El sector textil argentino atraviesa una crisis histórica, marcada por la caída del consumo interno, el atraso cambiario y un récord de importaciones de bajo costo. Según informó la Fundación Pro Tejer durante el evento Pro Textil 2025, realizado en Avellaneda, entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cerraron 380 empresas y se perdieron 11.500 empleos registrados, principalmente en firmas medianas y empresas familiares de confección y calzado. La producción textil cayó un 14,5% interanual y la utilización de la capacidad instalada llegó a niveles mínimos históricos.
Luciano Galfione, presidente de Pro Tejer, alertó sobre la necesidad de implementar políticas que prioricen la producción nacional y garanticen la competencia en igualdad de condiciones. Por su parte, Priscila Makari, directora ejecutiva, destacó el desfase entre los precios internos y los costos en dólares, un factor que dificulta la rentabilidad de las empresas locales.
El sector también sufrió una apertura comercial unilateral: las importaciones crecieron un 32% en volumen, con precios FOB por kilogramo en mínimos desde 2015, afectando la competitividad y favoreciendo la economía informal. Mientras países como Estados Unidos y Brasil aplican políticas de estímulo industrial, Argentina sigue una línea de liberalización cuestionada por los industriales por su impacto en la sostenibilidad y el empleo del sector.
