
Stephen King es tan prolífico, entre los libros que escribió, y los que firmó bajo el seudónimo de Richard Bachman, que las adaptaciones al cine de sus obras son ciertamente desparejas. Como un electrocardiograma, y no precisamente de un muerto.
King ha revelado que La larga marcha (The Long Walk) fue la primera novela que escribió -casi ocho años antes de que Carrie fuera publicada en 1974- cuando era estudiante en la Universidad de Maine, entre 1966 y 1967.
“Los juegos del hambre”, la que se copió
Cuando la editó, la firmó como Richard Bachman, y ahora llega al cine dirigida por Francis Lawrence, que no por nada es el realizador de las últimas de Los juegos del hambre, saga con la que Camina o muere (como se estrena en la Argentina) tiene más de un punto de contacto.
Ambas transcurren un Estados Unidos distópico, y manejado por una tiranía. Y si Jennifer Lawrence tenía que luchar por sobrevivir, defendiendo a su Distrito, aquí hay un centenar de jóvenes que habrían sido elegidos “al azar” (“¿conocés a alguien que se haya anotado como voluntario”, se dice no sin sorna) para participar de esta Gran marcha, de la cual habrá un solo ganador.

Un punto importante es que no hay una meta. No es que se tiene que llegar a un lugar. La cuestión es no parar.
No pregunten qué pasa con los otros concursantes porque ya lo vamos a explicar.
A seguir las reglas, o morir
Las reglas son las siguientes: cada caminante tiene que mantener un ritmo mínimo de 5 kilómetros por hora (en el libro eran 6 kilómetros por hora, así que la tienen algo más fácil), y recibirá una advertencia verbal si su velocidad baja de los 5 kilómetros por hora durante 30 segundos. Cada caminante puede perder una advertencia si camina durante una hora sin incidentes. Pero si recibe tres advertencias y baja de la velocidad mínima, los soldados que caminan junto a él le disparan. No al aire. Al cuerpo. Lo matan.

El objetivo es caminar hasta que solo quede un concursante. ¿El premio? Lo que el ganador quiera, sin preguntas.
Por supuesto que la película tiene a un protagonista, Raymond Garraty (Cooper Hoffman, hijo de Philip Seymour Hoffman, de Licorice Pizza), a quien nadie lo llamará por su nombre, sino por el número que lleva en su pechera (sí, como en El juego del calamar). Y obvio que el participante número 47 irá sumando amigos (el número 23 -David Jonsson, de Alien: Romulus; el número 46 -Ben Wang, protagonista de Karate Kid: Leyendas-) y algún enemigo (el número 5 -Charlie Plummer-).
Por allí, como la madre del 47 está Judy Greer, quien se la pasa sufriendo por sus hijos: ya fue la mamá de los chicos de la primera Jurassic World, que quedaban bajo el cuidado de su tía.

Mark Hamill, otro que Skywalker
Pero el malvado de la historia es interpretado por el héroe que tuvimos muchos niños y adolescente de chicos: el mismísimo Mark Hamill, Luke Skywalker en la saga de La guerra de las galaxias. Es el “major”, el militar que parado en un jeep arenga a los jóvenes concursantes; un cínico de aquéllos.
Decíamos que hubo muchas adaptaciones de la obra de King -se calcula que más de un centenar, entre películas, películas de TV y series-, y no todas buenas. Esta es de las mejores. Mantiene el espíritu de King, la confraternidad de los protagonistas, bien al estilo de Cuenta conmigo, y el suspenso in crescendo.

No, no es Camina o muere un filme de terror, sino de suspenso, que se desarrolla mientras los caminantes no se detienen -apenas para defecar, y reciben una advertencia-. Y no, el final seguramente para quienes no leyeron el libro, no es el que se imaginan.
“Camina o muere”
Muy buena
Suspenso. Estados Unidos, 2025. Título original: “The Long Walk”. 108’, SAM 16. De: Francis Lawrence. Con: Cooper Hoffman, Mark Hamill, David Jonsson, Ben Wang, Charlie Plummer, Judy Greer. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Unicenter, Cinépolis Recoleta, Houssay, Avellaneda y Merlo, Showcase Belgrano, Norcenter, Avellaneda y Haedo.
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