
La investigación sobre la desaparición de Diego Fernández Lima, ocurrida en 1984, dio un giro histórico con la identificación de sus restos en mayo de este año. Tras más de cuatro décadas de incógnitas, la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°61 confirmó que el adolescente murió por una puñalada en el tórax y que su cuerpo fue enterrado en una vivienda del barrio porteño de Coghlan.
Los restos hallados en un jardín
El hallazgo se produjo cuando obreros que realizaban una remodelación en la propiedad descubrieron restos humanos. El Equipo Argentino de Antropología Forense analizó los huesos y determinó que pertenecían a Diego, desaparecido a los 16 años. El cotejo genético con su madre, hoy de 87 años, selló la identificación.
Objetos que confirmaron la época del crimen
Junto al cuerpo se encontraron elementos que aportaron contexto histórico: una moneda japonesa, un reloj Casio de 1982, un llavero naranja, una ficha de casino, la suela de un mocasín talle 41 y una corbata de uniforme escolar. Todos estos objetos reforzaron la hipótesis de que se trataba de un adolescente de los años ’80.

Un excompañero bajo sospecha
La Fiscalía pidió la indagatoria de Cristian Graf, excompañero de colegio de Diego y actual dueño de la vivienda donde fue hallado el cuerpo. Se lo acusa de encubrimiento agravado y supresión de evidencia, ya que la acción penal por homicidio prescribió. Según el fiscal Martín López Perrando, el hombre intentó desviar la investigación desde el momento en que aparecieron los restos.