El 26 de noviembre de 2006, Nora Dalmasso fue encontrada sin vida en el dormitorio de su casa, ubicada en el exclusivo Country Golf de Villa Nueva, en Río Cuarto. La víctima había sido estrangulada con el lazo de una bata de baño, convirtiéndose en uno de los casos criminales más resonantes de Argentina. A lo largo de los años, la investigación estuvo plagada de controversias, hipótesis fallidas y numerosos sospechosos.
En los primeros días del caso, las sospechas recayeron sobre Gastón Zárate, un pintor que trabajaba en el barrio privado. La acusación se basó en testimonios débiles y en su supuesta presencia en la zona del crimen.
Sin embargo, las pruebas no sustentaron la imputación, y Zárate fue desvinculado del caso. Este episodio marcó el inicio de una serie de irregularidades e hipótesis fallidas en la investigación del crimen de Nora Dalmasso.
Con el tiempo, las miradas se dirigieron hacia el círculo íntimo de Dalmasso. En 2007, su hijo, Facundo Macarrón, fue acusado de abuso sexual y homicidio, una imputación que causó conmoción pero que quedó desestimada en 2012 por falta de pruebas.
Más adelante, en 2022, el foco estuvo en Marcelo Macarrón, esposo de la víctima, quien fue enviado a juicio como presunto instigador del crimen. Sin embargo, el fiscal de Cámara, Julio Rivero, concluyó que no existían pruebas suficientes para sostener que Macarrón hubiera contratado a un sicario, lo que resultó en su absolución.
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El caso volvió a cobrar relevancia recientemente con la aparición de un nuevo sospechoso, Roberto Barzola, un trabajador que había estado en la casa de Dalmasso en el período cercano a su muerte. En 2007, la familia de la víctima había solicitado que se cotejara su ADN, pero el pedido no fue considerado en su momento. Ahora, la justicia ha identificado coincidencias genéticas entre Barzola y rastros hallados en la escena del crimen, incluido un vello encontrado en la zona inguinal.