
Un confuso episodio ocurrido días atrás con un pesquero español que llevaba la bandera de las Islas Malvinas y estaba en Zona Económica Exclusiva de la Argentina continental reflejó las fallas en armonizar una política común entre los organismos del Estado en torno a cómo actuar ante el Reino Unido y el conflicto de soberanía sobre las Malvinas.
También reflejó que la letra de algunas legislación que después se intentaron cambiar son letra muerta y no lo son.
Lo más inquietante es que en el medio de todo, y de las preguntas de este medio, alguien dio la orden de negar lo ocurrido entre todos los voceros.
Pero de cinco fuentes, Clarín pudo rearmar el caso de esta manera. Un pesquero de Vigo, España, entre los que más licencias de pesca tienen concedidas por el llamado Gobierno de las Islas Falklands, llevaba la bandera del archipiélago -la llamada bandera de conveniencia- cuando Prefectura Nacional Argentina interceptó.
“El informe que tenemos habla de bandera no reconocida”, dijo una fuentes pesqueras ante la pregunta de Clarín que ningún vocero quiso responder.
La fuente afirmó que capturaron y buscaron sancionar a un pesquero de Vigo, cuyo nombre y matrícula no pudo conocer este diario, pero sí que llevaba la bandera de las Islas, en una situación más confusa aún.
Por un lado, en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina, dentro de las 200 millas marinas, solo pueden pescar los buques con permiso de pesca del gobierno argentino. El que no lo tenga y esté en la ZEE sin autorización hace pesca ilegal, independientemente de su nacionalidad y está sujeto a sanciones e incluso a que se detenga la embarcación.
Las fuentes consultadas contaron que el buque de Vigo tenía bandera y registro en las Islas (el armador no importa pero pareciera ser de España) y estuvo varias horas en la ZEE continental.
Prefectura no lo atrapó sino que estaba esperando una orden de Cancillería y del Inidep, pero el Ministerio de Relaciones Exteriores no habría respondido.
Más aún, se desconoce quién lleva estos temas en la Cancillería, donde la cuestión Malvinas se convirtió en un problema serio, inclusive con el Reino Unido.
La embajadora británica Kirsty Hayes terminó su misión la semana pasada y no precisamente en buenos términos con el canciller Gerardo Werthein que volverá al país tras semanas en el exterior para la cumbre del Mercosur de esta semana.
Asesorado por diplomáticos del gobierno de Alberto Fernández, el canciller sólo envió a un almuerzo con Hayes a su jefe de Gabinete, Ricardo Lactherman quien, cuando la embajadora la preguntó cómo avanzar en el acuerdo que la ex canciller Diana Mondino firmó con el jefe del Foreign Office, David Lammy, el joven diplomático contestó que lo que querían era “la soberanía de las Malvinas”. El informe de la reunión causó carcajadas en Londres.
Lo que buscaba la embajadora era por un lado, avanzar con la reinstauración del vuelo semanal San Pablo-Islas Malvinas con escala mensual en Córdoba por un lado y por el otro con el avance del Plan Proyecto Humanitario 3 y las visitas de familiares, que la Cancillería detuvo.
Si bien la secretaria de Malvinas es Paola Di Chiaro, la cuestión la llevan de primera mano, Werthein, el vicecanciller Eduardo Bustamante -que tiene formación militar y en estos temas es más nacionalista que las actuales autoridades en Defensa, que lo criticaban sobremanera- y el cónsul en Nueva York, Gerardo Díaz Bartolomé. Días atrás, el equipo de Werthein logró retener los apoyos a la causa Malvinas en la ONU y en la OEA, donde dan su opinión países cuyos gobiernos tienen muy mala relación hoy con el gobierno de Javier Milei.
De ahí que las autoridades pesqueras estén reclamando el armado de una mesa para aunar criterios.
El 5 de enero pasado, la PNA detectó mediante el Sistema Guardacostas al pesquero Xinrun 579, de bandera de Vanuatu, navegando dentro de la ZEE con una derrota y velocidad compatibles con actividades de pesca. Se lo interceptó y se le hizo una multa.
Suele atribuirse sobre todo a China, una potencial de pesca ilegal inmenso cuando, en realidad, los buques de la potencia asiática están en más allá de la milla 201, que son aguas internacionales y donde Argentina no tiene poder policial. Por otra parte, hay numerosos otros incidentes que se producen con barcos españoles, portugueses y de otras banderas muy distintas.
En el caso de este pesquero habría una doble acción, que ninguna autoridad confirma aunque todas las fuentes dan por hecho que fue así: un buque extranjero dentro de la ZEE, y con una bandera no reconocida como la de las Malvinas. Para el caso, aunque hoy es letra en desuso, el Mercosur aprobó años atrás una resolución por la que los buques con bandera de las islas pueden amarrar en sus puertos. A decir verdad, ya nadie respeta la legislación y hoy, la Argentina tampoco sabe qué hacer, mientras también siguen vigente las sanciones para pesqueros e hidrocarburíferas que tengan actividades en Malvinas las hagan en el continente argentino.
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