antioxidante, neutralizando radicales libres responsables del envejecimiento celular.
Además, podría proteger articulaciones, mejorar la digestión y favorecer el estado de ánimo, según evidencia científica.
La cúrcuma -Curcuma longa- es una especia ancestral originaria de la India, ampliamente utilizada tanto en la gastronomía como en la medicina tradicional.
En los últimos años, su uso ha trascendido lo culinario para consolidarse como un complemento con respaldo científico, gracias a los efectos positivos de su principal compuesto activo: la curcumina. Tal como explica un artículo de El Confidencial, esta molécula posee propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antienvejecimiento, entre otras.
Uno de los beneficios más sólidos de la cúrcuma proviene de su capacidad para modular la inflamación. En una revisión sistemática con metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados, se observó que la suplementación con cúrcuma o curcumina reduce significativamente marcadores inflamatorios como la proteína C-reactiva (CRP), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-6 (IL-6).
La cúrcuma es un antioxidante muy poderoso. En este caso de acuerdo al National Library of Medicine, estos efectos son relevantes porque en muchos procesos de enfermedades crónicas, como la artritis, la enfermedad inflamatoria intestinal o la aterosclerosis, están vinculados a la inflamación persistente.
Antioxidante
Además de sus efectos antiinflamatorios, la curcumina presenta una potente acción antioxidante. A nivel molecular, aumenta la actividad de enzimas clave contra el estrés oxidativo, como la superóxido dismutasa (SOD), la catalasa y la glutatión peroxidasa. Gracias a ello, puede neutralizar radicales libres, protegiendo a las células del daño provocado por procesos oxidativos crónicos.
En el metaanálisis mencionado, también se detectaron mejoras en la capacidad total antioxidante (TAC) y reducciones en productos de peroxidación lipídica (como el malondialdehído, MDA).
Efectos antienvejecimiento y neuroprotección
Por su combinación de acciones antiinflamatorias y antioxidantes, la cúrcuma ha sido asociada con un efecto antienvejecimiento. Según El Confidencial, podría estimular niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), lo que sugiere un posible papel en la protección cognitiva y la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Además, existen revisiones que destacan su potencial neuroprotector en enfermedades neurodegenerativas, gracias a su capacidad para modular la inflamación cerebral.
Salud digestiva y articular
La cúrcuma también puede mejorar la salud digestiva. Según la fuente original, estimula la producción de jugos gástricos y pancreáticos, lo que ayuda en trastornos como la gastritis o la dispepsia.
Su acción carminativa reduce gases y cólicos intestinales. En el ámbito de la salud articular, su potente efecto antiinflamatorio se ha estudiado en enfermedades como la artritis reumatoide o la osteoartritis: múltiples ensayos clínicos reportan mejoras en los síntomas de dolor e inflamación, incluso comparables a algunos antiinflamatorios convencionales.
La cúrcuma tiene propiedades antimicrobianas y fortalecedoras del sistema inmunológico.
Salud cardiovascular y metabólica
Algunos estudios clínicos también han sugerido que la cúrcuma puede tener beneficios sobre el sistema cardiovascular. Entre sus posibles efectos se incluyen la reducción del colesterol LDL y de los triglicéridos, así como la mejora de la función vascular.
En el mismo sentido, una revisión de estudios en humanos indicó que una parte significativa de los ensayos con curcumina se centraron en trastornos metabólicos relacionados con la obesidad, reportando efectos positivos sobre biomarcadores inflamatorios y metabólicos.
Consideraciones y precauciones
A pesar de sus múltiples beneficios, no todo es completamente seguro ni automático. Según una revisión comprensiva, el consumo excesivo de curcumina puede tener efectos adversos, incluyendo posibles impactos en el hígado, los riñones o el sistema inmunitario.
Su biodisponibilidad natural es limitada: el cuerpo la absorbe de forma deficiente, por lo que muchas formulaciones clínicas han recurrido a mejorar su absorción mediante diferentes métodos. Por eso, aunque es una herramienta prometedora, se recomienda consumirla como parte de una dieta equilibrada y no depender exclusivamente de suplementos sin supervisión médica.
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