
El histórico dirigente peronista de Córdoba, Guillermo Ceferino Kraisman, detenido desde enero en la cárcel de Bouwer, denunció amenazas y robos por parte de otros internos. A raíz de esto, buscará declarar nuevamente ante la Justicia y acogerse a la figura del “arrepentido”, con la esperanza de mejorar su situación procesal en la causa de la empleada fantasma de la Unicameral.
Su abogado, Javier Pafume, confirmó que en los primeros días de junio pedirá declarar ante el fiscal Franco Mondino. En paralelo, intenta ser incluido en el régimen de delación premiada, lo que le permitiría reducir su condena si aporta datos sustanciales para la investigación.
En prisión, Kraisman fue alojado en pabellones comunes. Sufrió amenazas, fue robado con facas y le quitaron más de 50 mil pesos y ropa. “Ya no recibe protección de nadie“, aseguran desde su entorno. Hoy, considera que su entorno político lo abandonó.
La causa estalló el 17 de enero, cuando Kraisman fue detenido junto a Luciana Castro, que intentó cobrar el sueldo de una supuesta empleada legislativa, Virginia Martínez, quien luego denunció que nunca trabajó en la Unicameral. Los chats en el celular de Kraisman revelan contacto directo con la legisladora oficialista Nadia Fernández, aunque por ahora no hay imputaciones contra funcionarios.