Cambio de huso horario en Argentina: cómo podría influir en la salud, el sueño y la productividad

Con 151 votos afirmativos, la Cámara Baja dio media sanción al proyecto que propone cambiar del UTC -3 al UTC -4. De aprobarse esta ley, se podría modificar la rutina diaria de millones de personas.

Pero, aunque atrasar los relojes una hora parezca un ajuste menor, especialistas advierten que la alteración del ciclo natural de luz y oscuridad repercute directamente en el sueño, el bienestar físico y la productividad laboral.

Adaptación del reloj biológico

Nuestro organismo funciona con un “reloj interno” conocido como ritmo circadiano, que regula las horas de sueño y vigilia. Cuando se cambia el horario de manera abrupta, este sistema necesita un período de adaptación que puede ir de unos pocos días hasta más de una semana. Durante ese lapso, es común experimentar dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos, cansancio diurno e irritabilidad.

Los grupos más sensibles suelen ser niños, adultos mayores y personas con trastornos del sueño previos. También aquellos que deben cumplir un horario laboral estricto o quienes se rigen por horarios fijos en transporte, salud o educación.

Cómo impactaría en la salud

Diversos estudios internacionales señalan que, en el peor de los casos, los cambios de hora pueden asociarse a:

  • Aumento transitorio de accidentes de tránsito y laborales, debido a la falta de descanso.
  • Alteraciones en la presión arterial y el sistema cardiovascular, sobre todo en personas con factores de riesgo.
  • Desajustes hormonales, que pueden afectar el apetito y el estado de ánimo.

Si bien la mayoría de estos efectos son leves y pasajeros, en algunos casos pueden intensificarse si el organismo no logra adaptarse rápidamente.

Productividad y rendimiento laboral

En el ámbito laboral, los cambios de horario suelen reflejarse en un descenso inicial de la productividad. El cansancio acumulado, la menor concentración y la somnolencia repercuten tanto en el trabajo intelectual como en el físico.

Por otro lado, quienes se levantan temprano pueden verse beneficiados con más horas de luz natural al inicio de la jornada, lo que mejora el estado de ánimo y reduce el consumo eléctrico en algunas actividades. Sin embargo, ese beneficio puede contraponerse con la sensación de “anochecer más temprano”, que muchas personas viven como una pérdida de horas útiles del día.

Qué hacer para adaptarse mejor

Especialistas en cronobiología recomiendan una serie de medidas sencillas para atravesar la transición con menos impacto:

  • Adelantar gradualmente los horarios de sueño unos días antes del cambio.
  • Exponerse a la luz solar durante la mañana, lo que ayuda a sincronizar el reloj interno.
  • Evitar el exceso de cafeína, pantallas y comidas pesadas por la noche.
  • Mantener rutinas de ejercicio moderado, que favorecen el descanso.

fuente: VIAPAIS

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