
La familia de Diego Fernández Lima no sale del shock. Y aunque todavía hay mucho por resolver, lo cierto es que hoy ya saben qué pasó con el chico, que tenía 16 años al momento de su desaparición. Muchos factores confluyeron para llegar a esa determinación, especialmente el impecable trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Mariella Fumagalli, directora del EAAF en Argentina, dialogó con la periodista Cecilia Di Lodovico, de Infobae, sobre cómo fue el proceso que llevaron adelante para conocer qué pasó con el joven y, principalmente, de quién se trataba.
El intenso trabajo del equipo forense para determinar la identidad de Diego
La cronología del trabajo forense:
– El EAAF interviene unos días después de que se supiera que habían hallado restos óseos -en principio- en la casa que había alquilado Gustavo Cerati a principios de los 2000.
– Proponen realizar un análisis contextual del lugar del hallazgo, a fin de tratar de dar con más información sobre las condiciones en que fue enterrado el cuerpo y lograr recuperar piezas.
– El 29 de mayo acceden al predio y realizan una segunda instancia de recuperación (la primera la hizo la Policía de la Ciudad). Se colectan más piezas óseas y otros materiales y objetos de evidencia.
– Realizaron una recuperación y limpieza mediante técnicas arqueológicas de la fosa original -de 60 centímetros de profundidad, de un metro 20 de largo y de 60 de ancho-, donde el cuerpo de Diego estuvo enterrado. Así establecieron el sitio original de inhumación: no fue en el patio de la casa que alquiló Cerati, sino al lado.
El análisis de los restos
Fumagalli señaló que tras esa primera parte, la Fiscalía les dio intervención para analizar la totalidad de la evidencia.
Los restos y objetos colectados fueron derivados a los laboratorios del equipo forense, que funcionan en el predio de la exESMA. Es entonces cuando comenzaron a hacer un perfil biológico: lavado, acondicionamiento y análisis para tomar nota de la información que entregan los huesos.
Con ese perfil “se establece el sexo de la persona, la edad aproximada al momento de la muerte, la estatura aproximada, las características ontológicas, etcétera”, dijo la directora. Así determinaron que era un masculino, joven, de entre 16 y 19 años y que tenía objetos como un reloj, el llavero, una corbata…
También es en ese procedimiento que se establecen las lesiones e incluso se puede tener una primera conclusión de la causa de muerte. Luego de eso, se extrae una muestra ósea. En el caso de Diego, la muestra se tomó de las piezas dentales y de un fragmento de fémur.
Las muestras fueron derivadas al laboratorio del EAAF de Córdoba para la extracción de un perfil genético. Ese ADN cuantificado debe compararse con otra muestra, pero en este caso no tenían con qué.
Cómo la figura de Gustavo Cerati colaboró en la investigación
Para la especilista, el hecho de que el nombre de Gustavo Cerati estuviera involucrado indirectamente en el caso fue determinante para su resolución. “Le dio una relevancia inusitada al hallazgo, porque no es una cosa de todos los días, pero suceden y es algo que nosotros lidiamos en lo cotidiano”, dijo.
Ante la visibilidad del caso, a la familia de Diego se le encienden las alarmas y es cuando su sobrino, un periodista de 35 años, se contacta con el EAAF y con la Fiscalía. “Fue un shock total. Cuando empezó a aportar datos de su tío, todo cerraba”, asegura.
Otra de las cosas que mencionó es que si bien no es su función concluir si se trató de un homicidio, su tarea es describir lo que arroja el cuerpo. En el caso de Diego, se observó una lesión en la 4ª costilla derecha, compatible con un objeto corto punzante y lesiones corto punzantes en algunas articulaciones. “Hay marcas en el cuerpo que se corresponden con una muerte violenta y un intento de descuartizamiento, pero también puede tener que ver también con un intento de manipular el cuerpo para proceder a la inhumación del mismo”, señaló.
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