
En el día a día, las personas toman decisiones casi sin pensarlo. Por detrás de esos gestos cotidianos, hay un mapa cerebral que procesa señales, anticipa lo que puede pasar y coordina movimientos que parecen naturales pero requieren un trabajo enorme.
Durante décadas, la neurociencia intentó descubrir dónde ocurre ese “clic” interno que nos lleva a elegir una opción y no otra. La idea clásica proponía un centro específico, una especie de comando que organizaba todo. Pero los avances recientes muestran otro panorama mucho más complejo y, a la vez, más interesante.
El cerebro humano está constantemente en estudio por la neurociencia. Foto Shutterstock.Un nuevo mapa cerebral elaborado por una red internacional de laboratorios -llamada International Brain Laboratory– terminó de derribar esa visión. Según los investigadores, decidir no es tarea de un único lugar, sino el resultado de la coordinación de múltiples regiones que trabajan al mismo tiempo, cada una aportando algo distinto a la conducta final.
Qué descubrió el nuevo mapa cerebral sobre cómo se decide
Los científicos registraron la actividad neuronal más amplia que se haya hecho en animales: más de 621.000 neuronas en 279 zonas del cerebro de ratones. En lugar de encontrar un área especializada en “decidir”, lo que apareció fue una especie de orquesta: señales motoras, sensoriales y de recompensa se distribuían por todo el cerebro.
Mientras los ratones realizaban una tarea simple -mover una rueda hacia la izquierda o la derecha según una luz tenue-, los electrodos mostraron que la información visual se propagaba rápidamente hacia regiones motoras y del tronco cerebral. No había un camino lineal de ver, analizar y actuar: todo ocurría en paralelo.
El cerebro no solo recibe información: la anticipa. Foto: FreepikEste hallazgo obliga a revisar la idea de un cerebro jerárquico. En vez de escalones, se observó un sistema de bucles y colaboraciones internas que vuelven la toma de decisiones un proceso distribuido.
Los principales hallazgos de este estudio:
- No existe un “centro” de decisiones; participan múltiples regiones a la vez.
- Las señales de recompensa se detectaron en casi todo el cerebro.
- Percepción, memoria y acción se mezclan desde el inicio de la tarea.
- Los patrones neuronales se organizan como una red y no como una línea de pasos.
Cómo influyen las expectativas previas en lo que decidimos
El estudio también analizó cómo las expectativas moldean la conducta. Cuando la luz aparecía la mayor parte del tiempo en un lado, los ratones aprendían esa tendencia y elegían en función de ella incluso cuando la señal era tan débil que no se veía. Es decir, decidían según lo que esperaban que ocurriera.
Lo más llamativo es que esas expectativas no aparecían en unas pocas zonas “cognitivas”. Estaban presentes en áreas visuales tempranas, en circuitos motores y en regiones asociativas. El cerebro no solo recibe información: la anticipa.
El cerebro también aprende cuando estamos distraídos. (Foto: IA/Gemini)Esta dinámica se parece mucho a lo que ocurre en situaciones cotidianas. Las personas tienden a completar lo que falta, a imaginar probabilidades y a actuar en base a lo que creen que va a pasar, aun sin evidencia clara.
Los investigadores sostienen que el cerebro funciona como una máquina de predicción distribuida donde miles de neuronas calculan al mismo tiempo qué conviene hacer. Decidir no es apretar un botón interno, sino integrar señales, aprendizajes previos y expectativas.
Este modelo también abre puertas para entender ciertos trastornos, como la esquizofrenia o el autismo, donde la dificultad para actualizar expectativas podría influir en la manera de percibir el entorno.
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